A veces llegan a ti libros que te prometen nuevos lugares, otros que te inspiran, algunos que te cuentan la aventura de la vida desde una perspectiva totalmente diferente y unos pocos que encarnan todas las características anteriores. Por suerte, Luz en las grietas, de Ricardo Martínez Llorca es uno de ellos; un relato testimonial que sustituye la autocompasión por la aceptación, los sueños por realidad y convierte la literatura de nuestra vida en un protagonista más del que fuera Premio Desnivel de Literatura 2016.
Luz en las grietas: Silver Surfer, Ransome y un autor tenían algo en común
El protagonista de Luz en las grietas nació con un corazón más grande que el del resto del mundo, lo cual condiciona una vida que no queda exenta de sueños y metas por cumplir. De hecho, parece más obligatorio cumplirlas. Le sucedió a Silver Surfer, personaje Marvel, quien dejó de ser esclavo para convertirse en cautivo de la Tierra anhelando la nostalgia de la vida que ya nunca tendría, a Ransome, personaje de La línea de sombra de Joseph Conrad, quien cultivó el arte de saber cuando descansar respetando un corazón débil, y también al protagonista de esta historia, quien nos revela la perspectiva de una persona limitada físicamente y su adaptación a tales circunstancias: a las mañanas en el patio del colegio, a un hermano tirano, a un segundo tan querido, a las constantes pruebas, a las noches interrumpidas o la pasión por dos retos como la escalada y los viajes tan opuestos a una vida condicionada.
Pero a lo largo de esta historia no estamos solos, ya que Llorca se apoya en su amor por la literatura para descubrirnos su primer acercamiento a la escritura, los libros que le inspiraron a salir ahí fuera y los que alimentan los días del narrador en un apartamento con vistas a una autopista de luces tenues que aseguran noches de miles de estrellas. Porque Luz en las grietas es un canto a la vida, pero especialmente a los libros.
Los viajes también están presentes: desde un pueblo perdido de Brasil o Campeche hasta los Alpes que el autor escala, pasando por los exotismos de Oriente, de esos hombres impedidos que cuentan historias en un café de Laos; de un mundo en el que cada persona consume su tiempo eligiendo el aire que quiere respirar.
Ricardo Martínez Llorca
Ricardo Martínez Llorca (Salamanca, 1966) se licenció en Bellas Artes y trabajó como camarero y publicista hasta convertirse en profesor de dibujo de educación secundaria, trabajo que desempeña actualmente y compagina con su labor como crítico literario en medios como ABC Cultural o La Línea del Horizonte, además de dirigir la sección Libros y Viajes de Culturamas.
Su experiencia en diferentes áreas profesionales daría como resultado una pasión por la lectura que desembocaría a su vez en una prolífica trayectoria como escritor, siendo nueve las obras publicadas por Llorca hasta ahora: las novelas Tan alto el silencio (su primera novela y finalista del premio Tigre Juan), El paisaje vacío (premio Jaén), El carrillón de los vientos, Después de la nieve (finalista del premio Desnivel 2015) y el último, Luz en las grietas, el cual se alzó con el premio Desnivel 2016. A estas obras le siguen el libro de relatos Hijos de Caín, las antologías de relatos viajeros Cinturón de cobre y Al otro lado de la luz, o el libro de perfiles El precio de ser pájaro.
Podéis seguir a Llorca en su blog, Tan alto el silencio, y echar una ojeada a Luz en las grietas a fin de que también vosotros seáis lectores de esta obra testimonial de la cual yo me sigo quedando con un momento: la del protagonista enfrentado a la intemperie del macizo de Altái, en Mongolia, durante una noche viajera. El perfecto ejemplo de esa constante lucha entre el hombre, sus limitaciones y la naturaleza. En este caso una lucha silenciosa, considerada. Tan definitoria como cualquier otra.
¿Habéis leído Luz en las grietas?