Porqué ser bibliotecario no mola tanto como parece

Mostrador de biblioteca

No hace mucho leí que, según una encuesta, uno de cada dos británicos desea ser bibliotecario y que esta profesión es la segunda más deseada, solo por detrás de la de escritor. Como bibliotecaria me hice esa pregunta que tantas veces me hicieron cuando trabajé en Pekín y decía a qué me dedicaba: Really?

Nunca llegué a entender el tono de esa pregunta y, definitivamente, no sé cómo tomarme los datos arrojados por esa encuesta. Lo que sí puedo decir es que el trabajo de bibliotecario no mola tanto como se piensa.

Alguno pensará tras leer esta entradilla que me he levantado con espíritu de grinch, pero ver la orla con mis compañeros de promoción me lleva a pensar en qué se nos estaría pasando por la cabeza a todos los de esa foto el día que nos matriculamos en Documentación.

Ser bibliotecario es ejercer una profesión que fue definida por los mesopotámicos, así que solera tenemos un rato, siendo esto motivo de orgullo. Claro que este dato lo desconocíamos cuando empezamos.

Pero vayamos al cogollo del asunto que, como siempre, me voy por las ramas. Hay dos razones por las que una persona dice querer ser bibliotecario: a) es un trabajo tranquilo; b) se trabaja con libros.

Es un trabajo tranquilo

Bueno, es tranquilo relativamente. Si lo comparas con un médico de urgencias, por supuesto. Pero si alguno espera quedarse en el mostrador tranquilamente leyendo (imagen más que extendida del bibliotecario) sin que nadie le moleste, levantándose de vez en cuando para ordenar unos libricos, pues se equivoca.

En el mostrador se está al pie del cañón y llegan los usuarios, queridos y temidos según su naturaleza. Así que, sean como sean estos, el bibliotecario no se queda tranquilamente sentado leyendo y vigilando, tiene que desplegar sus habilidades sociales y de gestión para atenderles.

Se puede encontrar con usuarios que piden cosas fáciles, que además son agradables y simpáticos. Pero también los hay insoportables y pedantes que amargan la jornada laboral al más paciente de los profesionales.

Un caso real para ilustrar esto último: un usuario llega al mostrador y le dice al bibliotecario: «El rey Alfonso XIII ofreció una cena en Sevilla para una compañía de actores en 1928. Quiero saber el menú de la cena».

No recuerdo si esa era la fecha, pero la petición era esa. El menú de esa cena. La bibliotecaria a la que le ocurrió esto buscó, hasta que finalmente le pidió amablemente que se dirigiera a un archivo donde, si no se habían perdido, tendrían datos de ese evento.

El usuario no penséis que fue amable, la llamó incompetente entre otras muchas cosas.

Se trabaja con libros

Y con libros pensamos en literatura y obras del pensamiento: Historia, Filosofía, Filología… y es aquí cuando los que pasamos por el trance de estudiar Biblioteconomía (un palabro feo que ya no se usa), sonreímos con cierta soberbia a los filólogos, historiadores o filósofos que deciden saltar a nuestro terreno.

En una biblioteca hay de todo y ante ciertas consultas de nada te vale conocer hasta el autor más desconocido de la Generación del 50 o saber la secuencia interminable de guerras y revoluciones en la España del siglo XIX.

Para ilustrar esto os pongo otro caso real: en mi pueblo hay un bibliotecario que, tras cerrar la institución municipal donde él trabajaba, le recolocaron en la biblioteca porque el hombre escribe muy bien y sabe mucho de literatura. Actualmente es la persona más desmotivada que alguien se puede encontrar en un puesto de trabajo y se pasa la mitad del año de baja por depresión.

El trabajo de un bibliotecario es gestionar una institución que tiene que velar por el acceso de los ciudadanos al conocimiento y la cultura, desde literatura, pasando por las matemáticas, la ingeniería, la filosofía o el derecho.

Así que el trabajo de bibliotecario, para los que quieren ejercerlo porque piensan de alguna de estas maneras, no, no mola tanto.


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  1.   Gemawebsoc dijo

    Sí señora, lo has clavado. Eso por no hablar del tema de proceso técnico… Cuántas anécdotas podríamos contar de bibliotecarios ganándose el cielo? Leíste el post de @julianmarquina sobre el estrés de los bibliotecarios? Gracias por los tuyos

    1.    María Ibáñez dijo

      Sí, leí ese artículo. Muy bueno, sobre todo porque preguntó a través de Facebook a los colegas de profesión. Y por cierto, suscribo todo lo que dice.
      Muchas gracias por tus palabras, es un placer poder escribir sobre una profesión tan hermosa.

      Un saludo,

      María Ibáñez

  2.   Victor dijo

    estoy totalmente de acuerdo, pero aún así, me encanta este trabajo, y no lo cambio por nada.

    totalmente fan de la parte de los usuarios y la de los filólogos y humanistas que creen comernos el terreno

    Y sobre todo tu reflexión final, si esto no es lo tuyo, no entres, porque te supera

    1.    María Ibáñez dijo

      Muchas gracias por tu comentario, Víctor. Oigo a mucha gente hablar de que les apasionan los libros y que bibliotecario sería su trabajo ideal. Como bibliotecaria con formación y experiencia me sentí casi en la obligación de escribir este post.
      Eso sí, eso no quita para que sea un trabajo estupendo, pero hay que focalizarlo bien para no frustrarse.

      Un saludo,

      María Ibáñez

  3.   Carmen dijo

    Muy buen post. ¿Qué recomendarías a una filóloga que, tras reciclarse, en breve va a comenzar a trabajar como auxiliar de biblioteca y que tiene MUY idealizado el mundo de la biblioteconomía? Gracias 🙂