Ramón de la Cruz. La Ilustración y los sainetes

Ramón de la Cruz nació en Madrid el 28 de marzo de 1731 y es un fiel representante de la época de Carlos III con la Ilustración de por medio. Y, en particular, fue el creador de una nueva forma de sainete, donde se ofrecía un retrato vívido de la sociedad madrileña de su tiempo. Damos un repaso a su figura y obra.

Ramón de la Cruz

Castizo del ahora llamado Barrio de las Letras, lo bautizaron en la iglesia de San Sebastián y sus padres vivían en la calle del Prado, cerca del teatro de la del Príncipe. Tuvo una gran actividad como traductor de comedias, sobre todo francesas. También tradujo y adaptó óperas italianas y fue autor de tonadillas y zarzuelas.

Sobre la Ilustración

Hay opiniones encontradas de algunos críticos sobre su actitud respecto a la Ilustración. Unos hablan de que no contó con la aprobación ni la amistad de otros autores ilustrados, por ejemplo, Moratín padre, que lo consideraban representante de un teatro populachero y de poco gusto. Y otros dicen que era ilustrado a su manera, aunque terminara dedicándose solo a los sainetes.

Pero también hay críticos que encontraron una relación entre esos fines que proponían los ilustrados y los de Ramón de la Cruz, ya que sus sainetes, con el toque didáctico y moralizante que les dio, eran el mejor método de hacer esa crítica a los vicios y otras costumbres del siglo XVIII.

Además, cuando Ramón de la Cruz reunió todas sus obras tuvo entre sus seguidores a algunos de los autores más relevantes como Gaspar Melchor de Jovellanos o Iriarte.

Sainetes

Se inscriben dentro de esa línea popular que tuvo tanto éxito en el siglo XVIII. Como género, y en principio, significaban lo mismo que los entremeses, y desde los de Ramón de la Cruz se siguen sus parámetros. En general, tienen una trama breve, sin un argumento muy trabado, con un diálogo entre personajes con elementos cómicos pertenecientes a la clase media-baja. Eso sí, esa comicidad no quita el tono más o menos moralizante. Y su valor radica en el hecho de ser un documento realista social de la época.

Los sainetes de Ramón de la Cruz, que escribió unos 350, se encuadran en su mayor parte dentro los clasificados como críticos o de costumbres. Descriptivos y con un argumento poco elaborado, profundizan poco en los personajes y se centran más en la realidad del momento que cuentan. El mayor mérito está en eso, tomar la realidad y trasladarla a las tablas.

Los personajes que suele utilizar también se repiten en la mayoría de los sainetes. Así están:

  • El petimetre o la petimetra: al que pone con todas las costumbres francesas, de clase social media, sin valores y al que siempre ridiculiza.
  • El majo y la maja: opuesto al anterior, representa la tradición autóctona y los valores del hombre castizo, ese también llamado chulo, altanero y jactancioso.
  • El usía: el señorito de la época.
  • El cortejo: o ese galán despreocupado que siempre está cortejando a las damas.
  • El abate: una figura con un toque afeminado que aparece rodeado de damas y que también es holgazán y vive de los demás.
  • El paje: un observador del resto de personajes.

El Manolo

Quizás el más conocido y representativo del sainete paródico, ya que su técnica consiste en aplebeyar a los personajes: el tío Matute, su esposa, Manolo, la Remilgada, etc. Y mete ese contraste entre el estilo retórico y el populachero, porque todos hacen discursos usando términos vulgares que se mezclan con el ritmo endecasílabo.

También contrapone la figura del héroe con la imagen del chulo en su protagonista, Manolo, y su principal propósito es burlarse del concepto del honor.

Otros sainetes

Ramón de la Cruz los hizo también derivados de sus polémicas con otros ilustrados como ¿Cuál es tu enemigo? o El poeta aburrido. O de figuras, concebidos para censurar los vicios de la época, como El hospital o los tontos o El almacén de novias.


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