El Toro Ferdinando vuelve a los cines: ¿Conoces la historia?

78 años después de que el Toro Ferdinando diera mucho que hablar, personajes como Franco y Hitler lo «conocieron» bien, vuelve al cine pero esta vez con el nombre de «Ferdinand». ¿Qué no sabéis quien era este toro y por qué generó tanta polémica hace casi 8 décadas? Quédate a leer lo que resta de artículo que en él te contamos su historia con todo tipo de detalles.

La historia

«El toro Ferdinando» es un cuento infantil cuyo personaje principal es Ferdinando, que «vivió» en la soleada España hace muchos años. No era como todos los novillos, los cuáles sólo jugaban a darse testarazos todo el día, unos contra otros. Ferdinando tenía su rincón favorito lejos de los pastos. Pasaba los días sentado bajo la sombra de un árbol y oliendo las flores del campo, actitud que preocupaba mucho a su madre, una gran vaca lechera. Como todas las madres, esta sólo pensaba que su hijo se quedaría desamparado y solo con esa conducta.

Por esta razón la madre preguntaba a Ferdinando si no le gustaría jugar con los demás novillos. La respuesta siempre era la misma por parte del novillo: ¡No! Como su madre era muy comprensiva le dejaba sentado bajo su árbol preferido porque sabía que allí su hijo era feliz.

Pasaron los años y Ferdinando se convirtió en un gran toro, muy fuerte y robusto. Los demás novillos también crecieron y mientras que todos soñaban con ser seleccionados para las corridas en la plaza de Madrid, Ferdinando seguía prefiriendo oler las flores bajo su árbol preferido.

Una tarde llegaron cinco hombres y buscaban al mejor toro para la próxima corrida en Madrid. Por ello los toros comenzaron a correr de un sitio para otro y a darse testarazos para demostrar que eran los mejores y así se los llevaran. Ferdinando sabía que no lo escogerían y no se preocupó, se sentó bajo su árbol favorito pero con tan mala suerte que lo hizo sobre un abejorro que pinchó al pobre Ferdinando. Esto le hizo salir de estampida, arrasando todo lo que encontraba a su paso y dando una perfecta imagen de toro bravo y perfecto para la corrida en la plaza de Madrid. Ferdinando resoplaba y embestía como si estuviera loco y al verlo los cinco hombres, gritaron de alegría. Todos coincidieron en que Ferdinando era el toro que buscaban, por lo que se lo llevaron hacia la plaza en un carro.

El día de la corrida de toros, la banda tocaba y las banderas ondeaban, el paseillo comenzó de modo inusual, entrando primero la cuadrilla, después los picadores, después el torero, más orgulloso que ninguno, que saludó al público y les brindó su montera. Finalmente, se abrieron las puertas para que saliera el toro, que era Ferdinando, al que habían apodado “El Fiero”. A toda la cuadrilla y al torero les entró un pánico aterrador, sin embargo, Ferdinando no se fijó en otra cosa que en un precioso ramo de flores que había lanzado la plaza alguien del público. Llegó hasta las flores, se sentó tranquilamente y comenzó a olerlas recordándole los buenos ratos que había pasado desde pequeño a la sombra a su árbol preferido. Al darse cuenta de aquello, la cuadrilla enfureció, también los picadores y el público. Todo el mundo estaba muy enfadado. El torero comenzó a hacerle unas horribles muecas al pobre toro Ferdinando, pero ni se inmutó. El torero hizo pedazos su espada, pataleó, se tiró de los pelos y suplicó a Ferdinando que le embistiera para lo que se rasgó sus vestiduras y sorprendentemente llevaba tatuada en el pecho una amapola que nada más labio Ferdinando, el la olió como si de una flor real más se tratara.

Ante la imposibilidad de que aquel toro arrancará y embistiera al capote, decidieron llevarlo de vuelta al campo y por lo que sabemos, sigue sentado tranquilamente bajo su árbol favorito, oliendo las flores y siendo muy feliz.

Revuelo político de la época

Esta historia de este peculiar toro tocó la fibra del mismísimo Franco, pero no la fibra sensible sino totalmente la opuesta. Nada mas terminar la Guerra Civil, Franco mandó prohibir esta historia. Para él, no era concebible que un toro no quisiera ser lidiado. El Toro Ferdinando le sonaba a «izquierda» y a «República» mientras que a su amigo y colega Hitler le ocurría algo similar. Este lo vetó de las librerías alemanas e incluso mandó quemar todos sus ejemplares, tachándolo de «propaganda democrática degenerada».

Y como todos sabemos lo que pasa cuando algo se prohibe en exceso, es que la propaganda hacia la historia fue aún mucho mayor. Fue traducida a más de 60 idiomas y solo en Estado Unidos llegó a venderse más de cuatro millones de ejemplares.

Una vez «murió» Hitler en Alemania, la oposición, imprimió unas 30.000 copias de «Ferdinando el Toro» y las repartieron entre los niños alemanes de forma gratuita durante la misión de paz. Hasta el mismísimo Gandhi contaba esta historia para difundir tan bonito mensaje.

Y como no, Disney  lo llevó a la gran pantalla y le hizo ganar el Oscar al Mejor Cortometraje de Animación en el año 1939.

Próximamente se estrena la nueva versión de este torito tierno y sencillo. ¿Verás esta película de animación?


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