La mística de la feminidad (Ed. Cátedra) se trata de un libro de no ficción escrito por la teórica y activista estadounidense Betty Friedan. Fue publicado por primera vez en 1963. Es un ensayo feminista situado a la cabeza de los textos divulgativos que hablan sobre el tema. Y junto a El segundo sexo (1949) de Simone de Beauvoir es uno de los más textos más prominentes sobre feminismo.
Este libro describe y reflexiona sobre la conciencia igualitaria entre sexos, así como el malestar producido por una imagen de la mujer que se desvirtúa con las décadas de la segunda ola del feminismo (1950-1990). Una obra de los 60 muy actual y que sin duda sabe cómo ahondar en lo femenino.
La mística de la feminidad: cómo ahondar en lo femenino
¿Qué es la mística de la feminidad?
En los años 50, tras la Segunda Guerra Mundial, la imagen de la mujer se adapta a la nueva situación de la sociedad y las familias que la componen. Se quiere hacer de ella un ser maternal al cuidado de los hijos y también del marido, al que debe respetar y seguir, a la vez que le proporciona placer y contento. La mujer debe cuidarse y reflejar una imagen femenina (lo femenino, esa mística de la feminidad de la que habla Friedan) que agrade al núcleo familiar. Ella está por y para la familia pero no debe desaliñarse, debe conservar los atributos definidos para las mujeres.
En este contexto, Friedan habla de una imagen de lo femenino adjudicado y aceptado por el sexo femenino, la mística de la feminidad. Las imágenes publicitarias, el contenido de revistas y patrones difundidos para ellas dentro de una moral rígida que subordinaba a la mujer a las tareas del hogar y la familia debilitaban al mismo tiempo a estos seres humanos.
Muestra de ello es el malestar que generaba este comportamiento y hacer sistematizado. Friedan lo califica como «el malestar que no tiene nombre», que está ahí, flotando en el aire y que no dejaba a las mujeres tomar sus propias decisiones (ni tan siquiera en la forma de vestirse). Las consecuencias de esto fueron diferentes somatizaciones, como ansiedad, neurosis, adicciones, un profundo sentimiento de soledad e incomprensión y el suicidio en los peores casos.
Forzadas a relaciones sociales que nada tenían que ver con ellas como personas individuales, debían, en conclusión, responder a unos estereotipos que estaban por todas partes en un tiempo en el que la conciencia feminista había quedado olvidada por las décadas y la irrupción del segundo gran conflicto bélico del siglo XX.
Desigualdad, después de todo
Existía una profunda brecha de roles encabezada por el género y cuyo origen se encontraba en la división sexual. Ellas por su condiciones de mujeres debían también representar una expresión sexual, aunque manejada dentro del hogar y del matrimonio. Friedan en el libro habla sobre la adicción al sexo que muchas de estas mujeres desarrollaban, obsesionadas con satisfacer también lo que se esperaba de ellas. Todo esto significaba una profunda desigualdad, después de todo. Y las mujeres lo sufrían en silencio.
La familia era el camino auténtico, decían, de conseguir la felicidad para las mujeres y por ello muchas de ellas se sentían incapaces de entender por qué entonces se sentían incompletas, tristes. La insatisfacción permanente y el deseo vago de no saber qué querían (producto de esa privación de sus personas) componían la realidad de muchas de ellas.
Puede entenderse el libro en su contexto, pero el cuidado estudio de la autora a través de sus capítulos tiene vigencia también hoy en día. El malestar del que habla Friedan en los 60 también lo siguen sufriendo las mujeres en pleno siglo XXI. Pero ahora hay mayor conciencia y un pensamiento crítico más extendido.
Conclusiones
Un libro que estudia la desigualdad de las mujeres y analiza la imagen estereotipada de ellas y el malestar que provocaba en estos individuos negados. La construcción de una imagen femenina a través de la imposición es lo que describe La mística de la feminidad. La desigualdad tenía como punto de partida la educación que recibían las mujeres. Porque a lo mejor podían trabajar, votar, conducir o ir a la universidad. Pero después se producía un vacío existencial que Betty Friedan ha sabido identificar y explicar a las mujeres de todo el mundo. Y muy especialmente a las mujeres estadounidenses de la década de los 60 y a las que siguieron después.
Gracias a este libro podemos adentrarnos más en la historia del feminismo. Es un libro de una humanista para entender mejor y posibilitar la transformación de la sociedad en su integridad.
Sobre la autora
Betty Naomi Goldstein, más conocida como Betty Friedan, nació en Illinois en 1921. Era hija de inmigrantes rusos y húngaros. Estudió Psicología en Smith College en Massachusetts y posteriormente accedió a la prestigiosa Universidad de Berkeley en California donde realizó un posgrado. Trabajó como redactora y editora. Sorprendentemente se casó y renunció a muchas cosas por amor. Su situación como mujer en su juventud, así como la vida de su madre (que abandonó su profesión por su familia) determinarían definitivamente su posicionamiento ideológico y su pensamiento.
Fue una teórica feminista que luchó por los derechos de las mujeres y la igualdad de sexos. Además, se convirtió en una pionera de la época que estuvo comprometida activamente con el movimiento feminista de los 60. Plasmó su pensamiento teórico en La mística de la feminidad, una obra que bien puede considerarse una de las más influyentes del siglo pasado. Otras de sus obras más relevantes y traducidas a lengua española son La segunda fase (1983), La fuente de la edad (1993) y Mi vida hasta ahora (2003). Falleció en 2006 a los 85 años.