Auto de los Reyes Magos. Para recordar en este día mágico

Auto de los Reyes Magos

En un día como hoy hay que echar un vistazo al Auto de los Reyes Magos, considerado el primer texto dramático en castellano del que sabemos. Se suele representar también por estas fechas navideñas. Así que vamos a desempolvar la memoria con este repaso como regalo.

Auto de los Reyes Magos

Su origen e importancia

Se trata de una obra fechada más o menos en el siglo XII que encontraron en Toledo en el siglo XVIII, en un códice en la biblioteca del Cabildo catedralicio de Toledo, por el canónigo don Felipe Fernández Vallejo. Escrita en castellano medieval, era un texto incompleto y sin título al que Ramón Menéndez Pidal se lo dio en 1900 y también se encargó de publicarlo para darlo a conocer. Nos cuenta la llegada de los Reyes Magos a Belén para adorar al niño Jesús recién nacido, así que también se conoce como Adoración de los Reyes Magos. Hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de España. Se cree que también fue compuesto después del Cantar del Mío Cid por el lenguaje y estilo empleados.

Su importancia es más que relevante porque es la primera pieza de género dramático de tono religioso escrita en nuestra lengua. Así que su estudio es imprescindible para conocer cómo fue nuestro teatro más antiguo.

Autor

Sin identidad descubierta, las especulaciones y estudios varios de críticos y expertos en literatura española indican que quien escribiese el Auto de los Reyes Magos quizás no fuera ni siquiera español. La razón se encuentra en el hecho de la diversidad de culturas y confesiones que coexistían en el Toledo del siglo XII. También se apuesta por un autor de origen francés por los rasgos lingüísticos apreciados en el texto y por los muchos clérigos de esa nacionalidad que había entonces en la ciudad.

Características

Solo se conservan 147 versos del texto original, versos con distintos tipos de métrica, pero escritos de manera continuada, sin marcas o separación como si fueran prosa. En ellos aparecen personajes como los tres Reyes Magos, el rey Herodes y el ángel que los guía al portal de Belén.

Fuentes. Se cree que la fuente es el género que se conoce como Ordo stellae, cuyo texto principal es un códice francés de 1060 y, por tanto, más antiguo. En él se mezclaba el romance popular con el latín lo que es muestra también de la evolución de la lengua. Además, su temática era similar y prevalece más el tono popular sobre el culto.

Texto toledano. Llamado así por haberse escrito en Toledo, con el estilo heterogéneo y mezclado que aún se daba en la ciudad. Así, podemos encontrar léxico mozárabe cuando en aquella época ya apenas se usaba, pero sí allí.

Forma. Debido a esa ausencia de marcas o separaciones entre los distintos parlamentos de los personajes nos encontramos con uno de los problemas principales de esta obra: que nos resulta difícil de seguir e interpretar, ya que no se distingue bien quién habla en cada momento. No obstante, aparecen nombres o referencias que ayudan a intuirlo.

Tema. La llegada de los Reyes de Oriente a Belén para adorar a Jesús. Melchor, Gaspar y Baltasar, más en calidad de astrónomos, emprenden un viaje siguiendo una estrella especial en el cielo. Después dialogan entre ellos, el rey Herodes y un grupo de sabios. Es importante también resaltar que el autor anónimo quiso reflejar la época y también aparecen personajes secundarios en oficios oficios propios de entonces.

Estructura. El Auto consta, primero, de unos monólogos de los tres Reyes, que se preguntan por el sentido de la nueva estrella que ha aparecido y, después, el diálogo entre los tres y la decisión de ir a visitar a Herodes. A continuación de la entrevista, Herodes hace venir a sus sabios a los que preguntará por la verdad, pero estos no le pueden responder porque no la conocen.

Métrica. Muy variada. Pero dentro de todos los tipos encontramos una fuerte presencia de alejandrinos, heptasílabos y eneasílabos. Además, hay rimas propias del estado de evolución de la lengua en aquel momento.

Fragmento del Auto de los Reyes Magos

GASPAR

¡Dios creador! ¡Qué maravilla!
¿Qué estrella será esa que brilla?;
hasta ahora no la he advertido;
hace bien poco que ha nacido.

Pausa. Gaspar medita.

¿Habrá nacido el Creador;
de todas las gentes señor?
No es verdad, no sé qué me digo;
todo esto no vale ni un higo.
Otra noche la miraré,
y si es verdad, bien lo sabré

Pero no lo ha conseguido: la idea sigue allí. Breve.

¡Gran verdad es lo que yo digo!
En absoluto lo porfío.

Nueva vacilación.

¿No puede ser otra señal?

Y nuevo vencimiento.

¡Esto es, y no es nada más!
Dios -es seguro- nació de hembra
en el mes este de diciembre.
Donde esté iré, lo adoraré,
por Dios de todos lo tendré.


Fuente: Un profesor


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