Un microrrelato es un tipo de texto literario que se caracteriza por su brevedad extrema y su capacidad para contar una historia completa o generar un impacto significativo en el lector con apenas unas pocas palabras. Este género, también conocido como «relato corto», ha ganado popularidad en los últimos años debido a su adaptabilidad a los ritmos de lectura contemporáneos.
Con el paso de los años, internet y las redes sociales han generado que los lectores se vuelvan menos atentos, lo que los hace preferir libros con tramas más breves. En este sentido, los microrrelatos se han convertido en una herramienta fundamental para seguir fomentando la expresión literaria y la lectura de esta, suponiendo un reto creativo para los autores.
Características del microrrelato
Brevedad
La extensión de un microrrelato puede variar desde unas pocas palabras hasta un máximo de 200 o 300 palabras. Algunos escritores incluso se aventuran en el terreno del relato mínimo, conocido como «microrrelato hiperbreve», que puede consistir en una sola frase. Por supuesto, para que este tipo de narraciones funcionen, debe haber cierto nivel de maestría en su ejercicio.
Condensación
En un microrrelato, cada palabra cuenta. El lenguaje debe ser preciso, cargado de significado y cuidadosamente seleccionado para transmitir la mayor cantidad de información con el menor número de palabras. Es aquí, precisamente, donde entra en juego la complejidad que implica su escritura, pues, para lograr un mayor impacto, es necesaria una práctica constante.
Narración
A pesar de su brevedad, el microrrelato conserva los elementos esenciales de una narración más extensa: personajes, conflicto y desenlace. Sin embargo, estos componentes pueden presentarse de manera implícita o fragmentada, dejando espacio para que el lector participe activamente en la construcción del sentido de la obra.
Impacto
El microrrelato busca generar una reacción inmediata y contundente en el lector. Este tipo de texto intenta sorprender, emocionar, inquietar o dejar una reflexión profunda. En este sentido, el impacto suele conseguirse mediante finales abiertos, giros inesperados o un lenguaje que evoque grandes sentimientos.
Intertextualidad y sugerencia
Debido a su laconismo, el microrrelato a menudo recurre a referencias culturales, literarias o históricas que el lector debe reconocer para captar plenamente el mensaje del texto. Además, la omisión y la sugerencia son técnicas comunes que permiten crear un significado más amplio de lo que está explícitamente dicho.
Orígenes y evolución
El microrrelato tiene raíces antiguas. Muchas tradiciones orales y escritas, como las fábulas, los aforismos y los epigramas, comparten similitudes con esta forma literaria. No obstante, el microrrelato moderno como lo conocemos hoy surgió a partir del siglo XX, con autores que experimentaron con la frugalidad como una manera de desafiar las convenciones narrativas.
Uno de los ejemplos más conocidos y a menudo atribuido a Ernest Hemingway es el microrrelato: «Vendo zapatos de bebé, sin usar». Aunque su autenticidad es debatida, este relato ha sido alabado por su capacidad para sugerir una historia completa en muy pocas palabras.
Autores como Jorge Luis Borges, Augusto Monterroso, Juan José Arreola y Ana María Shua han sido fundamentales en el desarrollo del microrrelato en la literatura hispanoamericana. Sus textos breves exploran temas filosóficos, fantásticos y cotidianos, demostrando la versatilidad del género.
Estructura del microrrelato
Aunque no existe una estructura fija para el microrrelato, se pueden identificar ciertos elementos comunes entre todos los existentes:
Inicio abrupto
Muchas veces, el microrrelato comienza in medias res —en medio de la acción— lo que permite captar la atención del lector desde la primera palabra.
Economía narrativa
Los detalles secundarios se eliminan o se sugieren implícitamente. Esta técnica obliga al que lee a llenar los vacíos con su propia imaginación.
Final contundente
El desenlace del microrrelato suele ser sorpresivo, ambiguo o impactante. Es muy probable que esta forma de escribir deje una huella indeleble en aquel que disfruta de las historias cortas.
Temáticas del microrrelato
El microrrelato puede abordar una amplia gama de temáticas, desde lo cotidiano hasta lo extraordinario. Algunos temas frecuentes incluyen:
Lo fantástico
Historias que desafían las leyes de la realidad, explorando lo mágico, lo sobrenatural o lo absurdo.
Lo cotidiano
Escenas de la vida diaria presentadas desde una perspectiva original o con un giro inesperado.
El humor
Relatos que buscan provocar una sonrisa o una carcajada mediante juegos de palabras, situaciones cómicas o ironías.
La tragedia
Narrativas que conmueven por su carga emocional, a menudo relacionadas con la pérdida, el dolor o la soledad.
La reflexión
Textos enfocados en invitar a la meditación sobre cuestiones filosóficas, sociales o existenciales.
Consejos para escribir un microrrelato
Escribir un microrrelato puede ser un desafío debido a la necesidad de condensar una historia completa mientras se economiza el lenguaje. Por ello, presentamos algunos consejos que podrían ayudar en su escritura.
Comienza con una idea clara
Decide qué quieres transmitir antes de empezar a escribir. Puede ser una imagen, una situación, un sentimiento o una idea.
Utiliza un lenguaje preciso
Cada palabra debe ser significativa, instalada de manera casi quirúrgica. Evita redundancias y elige términos que aporten más de un nivel de significado.
