Harry Hole. 20 años con el carismático policía de Jo Nesbø. ESPECIAL

ESPECIAL HARRY HOLE

Harry Hole ha vuelto. Sus miles de seguidores nos hemos echado a la calle hoy, 23 de marzo, para hacernos con La sed. Se publica la undécima novela de la serie de Jo Nesbø sobre su más aclamado personaje y uno de los más particulares y carismáticos del género. Quien se engancha lo idolatra y quien no, ya se sabe, para gustos, los colores. Yo me considero Hermana Mayor de la Cofradía por la Gloria Eterna de Harry Hole, así que ya está todo dicho.

También este año se cumplen 20 desde la publicación de su primera novela en su país de origen, El murciélago. Aquí llegó con su tercer título, Petirrojo. Y recordamos que en octubre tenemos la adaptación cinematográfica de El muñeco de nieve, del sueco Tomas Alfredson y con Michael Fassbender como protagonista. Así que va este especial. Para incondicionales de Hole y, claro, de Jo Nesbø, que este sábado 25 estará en Barcelona en su gira de presentación.

Antes de nada decir que me he leído todo de Nesbø además de la serie Harry Hole. Lo publicado en español –serie Doctor Proctor y Headhunters– y lo que aún falta, que he podido conseguir en inglés –The son, Blood on snow y Midnight sun-. Y me gustan todas. Esperemos que pronto se publiquen esos títulos.

Jo Nesbø

Jo Nesbø (Oslo, 1960) es un escritor noruego delgado y fibroso. Media la cincuentena de marzos, en seis días serán los 57. Tiene los ojos claros, fríos y tranquilos, y la cara triangular de gato rubio y esmirriado al que le gusta escalar rocas para superar su miedo a las alturas. En fin, un gesto de no dar un ruido, de si yo solamente pasaba por aquí. Pero también tiene cara de psicópata, de macarrilla inofensivo que esconde a un monstruo desalmado de mente diabólica y creadora de las mayores atrocidades.

Todos podemos imaginar barbaridades en algún momento porque la crueldad y hacer el mal los llevamos de serie. Quienes leemos y amamos la novela negra lo sabemos hasta grados insospechados, aunque la realidad siempre supera la ficción. Pero este señor las imagina y las escribe con un arte y maestría insuperables. Y desde que era pequeño. En el colegio tenían que escribir redacciones de temas como, por ejemplo, excursión al campo. Pues bien, en las suyas nadie regresaba vivo, lo que llevaba a que los profesores se mosquearan un poco con él.

O sea, que el chiquillo ya apuntaba maneras muy oscuras, pero entonces le tiraba más el fútbol. Una inoportuna lesión de los ligamentos en las rodillas privó a Noruega de la leyenda que hubiera sido su delantero más famoso. Del disgusto, se pasó unos años de militar y después, espabilado como era también con los números, estudió Administración de Empresas y Económicas mientras andaba en más trabajos.

Terminó de tiburón de la Bolsa. A la vez, tocaba la guitarra y componía canciones para su banda, Di Derre, que formó con unos colegas y un hermano pequeño, al que Odín llamó demasiado pronto al Valhalla hace unos años. Eran malos a rabiar hasta que fueron menos malos, dieron un pelotazo y empezaron con giras por todo el país.

Pero un día el chaval, ya nada chaval, se quemó de trabajar en la oficina por la mañana y coger aviones para cantar por la noche en el garito de turno. Así que dijo que se tomaba un descanso. Se fue lo más lejos que pudo y, lógicamente, eso son las Antípodas. Antes, una amiga editora le había pedido que escribiera algo sobre la historia y el éxito de su banda. Pero él no tenía intención de escribir nada de eso.

Nace Harry Hole

Y para mí que debió de ser el jet lag o haberse ido poniendo cabeza abajo según se acercaba a la tierra de los canguros. Eso, o que tuvo la suerte del toque de inspiración divina que solo te viene una vez en esta vida. Así que empezó a darle a la tecla y retomó la temprana tendencia a cargarse al personal en la ficción.

