Spencer Bonaventure Tracy nació un día como hoy de 1900 en Milwaukee (Estados Unidos). Para la historia del cine quedó para siempre como Spencer Tracy, uno de sus mejores actores. De vida marcada por un carácter tan áspero como apasionado, de pocas palabras y alcohólico, la vivió de forma tan cinematográfica como todas las que interpretó. Algunas de ellas salieron directamente de la literatura. Y papeles tan icónicos como el marinero Manuel de Capitanes intrépidos o el doctor Jekyll y Mr. Hyde llevan su impronta más única. Ellos dos y otro par son mi selección para recordarlo.
Capitanes intrépidos (1937)
Dirigida por Victor Fleming y basada en la novela de Rudyard Kipling, contó con Tracy y Freddie Bartholomew, el niño prodigio de la época, como protagonistas de un reparto excepcional que completaban Lionel Barrymore, Mickey Rooney, Melvyn Douglas o John Carradine. Fue candidata a los premios Óscar al mejor montaje, a la mejor película y al mejor guion. Y Tracy lo ganó al mejor actor principal por su interpretación de uno de esos personajes que llegan al corazón de todas las generaciones de espectadores que la ven: Manuel, el pescador portugués de una goleta que rescata a Harvey Cheyne, el repelente niño rico que cae el mar accidentalmente desde el barco donde viaja con su padre.
Obligado a tener que pasar allí los tres meses siguientes con él y el resto de la tripulación, Harvey vivirá muchas aventuras. También aprenderá el valor del esfuerzo, además de la valentía, una valentía que necesitará para enfrentarse a las peores experiencias que también tendrá.
El extraño caso del Dr. Jekyll (1941)
Tracy repitió con Victor Fleming en otra adaptación de otro clásico literario como la obra homónima de Robert Louis Stevenson, publicada en 1886. El actor compuso un inolvidable retrato del amable y bondadoso doctor Jekyll, el científico obsesionado con encontrar una fórmula para controlar los impulsos malvados del ser humano. Y solo necesitó muy poco maquillaje y una soberbia capacidad para descomponer su rostro en su expresión más maligna cuando se convertía en el temible señor Hyde, un ser abominable que aterroriza el Londres nocturno de 1887.
Lo acompañaron dos actrices de campanillas como Ingrid Bergman y Lana Turner.
El estado de la Unión (1948)
Basada en la obra teatral de Russell Crouse y Howard Lindsay, que ganó el Premio Pulitzer en 1946, la dirigió otro artesano como Frank Capra. Y Tracy tuvo de compañera protagonista a su mejor pareja tanto en el cine como en la vida real: Katharine Hepburn.
Aquí Tracy es el magnate Grant Matthews que, impulsado por la influyente directora de un periódico con la que también mantiene un romance, decide presentarse como candidato a presidente de los Estados Unidos por el Partido Republicano. Pero eso le supondrá compromisos muy incómodos a niveles tanto políticos como personales, sobre todo con su esposa (Hepburn) de quien está separado.
El reparto lo completaban Van Johnson y Angela Lansbury.
El viejo y el mar (1958)
Dirigida por John Sturges, la protagonizaron Tracy, Felipo Pazos y Harry Bellaver. Se basaba en la novela corta homónima de Ernest Hemingway, que salió en 1952. Fue su último trabajo de ficción importante publicado en vida.
Tracy componía con su maestría habitual a Santiago, un anciano pescador que lleva toda la vida dedicado al mar para ejercer el oficio que tanto le apasiona. Así que decide seguir con sus hazañas y se lanza a una nueva aventura. No le importará ser objeto de las burlas de todos, que lo toman también por loco por querer seguir echándose al mar a su edad.
Pero para Santiago será un reto, quizás el último. La suerte nunca lo ha acompañado mucho y él tiene que seguir intentándolo después de varios meses sin conseguir pescar nada. Entonces, un día un gran pez muerde su anzuelo y lo arrastra mar adentro, en un travesía que resulta estar llena de recuerdos y arriesgadas situaciones al que deberá enfrentarse antes de regresar a tierra.