Guelbenzu escribirá novela policíaca de la mano de su protagonista, Mariana de Marco, mientras ella le siga llamando a escribir. Confiesa que no tiene especial interés en el género más allá del que le despierta el personaje de la juez de instrucción de Marco. Con un objetivo inicial de diez novelas para la serie, lleva ocho publicadas, desde la primera, No Acosen al Asesino en el 2001 hasta la última, Un asesino desconsolado, en 2017. Quizás sus ávidos lectores tengamos en nuestras manos la novena entrega en el 2019.
Guelbenzu es la muestra activa de una vida dedicada a la literatura. A sus 73 años Jose María Guelbenzu continúa dedicado a su gran pasión con la misma ilusión que cuando empezó y ya ha tocado todas las facetas literarias y ninguna de pasada: En el mundo de la edición, como director editorial de Taurus durante once años y la de Alfaguara durante seis. En la crítica literaria, desde los primeros años de su carrera profesional y continúa con su columna en Babelia, el suplemento Cultural del País.
Profesor en la Universidad y en distintos cursos para nuevos escritores para delicia de estos que esperan su clase y sus correcciones con ganas desde que salen de la última, porque es capaz de trasmitir su conocimiento y enganche con esta profesión mucho más allá de sus palabras.
En su oficio principal, el de escritor, ha probado diferentes estilos. Han pasado muchos años desde su primer libro, de poesía, Cuadernos Hispanoamericanos. Por suerte para los amantes de la novela policíaca, que no negra, porque el propio autor no le gusta que cataloguen así a su serie sobre la juez de instrucción Mariana de Marco, no continuó por la línea poética y dio el salto a la novela. Nada del género negro, para eso se hizo esperar, habrían de pasar muchos años aún para que Guelbenzu llegara al mundo de la intriga.
Entre la poesía y la novela de detectives, excelentes novelas diferentes entre sí, con el nexo de unión de ser reflexiones profundas de temas inherentes al ser humano. Con su primera novela El Mercurio, publicada en 1968 recibe el primer galardón, el de finalista del Premio Biblioteca Breve, que encabezará una larga lista, donde podemos encontrar desde el Premio de la Crítica de Narrativa Castellana al Torrente Ballester pasando por el Premio Internacional de Novela Plaza & Janés y siguió cosechando premios en el último año 2017. Solo uno de ellos, el Torrente Ballester, a una de las novelas de la serie negra: El hermano pequeño.
En su primera novela Guelbenzu define la que será una línea recurrente en toda su obra. En ella analiza la sociedad madrileña del momento utilizando como vehículo a un grupo los jóvenes intelectuales del momento, a Un peso en el Mundo, del año 99 donde habla de la necesidad de transcender, de encontrar su peso en el mundo de una mujer en la mitad de su vida que se contrapone con la de su antiguo profesor que en una etapa vital mucho más avanzada ya está de vuelta de esa angustia.
A partir de ese momento, Guelbenzu se adentra, para delicia de los amantes del género, en la novela negra, con la publicación de No acosen al asesino en el 2001, aunque no deja su línea anterior, solo la espacia, publicando cinco novelas más que trufan la serie de casos de Mariana de Marco: La cabeza del durmiente (2003), Esta pared de hielo (2005), El amor verdadero (2010), Mentiras aceptadas (2013), Los poderosos lo quieren todo (2016) donde, siguiendo la línea abierta con Un peso en el mundo, trata desde la corrupción de una sociedad abotargada como la actual al vacío espiritual, de la superficialidad con la que empleamos nuestro tiempo en el mundo al amor de dos personas a lo largo de una vida entera juntos y, en definitiva, del sentido de nuestra existencia, siempre desde una perspectiva transgresora, fantástica a la vez que clásica, donde aparecen desde personajes que venden su alma al diablo para escapar de la muerte a las peripecias del alma de un muerto al que el barquero ayuda a cruzar al Reino de la Muerte.
Mientras todo eso sucedía en las líneas de Guelbenzu Mariana de Marco resolvía siete casos más de la mano de su autor que suman ocho desde el primero. Guelbenzu es capaz de escribir un año una crítica profunda y reflexiva sobre su generación y la carencia de ideales y profundidad de la sociedad que han armado y al año siguiente entregarnos una nuevo y jugoso caso de la mano de la juez favorita de sus lectores ¿Cuánto hay de esa novela social profunda de Guelbenzu en la serie de Mariana de Marco? ¿Qué refleja esa obsesión por buscar la verdad que tiene la juez de instrucción a la vez que la atracción por el peligro y por las personas, sobre todo hombres, con un lado oscuro más que pronunciado? Quizás sus líneas de escritura estén menos lejos incluso de lo que parece en un primer momento y solo son distintas formas, que se adentran en los temas que preocupan al autor, pero lo hacen en distintos niveles de profundidad.