De protagonista se inventó a un tío que, en principio, no tenía nada que ver con él y que terminó siendo el PERSONAJE que todo escritor sueña con crear. Y a la primera. Le dio treinta y dos años y un físico imponente de vikingo al uso: 194 centímetros de estatura, por supuesto rubio y de ojos claros siempre enrojecidos, orejas grandes, pelo cortado al cepillo y, en teoría, aspecto poco atractivo. Lo vistió descuidadamente con vaqueros, camisetas, cazadoras o abrigos y botas Dr. Martens. Y con esa pinta y envergadura más bien te imaginas a una mala bestia de las de cambiarse de acera si te la cruzas.

El nombre que le puso, Harry, se lo tomó prestado a su jugador de fútbol favorito y el apellido, al jefe de la policía local del pueblo de su abuela, donde veraneaba de niño.

A ese Harry Hole le colgó una biografía con una familia en la que falta su madre. Su padre, Olav, no termina de superar la pérdida de la esposa ni de aceptar la complicada profesión del hijo. Y su hermana menor, Søs, tiene síndrome de Down y es su debilidad. También le puso los miedos a la oscuridad y a los ascensores.

Le añadió una serie de golpes vitales difíciles de digerir y un carácter con tanta inteligencia como ingenuidad. Harry es tozudo, solitario, antisocial, lleno de contradicciones, incluso salvaje y brutal a veces consigo mismo más que con los demás. Pero también se entrega sin reservas a ellos y a lo que cree y es de una generosidad y un romanticismo exacerbados y arrebatadores.

Pero, sobre todo, Nesbø lo hizo imprevisible. Y la forma en que Harry va evolucionando a lo largo de la serie es la que consigue atraparte. Trama, secundarios, etc. funcionan porque está él y a la vez lo complementan. Eso sí, si no te engancha, ya no lo logrará por más que te empeñes. Que también ocurre. Pero si te ha cazado, no te soltará, incluso aunque acabe desapareciendo algún día por obra y gracia de su señor padre.

Una personalidad así resulta que es un inspector de la policía de Oslo y un alcohólico sin remedio. Y una tiene querencia por los agentes de la ley de cualquier nacionalidad (ficticios o reales) heridos o con taras por fuera o por dentro. Así que descubrió a un ejemplar como Harry Hole y se rindió también sin remedio.

Serie de Harry Hole

Con todo esto Nesbø situó la primera novela de Harry Hole en aquel país tan particular que es Australia, como un primer aviso de que su personaje también iba a ser así. Lo puso a perseguir a un asesino en serie, lo enamoró tan profunda como trágicamente y lo hizo contar unos cuantos de esos malos golpes. Al mismo tiempo lo llevó por ese infierno de alcohol en el que lo hará entrar y salir, cuando le venga en gana, durante otros nueve libros más. Para escribir ese primero solo tardó cinco semanas y lo tituló El murciélago.

1. El murciélago – 2. Cucarachas – 3. Petirrojo

La cuestión es que, para mí, Harry Hole es un personaje que ha logrado representar la compleja y ambigua naturaleza humana con perfección rayando lo absoluto. Incluso la defino como la perfección de la imperfección y, además, con la magia de conseguir que si Hole fuera real, querrías cruzártelo, te irías detrás y te pondrías a su disposición para lo que se terciara. Y para lo que se terciara es PARA LO QUE SE TERCIARA (entienda cada cual lo que quiera). Eso se llama carisma.

Eso, o llevártelo a casa para adoptarlo y ponerle un chip: este perrillo es mío. Ya no permitiré que su padre lo haga pasar por tantas desgracias, accidentes y torturas. Que al pobre Harry le ocurre de todo. Palizas, ahogamientos, aludes que lo entierran vivo, mutilaciones, desfiguraciones, enganche total al Jim Beam, al opio y ocasionales chutes de drogas más duras, casi degollamientos y disparos.

Eso por no hablar ya de disfrutar/sufrir un amor/desamor que no lo vuelve loco de milagro (a él no, pero a ti sí). O sea, que lo de menos es que beba. Poco vicio es para aguantar tanta tralla, aunque Harry vaya saliendo mal que bien, le echen siempre una mano que él nunca se explica ni cree merecer y… aunque todo el mundo lo quiera, los primeros, sus lectores.

