Un texto técnico-científico es un tipo de documento que tiene como objetivo principal transmitir conocimientos especializados, basados en los avances de la ciencia o la tecnología, de manera clara, precisa y objetiva. Esta clase de texto es común en disciplinas como la Medicina, la Ingeniería, la Biología, la Física, y otras ramas del conocimiento, caracterizándose por su función referencial.
Este tipo de investigación pertenece a una amplia variedad de géneros, entre los que se pueden destacar la monografía, el informe, la conferencia, el artículo, los libros de texto, el examen, las instrucciones de uso, las tesis doctorales, el ensayo científico y demás medios. Un texto técnico-científico jamás es literario, pues presenta características concretas, las cuales abordaremos a continuación.
Características principales de un texto técnico-científico
Antes de entrar más profundamente en el tema central, es necesario aclarar algunas cuestiones básicas con respecto al texto técnico-científico, ya que, cuando es tratado desde una perspectiva comunicativa, puede presentar unas u otras características, dependiendo del conocimiento previo del interlocutor.
Por ejemplo
- Cuando el emisor y el receptor comparten un nivel de conocimiento igual o similar: en este sentido, se comprende que ambos son especialistas, por lo que el texto se caracteriza por un alto grado de saber, preferencia por un registro lingüístico formal y un ejercicio superior en cuanto a la planificación del texto. Estos son comunes en revistas, conferencias, congresos o cursos.
- Cuando el documento está compuesto por códigos complementarios del lenguaje verbal, como mapas, diagramas y apoyos gráficos. También se hace uso de símbolos que sustituyen conceptos, optando por las fórmulas. De igual manera, es común el empleo de lenguajes formales especiales, como en el caso de la programación informática.
- Cuando el emisor y el receptor presentan una notable diferencia entre sus respectivos saberes. Este tipo de textos adoptan un estilo llamado “divulgación científica”, el cual se define por anteponer la claridad del mismo por encima de la precisión. Además, suelen transmitirse en medios de comunicación masiva, donde se utilizan diversos recursos para su comprensión.
Métodos científicos
Método deductivo
Se trata de un modelo que va desde lo general a lo específico, de lo macro a lo micro. Por lo tanto, parte de una hipótesis que, durante el desarrollo del texto, se desgrana en la aportación de los hechos, datos a demostrar y pruebas concluyentes. En este caso, la estructura que maneja el método es la analizante.
Método inductivo
Este método utiliza una estructura contraria al anterior, yendo de lo particular a lo más general. Parte de los hechos, pruebas y datos, para luego extraer de ellos una conclusión que explica el sentido mismo de los eventos mencionados. El modelo se basa en una estructura sintetizante.
Estructura encuadrada
Por lo general, esta parte de una hipótesis que tiende a confirmarse —algunas veces con múltiples variaciones— en la conclusión. Durante el progreso, aparece una explicación detallada. Sin embargo, la estructura global de un texto con base en este registro suele seguir el esquema básico: introducción, desarrollo y cierre.
Características básicas para la preparación de un texto técnico-científico
Claridad
Al momento de redactar un texto técnico-científico, es esencial que los conceptos se exhiban de manera clara: la información debe ser presentada sin dar lugar a ambigüedades o malentendidos, lo que implica un uso cuidadoso del lenguaje. Para ello, se deben evitar términos vagos y explicar las ideas complejas de manera accesible. Asimismo, pueden hallarse préstamos del latín, griego u otras lenguas clásicas.
Precisión
Podría parecer obvio, pero la precisión es vital para la creación de textos técnico-científicos. En ellos, los datos, hechos y cifras tienen que ser exactos y verificables. Esto encierra el uso de unidades de nombres científicos adecuados, fechas exactas y medidas correctas. El único condicionante para que esto se dé de forma distinta, es que el documento esté enfocado —como se explicó en apartados anteriores— en la divulgación.
Objetividad
Los textos técnico-científicos deben estar libres de opiniones personales o subjetividades. Al autor se le recomienda centrarse en los hechos y en la interpretación de los datos de manera imparcial, basándose en evidencia verificable.
Estructura lógica
También es evidente que el orden del contenido en un texto técnico-científico debe seguir una organización lógica. Esto, generalmente, comienza con una introducción que plantea el problema, seguida de un desarrollo que expone la información en detalle, y terminando con una conclusión donde se resumen los hallazgos o se proponen nuevas preguntas o investigaciones con el fin de seguir avanzando en la materia.
Uso de terminología especializada
En gran medida, este apartado depende del público objetivo, por lo que el texto puede incluir términos utilizados en un ambiente especializado. Si esto ocurre, es fundamental que dichas palabras sean utilizadas de manera correcta, y solo cuando sea estrictamente necesario. Por otro lado, es recomendable hacer uso de explicaciones o definiciones, como apéndices o notas al pie.
Rigor metodológico
En los textos científicos, es esencial describir con detalle los métodos y procedimientos utilizados en la investigación. Esto permite que otros investigadores puedan reproducir el estudio o comprender completamente cómo se alcanzaron las conclusiones, lo que, al mismo tiempo, dota de verosimilitud el proyecto y de credibilidad la figura del investigador.
Referencias y citaciones
La norma indica que los textos técnico-científicos deben cimentarse en investigaciones previamente realizadas, por lo que es muy importante hacer referencia a las fuentes utilizadas. Este no solo es un comportamiento ético sobre el derecho de autor, sino que también permite a los lectores posteriores consultar los proyectos originales para profundizar en el tema tratado.
Estilo formal
El estilo de redacción de un texto técnico-científico debe ser formal y evitar el uso de coloquialismos o lenguaje inadecuado, como la jerga. Es importante mantener un tono profesional que refleje la seriedad del contenido. Aun así, dentro de este es posible hallar palabras prestadas del inglés o del francés. Lo mismo ocurre con los xenismos como big bang o by-pass, y adaptaciones como “casete” y “bite”.
Uso de gráficos y tablas
Muchas veces, la complejidad de la información requiere el uso de gráficos, tablas, diagramas y otros elementos visuales que ayudan a representar datos de manera más comprensible, además de apoyar las explicaciones textuales.
Concisión
Aunque la precisión es importante, también lo es la concisión. Un texto técnico-científico debe evitar la redundancia y la información innecesaria, centrándose en los aspectos más relevantes del tema tratado, pues, de esta forma, facilita la comprensión de los receptores, así como la posible aplicación de los conceptos presentados.