La mujer de la libreta roja es la quinta novela del escritor francés Antoine Laurain y también su último éxito, que ya lleva vendidos más de cuarenta mil ejemplares y se está traduciendo a quince idiomas. Ha sido mi lectura más reciente y esta es mi reseña.
Antoine Laurain
Laurain nació en París a principios de los años setenta. Estudió cine y su carrera empezó dirigiendo cortos y escribiendo guiones. Apasionado por el arte, estuvo trabajando como asistente de un anticuario. La experiencia le inspiró su primera novela, Ailleurs si j’y suis, que obtuvo el Premio Drouot en 2007. Más tarde, en 2012, publicó El sombrero de Mitterrand que recibió las mejores críticas de entendidos y lectores y que también le supuso varios premios.
La mujer de la libreta roja — reseña
De qué va
La mujer de la libreta roja es una novela relativamente corta, ambientada en París, que nos cuenta la historia de dos personajes principales, Laure Valadier y Laurent Letellier.
Laure es una restauradora de arte que sufre un atraco una noche cuando llega a casa en el que le roban el bolso. Con un golpe en la cabeza que la atonta en un principio, decide ir a un hotel cercano donde pierde la consciencia. Justo a la mañana siguiente, y de camino al trabajo a la pequeña librería de la que es propietario después de dejar de ser un estresado banquero, Laurent se encuentra con un bolso de mujer abandonado sobre un cubo de basura y decide llevárselo con la intención de devolverlo a su dueña.
La libreta
Pero evidentemente faltan la cartera y el móvil, así que su propósito parece casi imposible si no fuera porque, entre varios objetos femeninos, Laurent encuentra una libreta roja llena de anotaciones, pensamientos y recuerdos. No puede evitar leerla, aunque se pone la excusa de que es por poder descubrir algún dato que lo remita a un nombre, dirección o pista para identificar o localizar a esa mujer.
Con lo que va leyendo, Laurent empieza a reconstruir la vida de Laure y se queda atrapado en un universo femenino que lo fascinará. Así, irá sabiendo cosas hasta que da con su nombre y domicilio. Divorciado y con una hija adolescente llamada Chlóe, esta será también quien lo anime y colabore en esa labor casi de detective.
Mientras, después de recuperarse en el hospital de las secuelas del atraco, Laure vuelve a casa y con la ayuda de William, su mejor amigo y compañero de trabajo, también sabrá del hombre que ha estado en su casa y le ha devuelto el bolso, aunque tampoco tiene ninguna pista sobre él. De modo que se pondrá a investigar de quién puede tratarse para localizarlo y agradecerle el gesto.
Lo que es
Pues simplemente una intimista y, al mismo tiempo, preciosa historia de amor entre dos personas que no se encuentran hasta el final de la novela. En el proceso, y solo con el nexo de las palabras escritas en la libreta roja, el primero en enamorarse de esa mujer desconocida es Laurent. Y eso le trae consecuencias como la ruptura con su pareja. Pero él ya accedido a una intimidad única y consigue también llegar hasta el domicilio de Laure donde se encuentra con William, un compañero de trabajo, a quien se presenta como un vecino y él le cuenta lo que ha pasado y le pide que venga a cuidar del gato de Laure. Así que también se siente con un privilegio poderoso: el de pasearse por esa intimidad que, de pronto, se convierte en física y también le hace replantarse la suya propia.
Cuando Laure regresa, siente el mismo interés entre curioso y receloso, por ese extraño que ha estado en su casa, sin embargo, le empieza a parecer tan cercano. Entonces decide hacer también sus pesquisas, porque él le ha dejado una nota donde tampoco se identifica y pide perdón por lo que ella pueda pensar. El final es inevitable también, y muchos podrán tacharlo de predecible por el tono de la narración, pero es por eso que funciona.
Los personajes secundarios tienen esa importancia justa de aliados, como William o la hija de Laurent, confidente de su padre y decisiva para facilitar el encuentro entre él y Laure. Incluso los gatos, Belphegor, el de Laure, y el enorme maine coon de Chlóe tienen su protagonismo.
Rematan la faena los ambientes por donde se mueven los personajes: la librería donde trabaja Laurent, los apartamentos donde viven o las calles de París.
En definitiva
El acierto, además de la sencilla pero, a su vez, inteligente y bien construida trama, es el ritmo de la prosa del autor donde los diálogos se intercalan dentro de los párrafos, sin separación. Pero, lejos de dificultar la lectura, están tan bien hilvanados que imprimen agilidad.
Así que tenemos una muy agradable novela ideal para el verano y todo el año.