El caso es que los que se lo hayan encontrado ahora tienen la suerte de empezar por El murciélago. Yo recomiendo que sigan el orden de los títulos. Su lectura evolucionará igual que la serie y los personajes, y disfrutarán más. Pero el resto lo conocimos en la tercera historia, Petirrojo, donde aparecen personajes que se irán haciendo habituales en la serie (hasta que el señor Nesbø quiere, claro).

Toque único

Nada más empezar Petirrojo está ese toque especial. Lo vemos desde la primera y caótica escena de la vigilancia en un coche donde hay dos policías que son compañeros. Una mujer y un hombre al que ella tiene que controlar por su constante anticipación e intuición ante lo que sucede, y su imprevisibilidad por lo que se le ocurra hacer.

Luego, pueden ser los diálogos, algunos con un humor muy particular que existe en toda la serie. O puede ser esa inestabilidad pero seguridad en sí mismo que muestra Harry, su capacidad para ver que va resolver el problema o el caso a su manera. O quizás es simplemente una frase o uno de esos gestos, como decía. Pero sabes que la sensación al leerlos e imaginarlos es nueva. Harry puede compartir características con los muchos policías que ya conoces. Pero él es distinto. Tiene algo ÚNICO que no creo que se pueda definir bien. O quizás no es algo, sino TODO.

Es muy difícil sobresalir en un género como la novela negra. Hay tanto estereotipo, tantos caminos ya transitados, tantos buenísimos policías protagonistas… Pero cuando terminé Petirrojo, me había quemado con Harry Hole como muy muy pocas veces. Ojo, con él, con ese acierto en la forma de estar construido. La trama no deja de ser clásica, más o menos leída ya en tantas otras, pero él es completamente nuevo.

4. Némesis – 5. La estrella del diablo – 6. El redentor

Así que consigues la serie y la vas devorando más que leyendo. Vas conociendo más a Harry. Hasta te haces mayor con él desde sus primeros treinta años hasta los cuarenta que pasa ya en Policía. Bueno, a él y a todos los demás secundarios excelentes que lo rodean. Pero a partir de El redentor, empiezas a pensar que el siguiente libro ES MEJOR.

Al acabar El leopardo, cuyas páginas has ido pasando casi temblorosamente ya, te has enganchado tanto que remueves cielo y tierra para dar con ese murciélago, Cucarachas, Fantasma y Policía —entonces aún no publicados en español—. Yo los encontré y los leí en inglés, pero lo hubiera hecho hasta en noruego y con traductor cutre. Policía TE REMATA. Y con la emoción en el cuerpo durante muchos días después, concluyes que en poco más de cinco meses te has leído una de las mejores series negras de todos los tiempos.

Harry y todo(s) lo(s) demás

No es solo ya por el protagonista, sino por la progresión en calidad narrativa y argumental. Por cómo ves pulirse el estilo y la técnica. Por supuesto, te has dejado manipular al antojo del señor Nesbø, pero te da exactamente igual. Es lo que quieres: seguir encontrando ese giro de 180 grados que vas intuyendo pero no crees posible. O sí, pero no lo quieres creer por más que Harry te demuestre que cae cien veces en los mismos errores y horrores, que es capaz de lo mejor y lo peor.

Te decepciona, te entristece, te enfurece su debilidad, cómo se tambalea incomprensiblemente cuando lo tiene todo, inteligencia, sagacidad, intuición, perseverancia… Pero no importa. Su capacidad de atracción y seducción te hace caer con él y también levantarte con él, perdonarle hasta lo peor, compartir todos esos golpes. Algunos son tan verdaderamente inesperados como el final antológico de El redentor o, a mi parecer, el más terrible de toda la serie que sucede en Policía. Y desde luego no faltan escenas terroríficas e impactantes en todos los libros.

Además, vas avisada. Lo ves venir porque le has pillado el truco a Nesbø. Pero no, te empeñas en que eso no va a ocurrir, eso no, que no… Pero ocurre. Y no quieres seguir leyendo. Te lo has creído, te crees que HA PASADO DE VERDAD. El (no sé si mínimo) consuelo es que Policía también se lleva la palma con el Harry más luminoso, enamorado y feliz.

