58 marzos de Jo Nesbø. Fragmentos de sus novelas y nuevo libro en abril

Fotografía: (c)Erik Birkeland

A Jo Nesbø, el maestro vikingo de novela negra e infantil, le caen hoy 58 marzos. Un día 29 vio su primera luz, seguramente bastante oscura, en Oslo. El año pasado estuvimos de celebración con el 20 aniversario de también la primera luz de su criatura más famosa, el comisario Harry Hole. Y también por estas fechas hablábamos con el escritor en Barcelona.

En este 2018 el próximo 5 de abril se publica su nuevo libro, Macbeth, su particular versión del clásico de Shakespeare sobre policías corruptos en un lluvioso Oslo de los 70. Pero hoy para soplar esas 58 velas selecciono una colección de frases y fragmentos de su serie sobre Hole. No están todas las que son, pero sí son todas las que están. Pues que sean otros 58 marzos y sus admiradores hasta la médula los veamos. Skål!

Muchas gracias a los miembros de Enganchados a Jo Nesbø por la recopilación de estas y otras frases a lo largo del tiempo.

El murciélago

  • “La violencia es como la Coca-Cola y la Biblia. Un clásico.”

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  • “Durante toda mi vida he estado rodeado de gente que me quiere. Siempre he tenido todo lo que he deseado. En definitiva, no puedo explicar por qué acabé como acabé. —Un soplo de aire acarició el cabello de Harry, tan suave y ligero que tuvo que cerrar los ojos—. Por qué terminé convirtiéndome en un alcohólico.”

Cucarachas

“—No van a publicar afirmaciones inconsistentes de un policía alcoholizado, Hole.

—Si se trata de un policía alcoholizado «famoso», lo harán.”

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“—Nada. Gracias, Oddgeir. Por cierto, ya he dejado la botella.

—Ah. ¿Cuántos días hace?

—Ochenta horas.

—¿Es duro?

—Bueno. Al menos los monstruos siguen debajo de la cama. Pensé que iba a ser peor.

—Esto solo acaba de empezar, recuerda que vas a tener días malos.

—¿Los hay de otro tipo?”.

Petirrojo

  • “Harry encendió un cigarrillo, inspiró el humo e intentó imaginarse cómo los capilares sanguíneos de las paredes pulmonares absorbían la nicotina con avidez. Cada vez le quedaban menos años de vida y la idea de que jamás dejaría de fumar lo llenaba de una extraña satisfacción.”

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“—He oído que sigues pasando las horas sentado en el restaurante Schrøder, ¿es cierto, Harry?

—Menos que nunca, jefe. ¡Dan tantos programas buenos por la tele!

—Pero sigues pasando horas allí sentado, ¿no?

—Es que no les gusta que estés de pie.

—¡Venga ya! ¿Has vuelto a la bebida?

—Lo mínimo.

—¿Qué mínimo?

—Si bebiera menos, me echarían de allí.”

Némesis

  • “Perder la vida no es lo peor que le puede pasar a una persona. —Harry ya sabía lo que venía a continuación—. Lo peor es perder la razón de vivir.”

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  • “Miró a Harry. Un alcohólico. Un liante. Un cabezota insoportable y arrogante a veces. Y su mejor investigador».

La estrella del diablo

  • “—Rakel no intenta cambiarme. Es una mujer sabia. Prefiere dejarme.”

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“Aune sonrió, miró el reloj y se levantó.

—Eres una persona muy extraña, Harry.

Se puso la chaqueta de tweed.

—Ya sé que últimamente has estado bebiendo, pero tienes mejor pinta. ¿Ha pasado ya lo peor, por esta vez?

Harry negó con la cabeza.

—Solo estoy sobrio”.

El redentor

  • “—Creo que uno tiene que encontrar algo que le guste de sí mismo para sobrevivir. Algunos dirían que estar solo es algo insociable y egoísta. Pero eres independiente y no arrastras a nadie contigo hacia abajo cuando te diriges hacia allí. Mucha gente teme quedarse sola. Pero a mí me hacía libre, fuerte e invulnerable.”

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  • “—Lo dijo ella. Que yo era un submarino. Que desciendo hasta lo más oscuro y lo más frío, allí donde no se puede respirar, y solamente subo a la superficie una vez cada dos meses. No quería hacerme compañía allí abajo. Es lógico.”

El muñeco de nieve

  • “—Yo soy de los que tienen mucha experiencia en perder el control. Casi no me he entrenado en otra cosa que en desmadrarme. Soy cinturón negro en pérdida de control.”

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“—¿Y a qué se debe tu infelicidad, Harry?

Le salieron las palabras antes de que le diese tiempo a pensar.

—A que quiero a alguien que me quiere a mí.”

El leopardo

“El aduanero se quedó mirando a Hagen con cara de no querer renunciar, pero al ver la señal que, con los ojos cerrados, le hacía un aduanero de más edad con divisas doradas en las hombreras, le dio una última vuelta a la mano antes de sacarla. La víctima se quejó un poco.

—Ponte los pantalones, Harry —dijo Hagen, y se dio media vuelta.

Harry se vistió y se volvió hacia el aduanero, que estaba quitándose el guante de látex.

—¿A ti también te ha gustado?”

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“—¿Has bebido, Harry?

—¿Quieres oírlo?

—Tu abuelo bebía. Yo lo quería mucho. Borracho o sobrio. No hay mucha gente que pueda decir lo mismo de un padre borracho. No, no quiero oírlo.

—Ya.

—Y lo mismo puedo decir de ti. Te quiero. Siempre. Borracho o sobrio. Ni siquiera ha sido difícil. Aunque eras muy combativo. Te enfrentabas a la mayoría, incluido tú mismo. Pero quererte es lo más fácil que he hecho en la vida, Harry.

—Papá…

—No queda tiempo de hablar de cosas sin importancia, Harry. No sé si te lo he dicho antes, creo que sí, pero a veces pensamos tanto en una cosa que creemos que la hemos dicho en voz alta. Siempre he estado orgulloso de ti.”

Fantasma

  • “—Pues sí. Hay cosas que sí se pueden dejar atrás, Rakel. El truco contra los fantasmas es atreverse a sostenerles la mirada el tiempo suficiente para comprender que eso es exactamente lo que son. Fantasmas. Fantasmas sin vida y sin poder.”

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  • “—Entiendo que esa es mi misión en la vida, cariño, repartir alegría”.

Policía

  • “—A Harry lo recordaremos siempre —dijo Bjørn Holm—. Insuperable, inigualable.”

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“—Øystein, necesito consejo.

—Pues es no, no te cases. Una mujer estupenda, Rakel, pero el matrimonio trae más problemas que diversión. Escucha a un viejo zorro de los casorios.

—Pero, Øystein, tú nunca has estado casado.

—Pues por eso lo digo.”

La sed

“—¿Harry? —susurró.

—¿Te he despertado? —Su voz profunda y tranquila era la de siempre.

—Estaba soñando contigo.

Se deslizó hacia el interior de la habitación sin encender la luz mientras se desabrochaba el cinturón y se sacaba la camiseta por la cabeza.

—¿Conmigo? Eso es malgastar tus sueños. Yo soy tuyo».

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  • “Harry abrió la boca, oyó el gorgoteo de la sangre y volvió a morder. Su boca se llenó de sangre caliente. Puede que hubiera acertado en la arteria, puede que no. Tragaba, era como beber una salsa espesa que sabía asquerosamente dulce.”

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