Se tiene que morir mucha gente: Victoria Martín

Se tiene que morir mucha gente

Se tiene que morir mucha gente

Se tiene que morir mucha gente es la ópera prima en el género de la novela de la comediante y guionista española Victoria Martín. La obra en cuestión le tomó a la autora dos años, más que por sus obligaciones personales, a causa del gran respeto que siente por la literatura. De modo que, una vez culminado, el texto fue publicado por la editorial Plaza & Janés el 20 de octubre de 2022. Se trata de una ficción cargada de humor, pero también de cotidianidad y descaro.

El primer título literario de Victoria Martín es un respiro de aire fresco entre tanta positividad tóxica. La obra en sí no se encarga de hacer una declaración sobre cómo enfrentar y salir de los problemas del día a día, sino de crear consciencia sobre una problemática que se hace más real con cada día que transcurre: la inacción. Las cosas malas pasan, pero no lo hacen solas, hay que ayudarlas, levantarse de la silla y hacer algo.

Sinopsis de Se tiene que morir mucha gente

Bárbara y los ansiolíticos

Se tiene que morir mucha gente está narrada desde el punto de vista de Bárbara, una asistente de guion que trabaja para un programa de televisión. Su grupo de colaboradores, en su mayoría, son hombres, y se consideran a sí mismos muy graciosos. El ambiente laboral es cada vez más tenso. Para superarlo, Bárbara se hace adicta a los ansiolíticos, mientras ve cómo toda su vida se inclina peligrosamente hacia la miseria emocional, mental y física.

Al mismo tiempo, la mujer está obsesionada con ganar dinero y estabilizar su situación. Pero su acercamiento a un capitalismo desmedido es muy leve, sobre todo porque Bárbara no toma una acción contundente para cambiar. Las personas a su alrededor tampoco resultan ser de ayuda. La protagonista vive con Maca, su amiga de toda la vida, quien es una actriz fracasada.

Elena y el escape

Otro pequeño paso en el supuesto ascenso de Bárbara hacia la estabilidad consiste en asistir al baby shower del bebé de Elena, otra de sus amigas del colegio. El personaje principal tiene una idea extraña acerca de este evento. Su razón para ir se basa, fundamentalmente, en que ella piensa que todo el ritual alrededor del nuevo miembro de la familia de Elena será capaz de reivindicar su propio camino hacia una adultez más próspera.

Sin embargo, las cosas no salen como Bárbara lo planea, porque, al final de la fiesta, la embarazada deja a su esposo y huye junto a la protagonista y Maca a su departamento. Este hecho transforma la dinámica ya inestable de las cohabitantes, y destroza poco a poco lo que consideraban como una amistad inquebrantable. Tiempo después, otra mujer llega a la casa y termina por sepultar la relación entre todas las arrendadas.

Fabiola y las joyas de Bangladesh

Fabiola es la última amiga en sumarse a la colisión emocional en la que se convirtió el departamento. Ahora deben convivir una guionista frustrada, una actriz que no deja de acumular fracasos, una mujer casi a término de su embarazo, la cual sufre de ciclotimia, además de una especie de influencer poco confiable que maneja una gran cuenta de joyas hechas por niños de Bangladesh.

Fabiola suele sufrir de ese mal llamado positivismo tóxico, donde se postean frases inspiradoras a Instagram, pero en la vida real no se ejecuta nada de lo antes profesado. Con el tiempo, los pequeños problemas diarios dan paso a algo mayor, sin embargo, nadie habla acerca del elefante en la habitación hasta que ya es demasiado tarde.

En suma, Se tiene que morir mucha gente es la historia de cuatro amigas que se reencuentran para descubrir que ya no tienen nada en común.

Más allá del paso del tiempo

Lo anteriormente mencionado es duro, sí, pero Victoria Martín es una experta en dotar de humor e ironía sus escenas más cruentas. La mayor parte de las historias llegan al lector por medio de la protagonista, sus diálogos y sus monólogos internos cargados de sátira social y política.

A lo largo de la novela es posible darse cuenta de lo desencantadas que están las cuatro amigas con sus respectivas vidas. Pero, a pesar de los desacuerdos, del egoísmo y los fallos, Fabiola, Elena, Maca y Bárbara se tienen.

Un final poco alentador, pero realista

Se tiene que morir mucha gente es una crítica social acerca de esos libros de autoayuda que prometen felicidad absoluta e infinita. Y sí, a esos textos que afirman que, al final de sus páginas, es posible hallar el final del arcoíris. Esta es la razón de que el culmen de la novela sea… un poco gris. Tras todos los dramas narrados en la obra, los conflictos laborales y personales, se espera que la autora salve a la protagonista.

No obstante, el libro no camina en esa dirección. Victoria Martín no construye un trayecto con metas brillantes para su personaje principal y sus amigas. No hay una elevación a la dicha después del caos, sino que, en tal caso, las confisca a dar pequeños pasos para cambiar las reglas de su propia vida.

Por ejemplo: Elena, a pesar de no querer estar casada ni ser madre, vuelve con su esposo. Por otro lado, Bárbara asegura que va a estar allí para ella cuando decida divorciarse en algunos años, mientras se lleva a los labios otro ansiolítico. Porque cambiar no es fácil, requiere tiempo, esfuerzo, disposición, y años de terapia.

Sobre la autora, Victoria Martín

Victoria Martin

Victoria Martin

Victoria Martín de la Cova nació en 1989, en Rivas-Vaciamadrid, España. Se trata de una conocida cómica, guionista, periodista y presentadora de Televisión y radio española. Martín se licenció en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. Posteriormente realizó una maestría en escritura de guion para cine y TV, complementando su educación a través de cursos especializados en Analítica Web y Publicidad Digital.

Victoria Martín es afamada por presentar programas como Yu: No te pierdas nada, cuyo personaje principal era el mismo que interpretó en un canal de YouTube que creó con anterioridad junto a Nacho Pérez-Pardo. Más tarde, Victoria abrió su propia cuenta y adoptó su nombre real para manejarla. En 2021 recibió el Premio Ondas gracias a un podcast llamado Estirando el chicle, el cual realizó en compañía de Carolina Iglesias.


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