Fotografía: Víctor Fernández Correas, cortesía del autor.
Víctor Fernández Correas, nacido en Saint Denis, se considera extremeño y conquense por adopción. Es periodista y se dedica a la comunicación en general como gestor de redes sociales o redactor de notas de prensa y comunicados, y de paso, escribe novela histórica. En esta entrevista nos habla de su última novela, Mühlberg, y de algunas cosas más. Tuve la suerte de conocerlo personalmente en la pasada Feria del Libro de Madrid y le agradezco mucho su tiempo y amabilidad dedicados.
Víctor Fernández Correas— Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu última novela lleva por título Mühlberg. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde surgió la idea?
VÍCTOR FERNÁNDEZ CORREAS: Mühlberg es la recreación de la famosa batalla en la que el emperador Carlos V derrotó al ejército de la Liga de Esmalcalda, una unión de ciudades y príncipes protestantes alemanes. Pero, más allá de la batalla, mi propósito era contarla desde el punto de vista de distintos personajes históricos y ficticios que, de una manera u otra, tienen relación con la misma batalla, con sus causas, o simplemente cayeron allí, en el lugar donde ocurrió. En definitiva, una novela coral, de personajes con su carga vital a cuestas, y con mucho que contar.
La idea en sí surgió hace diez años, cuando escribí un relato histórico para una antología que se iba a publicar en su momento con fines benéficos. Por desgracia, la antología no vio finalmente la luz y el relato acabó en un cajón, aunque la idea permaneció en la cabeza. En 2019, por motivos laborales, tuve la suerte de visitar el lugar donde se desarrolló la batalla. Fue allí, recorriendo la llanura que se extiende junto a la orilla del río Elba, donde empecé a imaginar la trama, sus personajes y la historia de esta novela que ahora ya es realidad.
- AL: ¿Te puedes remontar a ese primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
VFC: El primer libro que leí lo recuerdo perfectamente: una edición ilustrada de Los últimos días de Pompeya, de Edward B. Lytton, que todavía conservo. Y la primera historia que escribí, también: un cuento titulado El tío Matías, allá por el año 1999.
- AL: ¿Un escritor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
VFC: Tres: Miguel Delibes, Stefan Zweig y Arturo Pérez-Reverte. Del primero, todo. Y dentro del todo, El disputado voto del señor Cayo y El camino. Del segundo, Momentos estelares de la humanidad y Magallanes; de Pérez-Reverte, El tango de la guardia vieja.
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
VFC: Al señor Cayo de El disputado voto del señor Cayo. Un hombre de un tiempo indeterminado, autosuficiente y lleno de sentido común.
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
VFC: Para leer, un sitio tranquilo, sin ruido, para disfrutar mejor de la lectura. Y para escribir, el sitio me es indiferente. Mientras cuente con el equipo adecuado —ordenador o libreta, libros o documentación de apoyo y unos auriculares para escuchar música, preferentemente Vangelis—, puedo escribir en cualquier parte. Es más, lo he hecho, sobre todo cuando llevas una libreta a mano y se te ocurre un diálogo determinado o un aspecto de la trama al que llevas dando vueltas durante un buen rato.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
VFC: Por la noche, aparte de que, por razones laborales, es el único momento del día que puedo hacerlo. Pero, es curioso, hay días que puedo haber terminado cansado después de una jornada de esas que no deseas ni a tu peor enemigo, y después escribir lo que ese día tengas planificado o previsto de una manera y con una calidad que incluso hasta me llega a sorprender. Misterios de la vida.
- AL: ¿Hay otros géneros que te gusten?
VFC: Me gusta mucho la novela histórica, pero también suelo leer novela policiaca, ensayos, y también novela romántica. Conozco a varias autoras que manejan sus registros de una manera excepcional. Por citar algunas, Mayte Esteban, Abril Laínez, Pilar Muñoz o Carmen Sereno, por ejemplo, y siempre es bueno leer de todo para ampliar tus miras y, en ocasiones, incorporar esas cosas en lo que después escribes. No te puedes cerrar en banda a un único género. Hay que leer de todo.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
VFC: Leyendo, dos libros: Pensilvania, de Juan Aparicio Belmonte. Una novela autobiográfica editada por Siruela en la que recuerda su año como estudiante en Estados Unidos. Y Carlos V, emperador y hombre, de Juan Antonio Vilar Sánchez.
Y escribiendo, estoy estructurando algunas propuestas que, espero con el tiempo, se transformen en novelas. Siempre dentro del género histórico.
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial y qué te decidió a ti para intentar publicar?
VFC: Mentiría si dijera que no está complicado, aunque, ¿cuándo no lo ha estado? Soy de la opinión de que existen huecos, hay temas que pueden tener salida editorial, así que, ¿por qué no intentarlo? De todas formas, con el tiempo se han desarrollado alternativas que están teniendo buen desarrollo. No obstante, tampoco vendría mal incentivar un poco más la lectura. Hay géneros como la historia que, a priori, pueden parecer áridos, pero que contados de una manera ágil y atractiva podrían atraer a no pocos lectores. Todo es cuestión de probar, ¿no?
- AL: ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo para historias futuras?
VFC: El momento no es fácil para nadie, pero se consigue salir adelante, eso sí, echándole bastantes horas al día. En mi caso, la escritura es una manera de disfrutar del tiempo de ocio, así que trato de estirarlo lo máximo posible. De todas formas, la historia nos enseña que tiempos buenos, lo que se dice buenos, se pueden contar con los dedos de las manos y puede que te sobren. En consecuencia, siempre hay algo que aprender de todo lo que nos rodea y, si se puede, por qué no trasladarlo al papel.