Obvia el exceso de explicación
Confía en la capacidad intelectual del lector para interpretar y completar la historia.
Juega con los finales
Experimenta con desenlaces abiertos, sorpresivos o que inviten a la reflexión.
Revisa y edita
La brevedad exige perfección. Revisa tu texto varias veces para asegurarte de que cada palabra sea necesaria.
Algunos ejemplos
«¿Amor?» de Juan Ortiz
Su gato era todo para María, su confidente y única compañía. Ese martes, ella olvidó el nebulizador en el trabajo. El ataque de asma la agarró desprevenida a medianoche durante una parálisis del sueño.
Cuando encontraron su cadáver —cuatro días después del deceso—, sus partes blandas habían sido devoradas.
Los amantes de los felinos se negaban a creer los titulares de prensa; ese noble ser no podría haberlo hecho.
Sin embargo, un defensor acérrimo del gato contó lo acontecido en la tragedia de Los Andes… Entonces todos se calmaron, olvidaron rápido lo sucedido y prontamente encontraron hogar para la mascota.
«Loop» de Juan Ortiz
«Alguien, por favor, borre el video… ¡no otra vez! ¡Nooo!», así rezaba el extraño tuit en su cuenta, inactiva desde hace semanas tras su deceso.
Su asesinato había sido el más cruel y sanguinario jamás registrado por cámaras de seguridad. Apenas salió a la luz el vídeo, se viralizó en todas las redes.
«Él no sabe todavía qué pasa… no entiende. Solo se siente extraño al revivir y morir de la misma sádica manera —segundo a segundo, una y otra vez— cada vez que el morbo humano busca ver cómo acabó todo», dijo la médium en el lugar de los hechos, confirmando así a su madre el peor de los temores.
«Serial» de Juan Ortiz
Números 22:23-31, la Biblia no se equivocaba, sólo que a mí nadie me abrió los ojos. Los perros quebraban nuevamente la madrugada con sus ladridos. Era el séptimo día del suplicio, sí, justo una semana luego del asesinato de José.
No lograba entender nada. Si no hubiera sido por las dos horas de descanso diarias hubiese terminado loco. Me asomaba a la ventana y la jauría se calmaba; era la única manera de aplacar sus delirios.
Ahora estoy con José. No, no debí tomar esas pastillas para dormir.
Es la séptima noche luego del velorio, trato de advertir a mi madre, llora mucho por mí, pero los perros no ladran lo suficiente. Ella hoy no se ha asomado a la ventana, el asesino lo sabe y ya está forzando su puerta.
«Limbo» de Juan Ortiz
Esa mañana pidió lo acostumbrado, ocupando, solitario, la mesa habitual. Persistía su sonrisa pícara por la noche anterior.
—Disculpe, ¿puedo sentarme? —preguntó un hombre enflusado, periódico y café en mano.
—Claro, hay espacio —él respondió, sonriente.
—¿Las disfrutas mucho, verdad, Carlos? —increpó el extraño.
—¿De qué habla? ¿¡Cómo sabe mi nombre!? —replicó Carlos, consternado.
—De las mujeres ajenas, obvio —contestó, irónicamente, el misterioso hombre, asomando un revolver debajo del periódico—. Mandaron a borrarte esa sonrisa… pero hoy te salvas, hay mucha gente. Cuídate —dijo, para marcharse luego. Carlos enmudeció.
Han pasado diez años, Carlos todavía respira, pero su calma no vuelve, tampoco su sonrisa.
Otros ejemplos populares de microrrelatos
«El dinosaurio» de Augusto Monterroso
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
«Fin» de José de la Colina
Al final se quedó solo el eco del disparo.
«El rayo que cayó dos veces en el mismo sitio» de Augusto Monterroso
Hubo una vez un Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio; pero encontró que ya la primera había hecho suficiente daño, que ya no era necesario, y se deprimió mucho.
«Ángeles» de Espido Freire
Apostados cada uno en una esquina de la cama le veían cada noche rezar y dormir. Una vez quisieron mostrarse. El niño rompió a gritar y su madre trató de convencerle de que los monstruos no existían. Ellos bajaron la cabeza, avergonzados, y ocultaron su fealdad tras sus alas.
«Carta del enamorado» de Juan José Millás
Hay novelas que aun sin ser largas no logran comenzar de verdad hasta la página 50 o la 60. A algunas vidas les sucede lo mismo. Por eso no me he matado antes, señor juez.
«Calidad y cantidad» de Alejandro Jodorowsky
No se enamoró de ella, sino de su sombra. La iba a visitar al alba, cuando su amada era más larga.
«La manzana» de Ana María Shua
La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en dos la manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así como nunca llega a formularse la ley de la gravedad.
El microrrelato en la era digital
El microrrelato ha encontrado un terreno fértil en las redes sociales y plataformas digitales. Su brevedad lo hace ideal para ser compartido en espacios como Twitter, donde el límite de caracteres desafía a los escritores a ser concisos y creativos. Esto, en lugar de ser un retroceso, ha significado una transformación de los procesos de cada autor, una invitación a ser auténticos.
Además, esta forma literaria también se adapta al estilo de vida contemporáneo, donde los lectores buscan contenido rápido y de fácil consumo. Esto ha llevado a una proliferación de concursos, antologías y proyectos dedicados exclusivamente al microrrelato. Sin embargo, su aparente sencillez no debe confundirse con frivolidad o declive artístico.