Pablo Picasso dijo una vez aquello de «si la inspiración llega, que me encuentre trabajando«, una cita que confirma idea de no aguardar a las musas permitiendo que todo fluya y la inspiración lo haga con nuestra vida, nuestro movimiento. Si además, fomentas estas situaciones cotidianas para tomar inspiración, posiblemente plasmar tus ideas se convierta en algo más fácil.
Muévete en transporte público
Hace unos meses os conté en qué consistía la literatura LaPrek, un género indio surgido tras la genial idea de un periodista de Delhi que comenzó escribir y dibujar sobre las personas que cada día tomaban con él el metro. Un ejemplo de cómo muchas veces la simple contemplación de nuestro entorno puede sembrar en nosotros una idea que poder plasmar en el papel; porque, ¿acaso nunca habéis imaginado en secreto cómo sería la vida de la mujer africana que viaja delante de vosotros, de ese hombre que llora o de la mujer que viaja con cuatro niños a cuestas? Pensadlo.
Practica meditación
Considerada como una de las disciplinas más antiguas del mundo, el yoga se ha convertido en un recurrente en Occidente para aquellas personas que buscan abrazar un mayor equilibro y bienestar. Una actividad que siempre será recomendable complementar con una sesión de meditación a fin de vaciar la mente y permitir que todo fluya, que podamos «resetear» nuestra psique y permitir que nuevas y creativas ideas nos conquisten. Lo mejor de todo reside en el hecho de que una simple meditación guiada que escuchemos entre incienso y luces tenues una tarde en casa puede ser una forma económica y saludable de sucumbir a la inspiración. Esta es mi favorita.
Lee un libro
Te encuentras en una de esas épocas en la que una buena idea para una historia te ronda por la cabeza pero no sabes bien cómo desarrollarla y exprimir todo su potencial. Es entonces cuando comienzas un nuevo libro y curiosamente te percatas de cómo un autor ha podido plasmar una idea a priori difícil de llegar a buen puerto. También existen los libros de autoayuda, de mindfulness y de otras muchas formas de abrazar la inspiración, pero quizás sea releyendo a nuestro autores favoritos la mejor manerade alcanzar nuevas perspectivas.
Pinta mandalas
Durante los últimos años, los libros para pintar mandalas han conquistado a adultos de todo el mundo. Personas estresadas que toman prestados los lápices Alpino de sus hijos y comienzan a explayarse con esos míticos símbolos de la cultura hindú que los monjes llenan de arena en templos remotos. Pintar mandalas, según los expertos, relaja el hemisferio izquierdo del cerebro, el del razonamiento, permitiendo inhibir las emociones y dar rienda suelta a una mayor creatividad. ¿Lo has probado ya?
Mira el atardecer
Mirar el atardecer debería ser un pasatiempo obligado para todos nosotros, aunque creamos no tener tiempo para hacerlo todos los días. Sal del trabajo y proponte volver a casa caminando, sin ponerte una hora de llegada, aprovecha para tomar un té, sentarte en un parque y disponerte a contemplar el cielo naranja en el que yacen encerradas tantas ideas e impulsos.
Y mi secreto, lo confieso: ¡Fregando los platos!
Cuando alguna vez le he comentado a algún amigo que gran parte de mis ideas se me ocurren fregando los platos su cara es un poema, pero sí, no sé que tendrá el Mistol o la Vileda pero siempre que comienzo a fregar los cacharros las ideas empiezan a fluir, y obviamente tiene una explicación. Al igual que sucede con los mandalas, fregar disminuye el estrés y permite al lado derecho del cerebro liberarse aún más. La situación cotidiana que mejor me funciona.
Dicen que viajar es la mejor forma de atrapar la inspiración, pero en plena cuesta de enero plantearse otras alternativas como estas situaciones cotidianas para tomar inspiración se convierten en las mejores alternativas a esas musas ausentes.
¿Cómo te llega a ti la inspiración?