Para los que somos cinéfilos de nacimiento y amantes de la época de Hollywood más dorada James Stewart y Robert Mitchum son dos de los más grandes actores que lo representan. Trabajaron juntos al final de sus carreras en la versión setentera de El sueño eterno titulada Detective privado aquí (1978). También coincidieron en la famosa serie de televisión de los 80 Norte y Sur, pero no compartieron plano.

Sin embargo, hace justo veinte años se fueron a rodar su última película, Mitchum un día antes que Stewart, y el cine se quedó sin dos de sus mayores leyendas. Estos dos libros biográficos nos cuentan quiénes y cuán distintos fueron, pero a la vez cuánto tuvieron en común en cuanto a talento y personalidad. Un par de lecturas que recomiendo desde ya para estas recién estrenadas vacaciones.

Robert Mitchum – ¡Olvídame, cariño!

Mitchum (6 de agosto de 1917 – 1 de julio de 1997) hubiera llegado al siglo este año, pero un cáncer de pulmón se lo llevó un mes antes y no dejó de fumar ni en el último momento. Cuenta el historiador norteamericano Lee Server en esa espléndida biografía de Olvídame, cariño (2002) que Mitchum se quitaba la mascarilla de oxígeno en cuanto podía para echarle una calada a ese cigarrillo despistado que le dejaban por allí. Fue el último gesto de la rebeldía que siempre mostró este actor, de fisonomía tan particular, y tan pendenciero como poeta, cantante, aventurero, descreído e irónico que, sobre todo, fue un magnífico actor.

Esta fue la primera biografía completa del actor y doy fe de que se trata de un libro tan importante, interesante y controvertido como la personalidad de Mitchum. Y además es divertido. Server se basó en miles de documentos y en casi doscientas entrevistas con parientes, amigos y colaboradores de Mitchum.

Para saber todo y más de este actor que puso físico y mirada adormilada a algunos personajes cinematográficos de referencia, como ese más que inquietante predicador de La noche del cazador o el escalofriante criminal Max Cady enfrentado a Gregory Peck de la original El cabo del Terror. Una de las muchas anécdotas que se cuentan y mejor describen lo que Mitchum podía ser o representar es precisamente del rodaje de esta película.

Peggy Bowden, la actriz que interpretaba a la esposa del personaje de Peck, compartió una violenta escena con Mitchum donde él la acosa y la ataca. Después de rodarla Mitchum se disculpó por la intensidad que consideró demasiada para con Bowden, quien también reconoció haberse asustado un poco, pero que más tarde confesó que le había gustado.

Pero Mitchum fue de los mejores villanos, borrachos, militares, vaqueros, sheriffs, forajidos y antihéroes del cine habidos y por haber. Y esta biografía es indispensable para sus admiradores.

James Stewart – El americano tranquilo

James Stewart (8 de mayo de 1908 – 2 de julio de 1997) – Jimmy para todos- fue la perfecta encarnación cinematográfica del hombre bueno, honesto y hecho a sí mismo. Es decir, el ideal norteamericano: el ciudadano honesto, emprendedor y demócrata de un país que creía en sí mismo. Para colmo sirvió en la fuerza aérea como voluntario en la Segunda Guerra Mundial y alcanzó el grado de coronel. O sea, la cara opuesta a su colega Mitchum. Y le falló un corazón quizás demasiado grande un día después que a él. Todo esto nos lo cuenta Gerard Molyneaux en este libro de 1999.

Que levante la mano quien no haya visto ¡Qué bello es vivir! alguna vez (o varias) cada Navidad. O Caballero sin espada o Historias de Filadelfia o Vive como quieras. O tantas y tantas otras películas de las más hermosas y optimistas de Hollywood. Cuarenta años de personajes inolvidables que recreó con ese físico desgarbado y larguirucho (medía 1,90), con especial mención por sus trabajos con los directores Frank Capra, Alfred Hitchcock y Anthony Mann.

Hay muchos más libros sobre James Stewart, quien también publicó un libro de poemas, Jimmy Stewart and his poems. Lástima que solo estén en inglés.