
El terror gótico se ha consolidado como uno de los géneros más fascinantes y resistentes de la cultura occidental, capaz de renovarse a lo largo del tiempo sin perder su esencia. A caballo entre la atmósfera literaria y la iconografía visual, este género ha trascendido fronteras y formatos, ilustrando la lucha entre la razón y lo sobrenatural y explorando las sombras de la experiencia humana.
Durante décadas, tanto en la literatura como en el cine, el terror gótico ha servido para canalizar miedos colectivos, traumas históricos y obsesiones personales. Su particular mezcla de escenarios decadentes, personajes atormentados y un gusto por lo trágico ha hallado nuevas formas de expresión, recuperándose hoy entre adaptaciones modernas y homenajes a sus raíces.
El legado literario y nuevas voces góticas
Desde el corazón de Europa, títulos como ‘La cacería salvaje del Rey Staj’, de Uladzímir Karatkévich, reafirman la vigencia del terror gótico literario. Publicada en 1964 y traducida a numerosos idiomas, esta novela traslada los mitos y estéticas del género al paisaje eslavo, integrando lo sobrenatural con la memoria histórica de Belarús. La historia de Nadzeya Yanovski y la mítica cabalgata de fantasmas sirven, además, para hablar sobre culpas heredadas y silencios nacionales.
Karatkévich consigue, a través de una prosa lírica y de fuerte carga simbólica, actualizar motivos clásicos del gótico –como el castillo maldito o la maldición familiar– para convertirlos en herramientas de reflexión colectiva. Sus páginas resuenan con ecos de Poe, Radcliffe o Walpole, pero también abren cauces propios dentro del panorama europeo.
Terror gótico en el cine: clásicos, pioneros y su renacimiento
El cine gótico es heredero directo de la literatura del siglo XIX y encuentra sus primeras manifestaciones en filmes como ‘Frankenstein’, ‘Drácula’ o ‘El gabinete del Dr. Caligari’. Estos clásicos del expresionismo y el melodrama han marcado la estética del género: castillos sombríos, criaturas trágicas y una atmósfera tan poética como angustiosa.
En España, Jesús Franco destaca por sus aportaciones al gótico cinematográfico con títulos como ‘Gritos en la noche’ o ‘Las vampiras’, consideradas pioneras en el denominado fantaterror español. Estas películas no solo reinterpretan figuras míticas como Drácula desde una óptica nacional, sino que exploran el lado más erótico, onírico y subversivo del género. Franco, a pesar de rodar en condiciones modestas y bajo el peso de la censura, logró dejar una huella imborrable con más de 200 películas y colaboraciones con estrellas como Christopher Lee o Klaus Kinski.
De la mano de la Filmoteca Española y plataformas como FlixOlé, estas obras recuperan ahora el lugar que merecen en la historia del cine gótico y de género, acercando el trabajo de Franco a nuevos públicos y subrayando su influencia en directores actuales.

La evolución contemporánea: series y nuevas miradas
El renacimiento del terror gótico en las últimas décadas se plasma tanto en remakes como en series que recuperan y transforman el género. Ejemplo de ello es el nuevo ‘Nosferatu’ de Robert Eggers, donde la nostalgia oscura del cine mudo se reinventa para las audiencias actuales, o la serie ‘Penny Dreadful’. Esta última, ambientada en un Londres victoriano plagado de monstruos literarios como Frankenstein, Drácula o Dorian Gray, propone una fusión de terror gótico clásico, drama psicológico y narrativas modernas, logrando un equilibrio entre respeto por las fuentes y originalidad.
Los escenarios oscuros, la exploración del dolor y la culpa, y la cuidada ambientación visual convierten a ‘Penny Dreadful’ en un referente contemporáneo. Otras series como ‘Wednesday’ o ‘The Haunting of Hill House’ continúan explorando la estética y los temas góticos, demostrando la capacidad del género para adaptarse y dialogar con nuevas sensibilidades y contextos culturales.
Elementos clave y evolución del género
El terror gótico no se limita a provocar miedo: sus principales características incluyen escenarios decadentes –castillos, mansiones, hospitales abandonados–, personajes complejos y un universo de temáticas oscuras como la muerte, la pérdida o lo sobrenatural. La estética barroca, con su juego de luces, sombras y decorados cargados, otorga al género un carácter visual inconfundible.
Durante los 90 y principios de los 2000, directores como Tim Burton, Guillermo del Toro o Alfonso Cuarón revitalizaron la estética gótica, fusionándola con referentes pop y nuevas lecturas del horror. Películas como ‘Sleepy Hollow’, ‘El laberinto del fauno’ o incluso ‘Harry Potter y el Prisionero de Azkaban’ reinterpretan los mitos clásicos dotándolos de una sensibilidad contemporánea, donde la belleza y la tragedia van de la mano.
El atractivo del terror gótico, tanto en literatura como en cine y televisión, reside en esa capacidad para dialogar con las inquietudes del presente a través de símbolos del pasado. Su renacer en nuestro tiempo confirma lo difícil que resulta silenciar las viejas historias de fantasmas, secretos familiares y traumas colectivos bajo la niebla de la razón. El género continúa ofreciendo un espacio para la exploración emocional, la crítica social y el deleite estético, adaptándose a los formatos y lenguajes de cada época.