Queda muy poco para la celebración del centenario de uno de los acontecimientos más importantes del siglo pasado. La Revolución de octubre de 1917 en Rusia quedó marcada en la Historia de la humanidad. Es un buen momento para repasar algunos de los grandes nombres de la extensa y especial literatura rusa. Así que nos vamos antes, al siglo XIX, donde narradores como Pushkin, Afanásiev o Chéjov merecen siempre una mirada.
Alexander Pushkin – La hija del capitán
Poeta, dramaturgo y novelista, Pushkin es considerado el fundador de la literatura rusa moderna. Su obra se encuadra dentro del movimiento romántico. Fue también pionero en el uso de la lengua vernácula en sus obras y su estilo mezcla el drama, el romance y la sátira.
La hija del capitán es una novela histórica, aunque cuenta hechos casi contemporáneos de Pushkin. Está considerada como una de las mejores de la literatura rusa. Fue publicada originalmente en 1836 en el cuarto número de la revista literaria El Contemporáneo y cuenta en ficción la Rebelión real de Pugachov sucedida entre 1773 y 1774.
Los protagonistas son Piotr Griniov y María Ivánovna, cuya historia de amor atraviesa por diversos avatares, desde la Rebelión de Pugachov hasta el final de esta, ya con la emperatriz Catalina en el trono. Asedios, luchas, amistades y traiciones, enemigos que luego son amigos y al revés, duelos y rescates. Pero sobre todo esa historia de amor que llega a buen término al final.
Alexander Afanásiev – Cuentos prohibidos rusos
A Afanásiev (1826-1871) se le conoce también como el “Grimm ruso”. Es posible que esta colección de cuentos es, junto a la que hicieron los hermanos Grimm, la más extensa que hay. Sin embargo, su contenido no se parece en nada a los textos de los Grimm.
Los Cuentos prohibidos rusos son una colección de relatos cortos que el autor recogió de anécdotas de la clase media y baja de la Rusia del siglo XIX. Incluye cuentos rusos, ucranianos y bielorrusos y fue publicada por primera vez entre 1855 y 1863. El primer ejemplar se publicó en Ginebra, en 1872, un año después de la muerte del autor.
Estos relatos de contenido escatológico y más pornográfico que erótico, también tienen toque de humor y anticlericalismo, lo que supuso que la obra fuera censurada en la Rusia zarista. Algunos de los cuentos (con títulos más que explícitos) que incluye son: La mujer y el oso, El piojo y la pulga, El coño y el culo, ¡Lava el culo!, El matrimonio del tonto, La polla caliente, El primer encuentro del novio con la novia, La señorita excitada, Historia del pope que parió un ternerillo, ¡Méteme calor! Y así hasta 78 cuentos.
Anton Chéjov – Primeros relatos
Chéjov es considerado el gran maestro ruso del cuento. Fue médico, escritor y dramaturgo y se lo encuadra en la corriente más psicológica del realismo y el naturalismo. Dominó el relato corto como nadie y también es uno de los escritores no solo rusos más importantes del siglo XIX.
Desde el año 1879 Chejov estudió Medicina en la Universidad de Moscú. Fue cuando comenzó a colaborar escribiendo en diversas revistas. También redactó en este período estos primeros relatos, que aparecieron publicados en el diario Oskolki, periódico de San Petersburgo. Chejov falleció el 15 de julio de 1904 en el balneario alemán de Badenweiler a causa de la tuberculosis con 44 años.
En cada uno de estos relatos se puede apreciar esa maestría en matices emocionales y en el retrato psicológico de personajes. Se decantaba por un enfoque crítico en sus textos, que están llenos de sensibilidad y sentido del humor. Sus narraciones, de tono ligero y rápido, nos hacen sonreír. Pero es al terminar de leer cuando ese humor se convierte en horror al comprender que hemos asistido también a toda una tragedia de la naturaleza humana.
Algunos títulos de los relatos son: (1883) El espejo curvo, Alegría, La dote, La hija de Albión, La calumnia, En el mar (relato de un marino), La consulta. (1884) La condecoración. Los cantores, Cirugía, De la sartén a las brasas. (1885) El uniforme de capitán, El cadáver, El cazador, El escritor, El espejo, Un perro caro.