Aldous Huxley. Selección de frases, fragmentos y poemas

Aldous Huxley

Aldous Huxley fue un escritor, poeta y filósofo inglés del que hoy se cumple el 60 aniversario de su muerte. Su obra más conocida y reconocida es Un mundo feliz. Lo recordamos con esta selección de fragmentos, frases y poemas.

Aldous Huxley

Nacido en una familia de intelectuales, en su juventud tuvo graves problemas en la vista que postergaron sus estudios en Oxford, pero se recuperó, los terminó y estuvo viajando por Europa como crítico de arte y literatura.

Escribió poesía y cuentos y sus primeras novelas no fueron muy bien. Pero en 1932 publicó la que sería la más famosa y controvertida: Un mundo feliz. Visionaria y distópica a partes iguales, reflejaba las obsesiones que más le inquietaban como el control del estado y la deshumanización de la tecnología.

Más tarde se estableció en Estados Unidos, donde murió a causa de un cáncer de garganta en Los Ángeles a los sesenta y nueve años.

Aldous Huxley — Selección de fragmentos, frases y poemas

Contrapunto

  • La mejor broma de Dios, en lo que le concernía, era que no existía. Simplemente, que no existía. Ni Dios ni el diablo. Porque si existiera el diablo, existiría también Dios. Todo lo que existía era el recuerdo de una estupidez sólida y repugnante, y ahora un formidable pugilato. Primero un asunto para la lata de basura y luego una farsa. Pero, en el fondo, acaso fuese eso el diablo: el espíritu de las latas de basura. ¿Y Dios? Dios, en este caso, sería la ausencia de latas de basura.
  • … de poseer, entonces, yo se lo aseguro, este mundo se parecería mucho más al reino de los cielos de los que se parece bajo nuestro régimen cristiano-intelectual-científico actual.

Un mundo feliz

  • Y he aquí el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno debe hacer.
  • La locura es contagiosa.
  • Las palabras pueden llegar a ser como los rayos X, que atraviesan cualquier cosa, si uno las emplea adecuadamente
  • Lo que une el hombre la naturaleza es incapaz de separarlo.
  • Cuanto más grande es el talento de un hombre, más puede corromper a los otros.
  • … La felicidad real siempre aparece escuálida por comparación con las compensaciones que ofrece la desdicha. Y, naturalmente, la estabilidad no es, ni con mucho, tan espectacular como la inestabilidad. Y estar satisfecho de todo no posee el hechizo de una buena lucha contra la desventura, ni el pintoresquismo del combate contra la tentación o contra una pasión fatal o una duda. La felicidad nunca tiene grandeza.
  • Nada se puede alcanzar sin constancia.
  • Pero yo no quiero la comodidad. Yo quiero a Dios, quiero la poesía, quiero el verdadero riesgo, quiero la libertad, quiero la bondad. Quiero el pecado.
  • No puede haber una civilización duradera sin abundancia de agradables vicios.
  • Reclamo el derecho a ser desgraciado.
  • Prefiero ser yo mismo, yo y desdichado, antes que cualquier otro y alegre.
  • Si uno es diferente está condenado a la soledad.
  • La felicidad es un dueño tiránico, sobre todo la felicidad de los demás.
  • Los discursos sobre la libertad del individuo. La libertad de no servir para nada y ser desgraciado. La libertad de ser como clavija redonda en el agujero cuadrado.
  • La familia, la monogamia, el romanticismo, por doquiera exclusivismo: por doquiera concentración del interés, la estrecha canalización de impulso y la energía.
  • No hay civilización sin estabilidad social. No hay estabilidad social sin estabilidad emocional.
  • Sería pura crueldad afligirlos con un excesivo ocio.
  • Cuando todos se muestran recelosos con uno, se vuelve uno también receloso con ellos.
  • Hay que estar dolorido, inquieto; de otra forma no se acierta con las frases verdaderamente buenas, penetrantes.
  • Una de las principales funciones de un amigo es el sufrir los castigos que queremos -y no podemos- infligir a nuestros enemigos.

El espejo

A cámara lenta, la luz de la luna una vez atravesó
el soñador espejo,
donde, hincados, inviolablemente hondos,
viejos secretos no olvidados albergan
inolvidables maravillas.
Pero ahora polvorientas telarañas se entrelazan
por el espejo, el que antaño
viera los dedos que retiraban el oro
de una despreocupada frente;
y las profundidades son cegadas a la luna,
y olvidados sus secretos, nunca dichos.

Las puertas del templo

Numerosas son las puertas del espíritu que llevan
al más íntimo santuario:
y considero las puertas del templo divinas,
pues el dios del lugar es Dios mismo.
Y estas son las puertas que Dios dispuso
que a su casa llevaran: vino y besos,
fríos abismos del pensamiento, juventud sin tregua,
y tranquila senectud, plegaria y deseo,
el pecho del amante y de la madre,
el fuego del juicio y el fuego del poeta.

Pero él que venera en soledad esas puertas,
olvidándose del santuario de más allá, verá
de pronto abrirse los cierres,
revelando, no el trono radiante de Dios,
sino los fuegos de la ira y del dolor.


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