Muere el poeta Rafael Guillén. Selección de poemas

Fallece el poeta Rafael Guillén

Fotografía: (c) Alberto Granados. Web de Rafael Guillén.

Rafael Guillén, poeta granadino representativo de la llamada Generación de los 50, fallecía ayer a los 90 años de edad. De larga trayectoria y vida muy viajera, su obra Los estados transparentes se vio recompensada en 1994 con el Premio Nacional de Literatura. Recordamos, acercamos o descubrimos su figura con una selección de 4 poemas.

Rafael Guillén

En 1953 se dio a conocer en la literatura al ser miembro de Versos al Aire Libre, un grupo de jóvenes escritores que irrumpieron en el panorama poético granadino de posguerra después de la muerte de García Lorca. Tres años después publicaba su primer libro de poemas, Antes de la esperanza. Y siguieron sus libros Pronuncio amor, Elegía y Cancionero-guía para andar por el aire de Granada.

En total firmó una veintena de libros de poesía pero también escribió prosa y ensayo. La recopilación de su trabajo está en varias antologías, la última de ellas publicada en 2017. Y tanto poemas como artículos se han traducido a más idiomas así como les han puesto música varios autores.

Fue miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada y de la de Nobles Artes de Antequera. Y entre sus muchas distinciones están la Medalla de Oro de la Ciudad de Granada, la de la Provincia de Granada, la de Honor de la Academia de Bellas Artes de Granada, la Insignia Poeta Don Luis de Góngora de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba y la Medalla de Honor de la Fundación Rodríguez-Acosta.

Selección de poemas

Teoría del orden

Ha recostado sin pudor la vaca
sagrada su famélica osamenta
sobre el asfalto de la concurrida
avenida y, ajena a cualquier norma
de urbanidad, asiste imperturbable
al tumulto y al ruido que ocasiona
su mayestática indolencia y sabe
que ese es el orden porque desde siempre
fue así dispuesto, como bien podría
no haberlo sido así o como, sospecha,
puede haber mundos en los que las vacas
no se recuestan provocando atascos
en la circulación y acaso piensa
qué le vamos a hacer, mientras soporta
en derredor el tráfico incesante
de rickshaws y de motos y autobuses
renqueantes y viejas bicicletas
y en sus lánguidos ojos se reflejan
las fachadas color de rosa, el salto
de los monos que trepan por las sucias
paredes, las basuras, los montones
de frutas, tenderetes y portales
de cachivaches, una turbamulta
abigarrada y cabras por las altas
azoteas y algún camello suelto
y las bocinas y los gritos y ella
tumbada allí, ejerciendo indiferente
su potestad, rumiando en sus adentros
que si esto es así y no de otro modo
es porque, a no dudar, tendrá que serlo.

Derrumbe en la palabra

A veces se produce
un súbito vacío en la palabra.
A veces se produce un cataclismo
dentro de la palabra,
un derrumbe geológico en el fondo
de sus cavernas que la dejan hueca.
Y ya no suena espesa,
compacta, como suena
la carne joven, como suena
el mármol o el cristal. Suena a materia
deshecha, a pabellón deshabitado,
a árbol podrido, a inexistencia, a nada.

Cuando la bestia, que ha abdicado
de ser hombre, se suelta y pone muerte
y terror en los sitios
donde la vida andaba en sus quehaceres
diarios, la palabra
espanto ya no dice nada,
ni la palabra horror, ni la palabra
asesinos. Se forma
un agujero negro en lo más hondo
del universo del lenguaje,
que absorbe la lumbrera de cualquier
significado.

Habría que crear

una palabra nueva; una palabra
hecha de sangre y de agonía;
una palabra hecha de inocentes
despedazados; una
palabra hecha de desesperanza,
de maldición y asco.

La huella

Todo lo bello deja un hueco

en el lugar en donde estuvo, como
queda la huella
de un cuadro en la pared en donde
permaneció colgado un tiempo.
Así, por donde pasas, vas dejando
sucesivas imágenes
que, aunque invisibles,
están ahí y que puedo
ver con los ojos del amor. Son como
migajas de hermosura,
pequeñas vibraciones
del aire, notas sueltas
de una canción que tal vez nunca
llegó a sonar.
Y no me esfuerzo en perseguir
una gozosa cercanía
porque el tacto es mucho menos
real que este saberte
presente en esa persistente huella,
ese consuelo que me dejas
cuando te vas, ese milagro
que no termina.

Pronuncio amor

Vengo de no saber de dónde vengo
para decir amor, sencillamente.
Para pensar amor, sobre la frente
sostengo qué sé yo lo que sostengo.

Para no detener lo que detengo
siembro en surcos y versos mi simiente.
Para poder subir, contra corriente,
tengo sujeto aquí, no sé qué tengo.

Venir es un recuerdo, si se llega.
Pensar es una huida, si se toca.
Sembrar es una historia, si se siega.

Sólo acierta en amor quien se equivoca
y entrega mucho más de lo que entrega.
Después, toda esperanza será poca.

Fuente: web de Rafael Guillén.


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