Cómo escribir una novela: el proceso de documentación

Teclado de máquina de escribir

No son pocos los que creen, que en tanto que una novela es una obra de ficción, todo en ellas debe salir de la imaginación.

Sin embargo la realidad está muy alejada de tal afirmación.

La principal labor de la imaginación en el proceso de creación narrativa no es otra que la de transfigurar y ensamblar lo conocido para así, obtener algo nuevo. Uno no puede imaginar algo que no existe. En el fondo todo tiene su germen en la propia experiencia, en las personas conocidas, en los lugares visitados y en los momentos vividos, los cuales, obviamente son transfigurados pero tienen su base en el mundo real.

Es por ello que la documentación se antoja crucial para que el resultado de la obra sea verosímil. Nadie inventa el concepto ciudad, ni el concepto campo. Puedes inventar una ciudad concreta o un campo concreto, sí, pero lo harás en base a los que ya conoces. Por eso, nuestras invenciones dependen de nuestros conocimientos, y cuanto mayores sean estos más rico será aquello que inventemos, esa es la principal ventaja de documentarse.

Hay muchos factores que requieren documentación en una novela, por ejemplo, el entorno en el que tiene lugar (natural/urbano), las diferentes épocas históricas en las que se puede ambientar, los aspectos técnicos del trabajo de los personajes, los propios personajes en caso de ser figuras históricas, las propias ciudades en caso de ser ciudades concretas, así como múltiples objetos, procesos o edificios que pudieran aparecer en algún punto de nuestro relato.

Hombre escribiendo en una mesa

Por suerte para nosotros, a día de hoy las tecnologías han puesto a nuestra disposición numerosas herramientas que nos permiten llevar a cabo esta labor y aquí os dejamos algunas sugerencias:

  • Enciclopedias.
  • Documentales.
  • Otras novelas sobre la misma temática.
  • Ensayos.
  • Prensa: periódicos y revistas especializadas.
  • Manuales de diversos temas.
  • Libros de historia.
  • Consultar con profesionales o expertos (que suele resultar muy fiable ya que permite establecer diálogo de manera directa y aclarar diversas dudas).

Sea cual sea el método que elegimos para documentarnos siempre es aconsejable contrastar nuestras notas acudiendo a más de una fuente.

Como último apunte sobre la labor de documentación debemos advertir, tal y como indican la mayoría de manuales sobre creación literaria, que es un proceso largo, enriquecedor porque aprendemos pero tedioso en ocasiones y castrante en otras tantas porque a veces sucede que estamos deseando empezar a redactar y la documentación se va alargando y consume horas posponiendo lo verdaderamente divertido, que es escribir. No obstante merece la pena pasar por esto para salvaguardar precisamente el momento de la escritura y no tener que interrumpirlo más de lo necesario con constantes búsquedas, pudiendo centrarnos en él y dedicarle toda nuestra energía. Pese a todo, siempre surgirán nuevos puntos que requieren documentación a medida que avances en tu novela, pero cuantos menos sean menos tendrás que interrumpirlo.


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