En una pequeña población de Michigan llamada Ypsilanti, hay una barbería con el nombre de Fuller Cut. Hasta ahí todo normal y sin nada que ver con la literatura, ¿verdad? ¡Sigamos! Esta barbería está regentada desde hace 20 años por un hombre llamado Ryan Griffin, quien además de ser y ejercer como peluquero tiene un diploma en Estudios Afroamericanos. Normalmente, los peluqueros y peluqueras que solemos conocer todos hacen descuentos especiales por temporadas, por corte más peinado, por mechas más tratamientos especiales, etc. Ryan Griffin también los hace, pero por otra causa, de hecho, por una mejor y buena causa.
Ryan Griffin descuenta 2 dólares a esos niños que leen en voz alta mientras él les corta el pelo o les peina. Hasta aquí todo un detalle que le honra y le hace partícipe de su generosidad para la literatura en general y para la educación de los menores en particular. Pero aquí no acaba la historia, tiene un detalle bueno más… Y es que los libros no son simples cuentos. Son libros que intentan proyectar una imagen positiva y buena de la comunidad afroamericana. Como dice el propio Griffin: «Son libros escritos por y para afroamericanos. Quiero que los pequeños entren en contacto con sus iguales. Que lean sobre personajes que son atletas o astronautas y que partieron del mismo punto que ellos. Mi objetivo es que cuando el cliente abra la novela piense: ‘¡Vaya! Este chico tiene la piel y el pelo como yo, y es genial».
Es tal el impacto que ha causado esta noticia que ha dado la vuelta al mundo, no solo a través de las redes sociales y por internet sino también se han hecho eco de ella telediarios de varias partes geográficas. Por lo tanto, y resumiendo, ¿qué puntos buenos sacamos de la iniciativa de este gran peluquero?
- Potencia el gusto por los libros y la literatura en general, por parte de niños y niñas.
- Mejora su educación, su lenguaje,…
- Contribuye a mejorar el mundo incitando un cambio social especialmente necesario en el contexto estadounidense hacia los afroamericanos.
Y es que todos, en menor o mayor medida, podemos cambiar el mundo a mejor, y este es un gran ejemplo de ello. ¡Bien por Ryan Griffin!