Un 9 de mayo de 1938 nacía Charles Simic, poeta estadounidense nacido en Belgrado que trata en sus poemas de la vida contemporánea. Fue Premio Pulitzer de Poesía en 1990 y sigue siendo reconocido como una de las grandes voces del panorama poético internacional. Hago una selección de algunos de sus poemas.
Quién es Charles Simic
Nació en Belgrado en 1938. En 1943 su padre emigró a Estados Unidos (era ingeniero y su profesión le había hecho conseguir muchos contactos). El resto de la familia, Charles, su madre y un hermano menor, no pudieron reunirse con él hasta 1954. Allí se instalaron en Chicago. Charles terminó la enseñanza secundaria, pero no fue a la universidad, sino que comenzó a trabajar y a escribir poesía. Tras hacer el servicio militar en 1961 fue enviado a Alemania y Francia como policía militar.
En 1968 publicó su primer libro, Lo que dice la hierba. Enseñó literatura en la Universidad de California y luego en la de New Hampshire donde sigue trabajando actualmente. Ha publicado más de sesenta libros, entre ellos uno en prosa, La vida de las imágenes. El último es Garabateado en la oscuridad, publicado en 2018.
Está considerado uno de los mayores poetas y ensayistas contemporáneos en lengua inglesa, pero también es muy admirado en el panorama poético internacional. Ganó el Premio Pulitzer de Poesía 1990 y también es Poeta laureado de Estados Unidos.
Más obras
- Desmontando el silencio
- Hotel insomnia
- El mundo no se acaba y otros poemas
- ¿Dónde está el gato?
- Una mosca en la sopa, que recoge sus memorias.
- La voz a las tres de la madrugada
Poemas
Nuestra pandilla
Como polillas
rondando una farola
en el infierno
estábamos.
Almas descarriadas,
todas y cada una.
si las encuentra,
devuélvalas al remitente.
**
Mariposa negra
Barco fantasma de mi vida,
sobrecargado de ataúdes,
zarpando
con la marea del atardecer.
**
En esta nuestra cárcel
Donde el celador es tan discreto
que nadie lo ve nunca
hacer su ronda,
hay que ser muy valiente
para dar golpecitos en la pared de una celda
cuando las luces están apagadas
esperando ser oído,
si no por los arcángeles del cielo,
sí por los condenados del infierno.
**
Teléfono sin línea
Algo o alguien que no acierto a nombrar
me hizo sentarme y aceptar este juego
al que sigo jugando años después
sin conocer sus reglas o saber con certeza
quién va ganando o perdiendo,
por más que me devano los sesos estudiando
la sombra que proyecto en la pared
como un hombre que espera toda la noche
una llamada de un teléfono sin línea
diciéndose que a lo mejor suena.
El silencio a mi alrededor tan denso
que oigo un ruido de naipes barajados,
pero cuando miro a mi espalda, inquieto,
hay solo una polilla en la ventana,
su mente insomne y desquiciada como la mía.
De Poemas seleccionados
Sandías
Budas Verdes
En el puesto de frutas.
Nos comemos una sonrisa
Y escupimos los dientes.
**
Nota deslizada bajo una puerta
Vi una alta ventana enceguecida
Por la luz del sol de la tardía tarde.
Vi una toalla
Con muchas oscuras huellas dactilares
Colgando en la cocina.
Vi un viejo manzano,
Un chal de viento sobre sus hombros,
Avanzando solitario muy de a poquito
Camino de las áridas colinas.
Vi una cama sin hacer
Y sentí el frío de sus sábanas.
Vi una mosca empapada en la oscuridad
De la adviniente noche
Mirándome porque no podía salir.
Vi piedras que habían venido
De una gran distancia púrpura
Amontonándose alrededor de la puerta de entrada.
**
Miedo
El miedo pasa de hombre a hombre
Sin saber,
Como una hoja le pasa su temblor
A otra.
De pronto todo el árbol está temblando
Y no hay señal alguna del viento.
**
La silla
Esta silla fue una vez alumna de Euclides.
El libro de sus leyes reposa sobre su asiento.
Las ventanas de la escuela estaban abiertas,
De suerte que el viento volteaba las páginas
Susurrando las gloriosas pruebas.
El sol se puso sobre los dorados tejados.
Por todas partes las sombras se alargaron,
Pero Euclides no dijo nada de eso.