El pasado viernes 29 de Marzo tuve el privilegio de presentar en la Librería Alberti de Madrid, junto a Jose María Gallego el genial humorista gráfico, la nueva novela de Emilio Calderón, Los Ojos Con Mucha Noche.
Emilio Calderón es un escritor con una trayectoria profesional de las que hay pocas: Premio Fernando Lara 2008, Finalista del Premio Planeta 2009, Premio Biografía 2016 y 28 novelas en su haber. Su primera novela para adultos, El mapa del creador, se convirtió en un éxito internacional, publicada en 23 países. Escritor de infantil y juvenil, de novela histórica, ahora pasa al género de intriga con un thriller psicológico, Los Ojos con Mucha Noche, que no podía dejar de tener una base histórica y real.
En la presentación de ayer pudimos charlar de forma distendida, casi como si estuviéramos tomando algo entre amigos, de una novela que va a dar mucho que hablar. De forma desordenada, como sucede en esas conversaciones informales tan placenteras que se producen sin querer, salieron los aspectos más relevantes de esta obra, que tiene todas las condiciones para convertirse en un best seller internacional.
Trama
Por supuesto, hablamos del tema de la novela, que entrelaza dos momentos y dos lugares distintos a lo largo de todo su desarrollo: la España Actual y el régimen militar argentino en los setenta.
Una novela dura, en la que se narran sucesos históricos, como los vuelos de puertas abiertas, como llamaban a los aviones desde los que arrojaban a los torturados moribundos al mar para hacer desaparecer sus cadáveres, de las prolongadas torturas a judíos, disidentes, o cualquiera que tuviera algo que ellos desearan, durante meses para conseguir que firmaran “voluntariamente” la transferencia de sus posesiones a los militares del régimen, antes de matarlos, del robo de bebés y su entrega a parejas de apropiadores que pagaban por ellos ante la imposibilidad de tener hijos propios, los dogos argentinos a los que torturaban matando de hambre para luego entregarles los cadáveres o no tan cadáveres de los torturados.
Los Ojos con Mucha Noche, que toma el título de un verso de Góngora, es la historia de una familia española a la que todos esos sucesos persiguen interna y externamente varios años después.
Ritmo y Dureza de la novela:
Debo confesar que cuando me invitaron a presentar la última obra de Emilio Calderón no dudé en aceptar, sin preguntar siquiera el título. ¿Cómo no? ¡Emilio Calderón! Ni más ni menos.
Cuando me contaron la trama de la novela, me arrepentí por un momento de haber aceptado tan rápido. No me apetecía enfrentarme con una obra que removiera mi sensibilidad de esa manera. Pensé que era una obra para leer de “a poquitos”, haciendo pausas para digerir escenas que imaginé extremadamente violentas y crudas. La realidad me dijo que me había equivocado. La leí de un tirón, sin parar. La novela es ágil, tiene un ritmo trepidante y mantiene la intriga en cada página de forma que es muy complicado encontrar el punto donde dejar el resto para el día siguiente. ¿Dura? Sí ¿Cruenta no? Emilio consigue la genialidad de no dejar nada imprescindible por contar para que el lector entienda las barbaridades que ocurrieron durante la dictadura militar, y no da un detalle de más que solo persiga herir la sensibilidad lector. Cuenta lo justo e imprescindible sin ensañarse lo más mínimo. Es una novela de intriga de las que te atrapan en sus páginas deseando saber el final.
Los personajes:
Mucho hablamos de los personajes, desde la familia protagonista, los Bocanegra, que tanto impresionó a Jose María Gallego, una familia carcomida por el odio, el resentimiento y la culpa y unidos solo por el ansia del dinero familiar a los protagonistas de la dictadura militar y es que los personajes son tan realistas que, a veces, dan miedo.
Están todos, ni sobran ni falta, desde los militares cobardes psicópatas que disfrutan con el sufrimiento ajeno y torturan a las víctimas por el placer de verles sufrir, a los que lo hacen o lo ordenan por codicia, por quedarse con sus bienes, a los que obedecen ordenes y luego no pueden vivir con lo que han hecho y necesitan repararlo, al que pasaba por allí y le horroriza lo que hacen, pero ya que está, saca tajada, a las víctimas que después de meses de torturas establecen una relación de síndrome de Estocolmo con el torturador, a las que mantienen la esperanza de ver a sus familiares con vida a pesar de saber en su interior que están muertos, o a los apropiadores que llegan a convencerse de que lo mejor para los bebés es estar con ellos y no con sus padres o incluso de que sus propios padres quieren que sean ellos los que los críen a pesar de que les vayan a matar para robarles a sus hijos.
La maldad, la venganza y en algunos casos el ansia de justicia son demoledores. Impresiona el personaje protagonista, Ernesto Bocanegra, alrededor del que gira la trama, el anciano patriarca, rico, rodeado de miles de libros y con el corazón tan negro que solo puede acallar su conciencia con alcohol.
Una historia que no termina en la última página.
Después de hacer la genialidad de hacer fácil lo difícil con esta novela y contar una historia de estas características en un modo para todos los públicos, los más y menos sensibles, de darle un ritmo trepidante, tan complicado de hacer con este tipo de historias, la novela es muy difícil de olvidar. Al menos, yo no lo consigo.
Si bien Los Ojos con Mucha Noche carece de violencia explícita más allá de lo necesario, la violencia emocional que se esconde tras cada página, obliga al lector a dar vueltas y más vueltas sobre cómo es el género humano.
En palabras del propio Emilio Calderón:
Es fácil se solidario y pacífico en tiempos de bonanza en las que las cosas son fáciles y nos va bien, pero ¿somos iguales en tiempos de guerra, cuando pasamos hambre, tenemos que huir y luchamos por nuestras vidas y las de nuestros hijos?
Una gran historia para perdurar.