Salva Alemany es valenciano, escritor y músico y entre sus títulos figuran La suerte no existe, Éire, Alacrán, Una mirada perdida y la última, Lapsus. En esta entrevista nos habla de ella y de otros muchos asuntos. Le agradezco mucho su tiempo y amabilidad al atenderme.
Salva Alemany — Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu nueva novela lleva por título Lapsus. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde surgió la idea?
SALVA ALEMANY: En los 90 conocí a un cura en el barrio de Nazaret, al sur de València. Al cabo de los años, cuando ya habíamos perdido el contacto, este cura fue detenido por encabezar una organización dedicada al narcotráfico. Esa historia se quedó dando vueltas en mi cabeza hasta que decidí escribir Lapsus, imaginar cómo pudo suceder aquello, qué llevó a un cura de un pequeño barrio desfavorecido a traficar con cocaína. Lapsus es también la historia de ese barrio, de sus gentes, de su historia reciente, un lugar abandonado y degradado por la desidia política, la corrupción y el capitalismo salvaje.
- AL: ¿Te puedes remontar a ese primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
SA: Comencé, como muchos en mi generación, leyendo tebeos, de ahí pasé a los cómics y a la novela ilustrada. No tengo memoria del primer libro, pero si he de recordar alguno que me impactara como lector, tal vez sería La isla del tesoro, de Stevenson, que para mí sigue siendo uno de los grandes narradores de la historia. Nunca había escrito relatos, diarios ni cosas parecidas, así que mi primera historia fue mi primera novela La suerte no existe.
- AL: ¿Un escritor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
SA: Hay pocos escritores de los que haya leído toda su producción, John Steinbeck, John Fante, Patricia Highsmith, Raymond Chandler, Hanif Kureishi, William Faulkner, Don Winslow, Denis Lehane, Yuri Herrera…
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
SA: No soy especialmente mitómano en cuanto a los personajes, pero si hay uno que me hubiera gustado crear sería Mike Hoolihan, protagonista de Tren nocturno de Martin Amis.
Costumbres y géneros
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
SA: Siempre escribo con música. Elijo un disco que me proporcione un tono o un ambiente específico para la novela que estoy escribiendo y lo reproduzco en bucle, una y otra vez. Me ayuda a encontrar el ritmo cada vez que retomo la escritura. Alacrán fue escrita con Matthew Halsall, sonando sin cesar; en el caso de Lapsus fue el grupo The Delines.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
SA: Soy absolutamente indisciplinado y caótico a la hora de escribir, puedo pasarme meses sin escribir una sola palabra y luego hacerlo compulsivamente durante meses a cualquier hora del día. No lo recomiendo a nadie. Puedo escribir en cualquier sitio, pero eso sí, necesito un ordenador.
- AL: ¿Hay otros géneros que te gusten?
SA: Leo de todo, no hay ningún género del que reniegue por principio. Dirigir un club de lectura me obliga a tener la mente abierta y descubrir todo tipo de géneros.
Lecturas y panorama editorial
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
SA: Acabo de terminar Salir a robar caballos del noruego Per Petterson, y tengo a medias Flores extrañas del irlandés Donal Ryan. En cuanto a la escritura, tengo dos novelas comenzadas, el tiempo dirá cuál de ellas tendrá que esperar en el cajón.
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?
SA: El panorama editorial y el mundo literario son un chiste de mal gusto. Es realmente deprimente conocer cómo funciona este negocio por dentro, la cantidad de obras mediocres que son nominadas y premiadas responde a intereses absolutamente alejados de una calidad mínima, por no hablar de las novelas más vendidas. Una broma. Campañas millonarias de promoción que aúpan novelas de escritores con egos descomunales y cuyas obras no pasarían del aprobado en una redacción de colegio. Es todo bastante desalentador, la verdad.
Conozco grandísimos escritores que no venden más que unos cientos de ejemplares y pasarán sin pena ni gloria. Las editoriales buscan el beneficio rápido, es comida basura, no se invierte un euro en promoción, no se arriesga, ya nadie apuesta por autores desconocidos. Antes los editores creían en una obra, apostaban por ella. Ahora, en cambio, publicar depende más de factores mediáticos que de calidad u originalidad.
- AL: ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo tanto en el ámbito cultural como en el social?
SA: La verdad es que las crisis son consustanciales a la humanidad, no entender que la vida es cambio permanente es estar destinado a la frustración y a la depresión. Y la experiencia nos dice que los cambios no siempre son a mejor. Adaptarse y aprender de las crisis es lo único que tiene sentido. No tengo una gran esperanza en el ser humano, y si te soy sincero, la destrucción total del género humano me parecería una noticia estupenda. Abogo por la castración química, ponerle fecha de caducidad a toda esta locura y disfrutar de lo que nos quede. Sería tan bonito…