El escritor chileno Ramón Díaz Eterovic fue anunciado este lunes 22 de septiembre como ganador del Premio Nacional de Literatura, una decisión comunicada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio tras la sesión del jurado en el Palacio Pereira.
La distinción reconoce una trayectoria sostenida y la consolidación de un universo narrativo propio, encarnado en el detective Heredia, figura clave de la novela negra local. El anuncio llega en el marco de la retomada periodicidad anual del premio, que alterna entre narrativa y poesía, y sucede a la poeta Elvira Hernández, galardonada en la última edición.
Quién es y por qué su obra importa

Nacido en Punta Arenas en 1956, Díaz Eterovic se trasladó a Santiago en 1974 para estudiar Ciencias Políticas y Administrativas en la Universidad de Chile, donde se tituló como administrador público y cursó estudios de literatura. Desde entonces, su nombre quedó asociado a una narrativa policial de sello propio, que dialoga con la historia reciente del país.
Su personaje más célebre, el detective Heredia, irrumpió a fines de los años 80 y se convirtió en símbolo del género en Chile. La saga, iniciada con La ciudad está triste (1987), inspiró una adaptación televisiva en TVN (Heredia y asociados, 2005), con Claudio Arredondo en el papel protagónico, además de incursiones en cómic y otros formatos.
La producción de Díaz Eterovic es extensa: 22 novelas publicadas en Chile y 33 en el extranjero; 12 libros de cuentos, 4 de poesía, 7 de narrativa infantil y juvenil; 2 ensayos, 1 novela gráfica y 10 antologías propias. Su obra figura en 57 antologías, cuenta con 3 audiolibros y ha participado en 38 encuentros internacionales en América, Europa y Asia. Ha sido traducido a 10 idiomas (inglés, alemán, francés, italiano, griego, croata, portugués, chino, danés y ruso).
Además de su labor creativa, ha contribuido a visibilizar la narrativa chilena contemporánea. Junto a Diego Muñoz coordinó antologías como Contando el cuento y Andar con cuentos, y recibió el apoyo de la Red Patagonia Cultural y de diversas voces del mundo literario que respaldaron su postulación.
El fallo del jurado y los detalles del galardón
El jurado estuvo integrado por Carolina Arredondo (ministra de las Culturas), Rosa Devés (rectora de la Universidad de Chile), Elvira Hernández (Premio Nacional de Literatura 2024), José Antonio Guzmán (rector de la Universidad de los Andes, en representación del Consejo de Rectores y Rectoras), María Eugenia Góngora (Academia Chilena de la Lengua) y los escritores Pía Barros y Pablo Simonetti —este último participó de manera telemática.
En su argumentación, el comité destacó que la obra del autor entrelaza intriga, memoria y crítica social, con una notoria riqueza estructural y una perspectiva íntimamente ligada a la experiencia chilena de las últimas décadas. El acta también subraya la combinación de reflexión ética y mirada crítica como rasgos distintivos.
El anuncio se realizó en el Palacio Pereira con la presencia del propio escritor. El reconocimiento contempla un diploma, un monto en torno a 23 millones de pesos (reajustado anualmente según el IPC) y una pensión vitalicia equivalente a 20 UTM mensuales.
Este es el primer año en que el galardón se entrega de forma consecutiva tras la actualización normativa que reinstaló su periodicidad anual, alternando especialidades. La ministra enfatizó que la decisión responde a una trayectoria coherente y a una voz narrativa que ha aportado un registro propio a las letras nacionales.
Un género para leer Chile: impacto y reacciones

Al conocer el veredicto, el autor —de 69 años— expresó su emoción por incorporarse a la nómina de premiados en la que figuran referentes como Manuel Rojas, Carlos Droguett y Francisco Coloane. Agradeció el apoyo de su familia, de colegas y de lectoras y lectores que siguieron el proceso.
Díaz Eterovic ha defendido que su trabajo ayudó a reinstalar la novela negra en Chile desde los años 80, no solo por el número de autores que la cultivan, sino por la amplitud de temas abordados. A su juicio, el policial se ha convertido en un vehículo privilegiado para narrar la historia social del país, del periodo dictatorial a la actualidad.
Desde la academia, voces especializadas han remarcado que su narrativa traspasa los límites del género para examinar corrupción, memoria e injusticia, con Heredia como observador de la ciudad de Santiago. La figura del detective —con su mundo nocturno y la ironía como marca— permite conectar pasado y presente a través del misterio.
Instituciones y editoriales han puesto en valor su expansión internacional y su constancia: presencia en múltiples países, traducciones a diez idiomas y reconocimientos previos como el Premio Anna Seghers (1987), el Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (1995) o Las Dos Orillas del Salón del Libro Iberoamericano de Gijón (2000). La Universidad de Chile subrayó además su vínculo como egresado, y el Ministerio difundió el fallo a través de sus canales oficiales.
Con este reconocimiento, la trayectoria del creador del detective Heredia queda situada en el centro del mapa literario chileno: una obra prolífica, traducida y estudiada, que combina intriga y crítica social sin perder de vista las preguntas éticas que atraviesan a la narrativa contemporánea.