Nunca lo has leído así, casi con la ingenuidad del principio, siempre con inseguridades pero, para variar, con un optimismo que le sienta fenomenal, aunque a ti te da más miedo todavía. Esto se va a estropear, seguro. Entonces llegas al final y… Ay, ese final… En fin, también increíble después de tanto mal trago tras los intensos El muñeco de nieve, El leopardo y Fantasma. Sobre todo en Fantasma lo has visto convertirse en el Harry más oscuro, peligroso y descontrolado.

7. El muñeco de nieve – 8. El leopardo – 9. Fantasma

Personajes habituales

En fin, que empatizas con todo. Con Harry y con la cohorte de secundarios, desde los buenos hasta los malos más malísimos.

Están los jefes Bjørn Møller y Gunnar Hagen. Los compañeros como Ellen, Jack Halvorsen, Bjørn Holm o la inmediatamente querida Beate Lønn, el psiquiatra Ståle Aune, los amigos como el taxista pirado de Øystein y el friki de Tresko, la inestable pero superdotada Katrine Bratt, o Kaja Solness, un rayo de esperanza en El leopardo.

También están esos canallas como el refinado cabrón Tom Waaler y el elegante y temible Mikael Bellmann con esa rata que es su acólito Truls Berntsen. Y los asesinos más monstruosos, las situaciones imposibles, los crímenes más espantosos o las puestas en escena más impactantes. Te gustan TODOS y no puedes evitarlo.

Y cómo no: Rakel Fauke y su hijo Oleg, o el amor más real, lleno de altibajos, de contratiempos y desastres, pero inmenso y profundo. El sí pero no constante y adictivo, devastador y glorioso al mismo tiempo.

Y cuando se acaba

Por eso, cuando terminé, primero me quedé vacía, luego noté el nudo de angustia por entender completamente a Harry. Se me había acabado mi Jim Beam y me esperaba un resacón de proporciones épicas, como así fue. Por último, rogué a Thor para que le diese el martillazo de martillazos a ese Nesbø. «¡Que le aplaste la cabeza!», me dije con mi vena más Hole desatado. Así se queda todo como está, o sea, PERFECTO.

Pero no, una muy inquietante puerta se queda abierta. Sí, hay más Harry. Ahora, en La sed. Y vuelven los interrogantes, la incertidumbre sobre su futuro. Más cábalas. ¿Cómo se quedará esta vez? ¿Será la última, la definitiva? ¿Será capaz el señor Nesbø de cargarse a su pedazo de gallo de todos los huevos de oro? Seguro que no, ¿o sí? En fin. Casi ya no quieres imaginarlo, piensas que no lo resistirás. YA NO.

Pero sí, lo resistiremos y estamos deseando leer esta nueva historia de tema vampírico. De nuevo con mucha sangre, giros de trama y momentos que no son lo que parecen, tan de Nesbø. Nos reencontramos con los personajes habituales y hay alguno nuevo. La reseña estará en breve, porque ya van 23 páginas y la cosa promete MUCHO. Así que no me va a durar nada en las manos.

Así que…

acompañar a alguien —aunque sea ficticio— que te hace sentir, con tanta verdad, la desesperación, el miedo, el sufrimiento, la intriga, la sorpresa, el horror, el sacrificio, el descontrol, la amistad y el amor con la intensidad que significa Harry Hole es un placer que se logra pocas veces.

Eso de engancharse tanto que te irías a con él hasta al infierno es mérito de los grandes. Y el señor Nesbø lo es. De los MÁS GRANDES. Infinitamente agradecida por hacernos disfrutar tanto a tantos.

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  1.   Nurilau dijo

    Para una lectora de la cofradía de Harry Hole este artículo es una maravilla, primero por la pasión, la admiración y la veracidad con que está escrito, y segundo porque me siento totalmente identificada. Hace mucho que el Sr. Nesbo me dejó trastocada con Harry, uno de mil últimos románticos. Muchas gracias Mariola.

    1.    Mariola Díaz-Cano Arévalo dijo

      ¿Qué quieres que te diga que no sepas ya? Muchísimas gracias por tu comentario.