34 años sin Cortázar: Sus mejores escritos

Julio Cortázar murió en 1984, concretamente el día 12 de febrero, por lo que ayer hizo 34 años de su fallecimiento. Dicen que los genios nunca mueren, y es cierto, sus obras perduran siempre, por lo que hoy hemos querido repasar junto a vosotros algunos de sus mejores escritos. Sí, son muchos, pero tenemos un ratito que bien podemos dedicar a uno de los mejores escritores argentinos que hemos tenido. Aunque como seguro ya sabréis, su país natal fue Bélgica.

Julio Cortázar, maestro argentino

Cortázar escribió cuento, escribió prosa, fue traductor, hizo ensayos, también le dio a la poesía y cómo no, a las críticas… ¿Le faltó algo por escribir? ¡Pensamos que no!

Todas y cada una de sus obras completas podéis encontrarlas editadas por la Galaxia Gutenberg; sin embargo, hoy en Actualidad Literatura, hemos querido repasar alguno de sus mejores escritos… Aunque la literatura, como cualquier otro arte, tiene cierto gusto subjetivo, podemos estar casi convencidos, que entre los escritos seleccionados, encontraréis alguno de vuestros favoritos. ¡Esperamos que los disfruten!

«Rayuela» (1963)

De esta contranovela tan popular podemos seleccionar muchos buenos textos, sin embargo nos quedamos con este, que nos parece de una exquisitez soberbia (pertenece al capítulo 7 de la obra):

«Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua».

«Historias de cronopios y famas» (1962)

Una obra de cuentos cortos que despiertan la mente más imaginativa y surrealista del lector. El siguiente texto recibe el título de ‘Haga como si estuviera en su casa’:

«Una esperanza se hizo una casa y le puso una baldosa que decía: Bienvenidos los que llegan a este hogar.
Un fama se hizo una casa y no le puso mayormente baldosas.
Un cronopio se hizo una casa y siguiendo la costumbre puso en el porche diversas baldosas que compró o hizo fabricar. Las baldosas estaban colocadas de manera que se las pudiera leer en orden. La primera decía: Bienvenidos los que llegan a este hogar. La segunda decía: La casa es chica, pero el corazón es grande. La tercera decía: La presencia del huésped es suave como el césped. La cuarta decía: Somos pobres de verdad, pero no de voluntad. La quinta decía: Este cartel anula todos los anteriores. Rajá, perro».

«Bestiario» (1951)

Fue el comenzar del Cortázar «cuentista». En esta obra podemos encontrar cuentos, concretamente un total de ocho, en los que los hechos más cotidianos se vuelven pesadillas. El siguiente fragmento que analizamos es de su cuento titulado «Carta a una señorita en París».

«Cuando siento que voy a vomitar un conejito me pongo dos dedos en la boca como una pinza abierta, y espero a sentir en la garganta la pelusa tibia que sube como una efervescencia de sal de frutas. Todo es veloz e higiénico, transcurre en un brevísimo instante. Saco los dedos de la boca, y en ellos traigo sujeto por las orejas a un conejito blanco. El conejito parece contento, es un conejito normal y perfecto, sólo que muy pequeño, pequeño como un conejilo de chocolate pero blanco y enteramente un conejito. Me lo pongo en la palma de la mano, le alzo la pelusa con una caricia de los dedos, el conejito parece satisfecho de haber nacido y bulle y pega el hocico contra mi piel, moviéndolo con esa trituración silenciosa y cosquilleante del hocico de un conejo contra la piel de una mano. Busca de comer y entonces yo (hablo de cuando esto ocurría en mi casa de las afueras) lo saco conmigo al balcón y lo pongo en la gran maceta donde crece el trébol que a propósito he sembrado. El conejito alza del todo sus orejas, envuelve un trébol tierno con un veloz molinete del hocico, y yo sé que puedo dejarlo e irme, continuar por un tiempo una vida no distinta a la de tantos que compran sus conejos en las granjas».

«Salvo el crepúsculo» (1984)

Fue el último libro que escribió Cortázar, y data del mismo año de su fallecimiento, 1984. No podía faltar entre los elegidos, este último libro de poemas en los que trataba entre otros temas, a los poetas, al amor, a París y a su Buenos Aires querida.

«Si he de vivir sin ti, que sea duro y cruento,
la sopa fría, los zapatos rotos,
o que en la mitad de la opulencia se alce la rama seca de la
tos,
ladrándome tu nombre deformado, las vocales de espuma,
y en los dedos se me peguen las sábanas, y nada me dé
paz.

No aprenderé por eso a quererte mejor,
pero desalojado de la felicidad
sabré cuánta me dabas
con solamente a veces estar cerca.

Esto creo entenderlo, pero me engaño:
hará falta la escarcha del dintel
para que el guarecido en el portal
comprenda la luz del comedor,
los manteles de leche,
y el aroma del pan
que pasa su morena mano por la hendija.

Tan lejos ya de ti como un ojo del otro,
de esta asumida adversidad nacerá la mirada
que por fin te merezca».

¿Cuántos libros has leído de Julio Cortázar? Este autor, que a tantos géneros literarios se dedicó, ¿cuál crees que se le dio mejor? Dicen que sobresalía sobre todo como cuentista,… Y puede ser cierto. Pero, ¿no os parece este último poema de una belleza sublime?

Ya lo decía antes: La literatura, como cualquier otro arte, es de opiniones subjetivas…


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