Fotografía: Eva Zamora. Alberto Santos, Editor.
Eva Zamora nació en Madrid y tiene ya 10 novelas publicadas donde combina los géneros negro y romántico. Entre ellas están La esencia de mi vida, Lo que oculta la verdad, Todo por Daniel, Perdida en mi desconfianza o Amor con vistas al mar. En esta entrevista nos habla de La venganza no prescribe, aunque su último título es Angelical rostro del mal. Le agradezco mucho su tiempo y atención.
Eva Zamora — Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu última novela lleva por título La venganza no prescribe. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde surgió la idea?
Eva Zamora: La venganza no prescribe no es mi última novela, es el Angelical rostro del mal. Pero sobre ella te puedo contar que fue el primer thriller policiaco que escribí. Me divertí mucho narrándolo en primera persona pero a tres voces distintas, la propia de la inspectora de Homicidios, que es la protagonista, y las de los dos asesinos que ella está buscando, y cuyas identidades en la obra se ocultan bajo un seudónimo para alargar el suspense.
La idea de esta novela llevaba tiempo rondándome por la cabeza, tenía algo básico escrito desde hacía más de un año en mi cuaderno de ideas. Pero después de releer una novela que abre un debate moral importante sobre si un abogado debe defender a un asesino del que años atrás fue víctima, me planteé muchas cosas sobre mi idea y me centré en una pregunta: ¿Víctima o verdugo? Alrededor de ella empieza a crecer la historia, cuyo peso recae en descubrir el porqué de la venganza y no tanto en destapar la verdadera identidad de los asesinos.
- AL: ¿Te puedes remontar a ese primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
EZ: Aprendí a leer a temprana edad, con cuatro años. Me enseñaron mis padres. Recuerdo que con seis empecé a leer cuentos de los hermanos Grimm y con nueve cayó en mis manos el famoso Rimas y Leyendas del gran Gustavo Adolfo Bécquer, quien me fascinó y me motivó a escribir. Comencé escribiendo pequeñas poesías y más tarde relatos cortos. No sabría decir cuál fue la primera historia que cree, porque durante la adolescencia me pasaba el día escribiendo relatos.
Luego, por diferentes motivos, y durante muchos años, dejé de escribir. Pero con cuarenta años decidí retomar lo que tanto me gustaba y esta vez empecé a escribir con la idea de buscarle una editorial a mi historia. Así nació Perdida en mi desconfianza, la primera novela que escribí, aunque no la primera que me publicaron.
- AL: ¿Un escritor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
EZ: Durante mucho tiempo mis libros de cabecera fueron cualquier título de Agatha Christie, de Mary Higgins Clark y de Harlan Coben. También he releído algún que otro clásico, porque hay autores que han dejado una importante huella en mí y releer su obra siempre es un placer, como Bécquer, Galdós, Benavente, Wilde, Dumas, Austen, Kafka, Tolstói… Pero debo confesar que actualmente no tengo un libro de cabecera en concreto, ni tampoco un autor. Hace años descubrí que en nuestro país hay muchos autores y muy buenos, y quiero irlos conociendo a todos.
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
EZ: A Hércules Poirot y a Miss Marple, y tendría mil preguntas para ellos. También me hubiera encantado crearlos, al igual que al personaje de Dorian Gray.
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
EZ: Tranquilidad y silencio, eso es lo que necesito a la hora de crear y cuando quiero recrearme con la lectura.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
EZ: Prefiero escribir por la mañana temprano, que mi mente está más fresca, y luego un rato más por la tarde. Escribo siempre en mi estudio, donde tengo el ordenador, mis cuadernos, esquemas, y demás. Para leer no tengo un tiempo definido, leo siempre que puedo, y tampoco tengo un sitio específico, me basta con que haya silencio.
- AL: ¿Hay otros géneros que te gusten?
EZ: Siempre que la sinopsis de una obra me seduzca, no me importa el género. Lo que quiero es que me cuenten una historia que me atrape.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
EZ: Tengo tres libros empezados y voy lenta en la lectura por falta de tiempo. Estoy con La vida secreta de Úrsula Bas, de Arantza Portabales, El buen padre, de Santiago Díaz, y Tierra de niebla y miel, de Marta Abelló. No avanzo como me gustaría precisamente porque estoy puliendo mi próxima novela y no doy más de sí, me faltan horas para todo. Si todo va bien, mi undécima novela se publicará para otoño.
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial y qué te decidió a ti para intentar publicar?
EZ: El mundo editorial es complejo, siempre lo ha sido y creo que siempre lo será. Somos muchos escritores y muchas las publicaciones anuales, pero es cierto que autores reconocidos no hay tantos y que muchos sentimos que las buenas oportunidades solo se les ofrecen a unos pocos.
Yo mandé mi primer manuscrito a muchas editoriales, recibí bastantes negativas y aún más la callada por respuesta. Me planteé autopublicarme, pero al final no lo hice porque necesitaba conocer la opinión de alguien entendido en el mundo editorial, que no me pidiera dinero por publicar mi novela, sino que apostara por ella. Porque nadie asume riesgos si no cree que hay potencial, con independencia de lo subjetiva que es la literatura, como cualquier arte. Por suerte conocí a mi editor, Alberto Santos, director de la editorial Imágica-Ediciones, una pequeña, independiente y tradicional editorial madrileña que publicó mi primera en el año 2014. En la actualidad, me han publicado nueve novelas de las diez que tengo, y estoy muy contenta con ellos.
- AL: ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo para historias futuras?
EZ: Particularmente, me ha costado mucho volver a conectar con mi yo creativo desde el confinamiento. He estado más de quince meses sin poder escribir, con el imaginario en dique seco. Me ha afectado tanto que he decidido no mencionar la pandemia en mis próximas novelas, congelar el tiempo hasta el año 2019. Yo escribo para evadirme y para evadir, y creo que los lectores no necesitan ver en las novelas una prolongación de las noticias, tampoco que sean un recordatorio del tiempo tan convulso que estamos viviendo. Ya veré si en un futuro hago mención de estos tiempos tan complejos o directamente doy un salto temporal. Porque positiva sí soy y estoy segura de que las aguas volverán a su cauce.