Nuria Rivera es de Badalona y estudió Psicología. Le gustaba escribir desde la niñez y ahora ya lleva 17 novelas publicadas de novela histórica y romántica, que fue el género que le abrió las puertas. La última se titula El secreto de las golondrinas y en esta extensa entrevista nos habla de ella y de otros muchos temas. Le agradezco mucho su gentileza y tiempo.
Nuria Rivera — Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu nueva novela es El secreto de las golondrinas. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde te vino la inspiración?
NURIA RIVERA: Es la historia de una familia de aceiteros andaluces que, tras la muerte de una de las hijas del patriarca, se entrelaza la investigación del asesinato con el reencuentro de unos amantes y un pasado cargado de secretos familiares. En ella hablo del valor de las raíces, del hogar como centro de una familia (representada por la casa familiar: Las Golondrinas) hablo de rencor, de envidias, de traiciones y secretos. Secretos familiares que pueden romper todo lo construido. Hablo del amor en todas sus formas: a la familia, a los amigos, a la tierra y al amor romántico.
La inspiración me llegó mientras paseaba por uno de los olivares de Alameda, pueblo de Málaga donde transcurre la novela. Allí pasé largas temporadas hace bastante tiempo y me venían a la mente escenas posibles de una trama. Guardé la idea, pero siempre pensé que tenía que escribir esa historia y ubicarla allí. Así que un buen día la retomé y surgió El secreto de las Golondrinas.
- AL: ¿Puedes recordar alguna de tus primeras lecturas? ¿Y lo primero que escribiste?
NR: Entre mis primeras lecturas de niña recuerdo Esther y su mundo, Los Cinco, de Enid Blyton, y los libros de Sissi, aquellos de Bruguera que venían ilustrados. Luego lecturas que mandaban en el instituto. El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, me impresionó bastante. Pero lo que realmente descubrí en literatura en mi época adolescente del instituto fue a las hermanas Brontë y a Jane Austen. Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, con el oscuro y torturado Heathcliff me encantó, igual que Jane Eyre, de su hermana Charlotte, o Persuasión, de J. Austen, con el encantador capitán Wentworth, y Orgullo y prejuicio, con el orgulloso y torpe social señor Darcy. Novelas que he releído en más de una ocasión.
La escritura fue una pasión secreta desde niña y escribía pequeños relatos o poesía. Recuerdo que uno de esos relatos era una invención de aventuras con mis amigos de clase, al estilo de Los Cinco, pero éramos cuatro. Otra historia era sobre una familia de dos hermanas que, al casarse, vivían lejos la una de la otra (esas podría decirse que fueron mis primeras obras literarias). Durante mucho tiempo escribí para mí (no solía mostrar a nadie mis textos), era una forma de expresar mis sentimientos y dejar libre mi imaginación.
Mi época universitaria me alejó un poco de la escritura. Cuando ya estaba asentada profesionalmente volví a retomarla como una forma de evasión y hobby. Le dediqué más tiempo, me formé como escritora en la Escuela de Escritura del Ateneo Barcelonés y me dediqué a ello con más seriedad y, podría decir, profesionalidad. El proyecto que salió de mis años de formación es una novela psicológica, de suspense e intriga con una pequeña trama romántica. Quizás algún día vea la luz.
La posibilidad de publicar con una editorial me llegó hace ocho años, al participar en un concurso, y desde entonces sigo con la misma editorial: Penguin Random House y combino la escritura con mi labor psicoterapéutica.
- AL: ¿Un autor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
NR: No puedo señalar un autor de cabecera, suelo escoger los libros por el tema o porque la portada o la sinopsis me atrae; incluso porque una reseña me ha generado la necesidad de leerlo o comprarlo. Tengo épocas de leer thriller, narrativa femenina, novela negra o romántica. Suelo intercalar los géneros. Soy de las que pasean por librerías y se detienen con cada libro que les llama la atención, actual o clásico. Los hojeo y si me convence la sinopsis o la primera página me lo compro. También leo bastante en ebook, a veces es más cómodo, porque pesa menos y tengo almacenados decenas de libros. Muchos pendientes, lo reconozco.
Sin embargo, hay autores que me gustan más que otros y he leído varias de sus obras. Entre ellos destaco: Ian McEwan, John Katzenbach, Almudena Grandes, Lorenzo Silva o María Oruña. En romántica a Nieves Hidalgo, Anna Casanovas, Megan Maxwell y Elisabeth Benavent, Brenna Watson o Yolanda Díaz de Tuesta (Bethany Bell). O autoras inglesas como Judith McNaugth, Julie Garwood o Johana Lindsey o la americana Nora Robers, por ejemplo.
- AL: ¿Qué personaje te hubiera gustado conocer y crear?
NR: Personajes literarios así, sin pensar mucho, diría Sira Quiroga, de María Dueñas (El tiempo entre costuras). Las grandes adulteras de la literatura me encantan: Emma Bovary (Madame Bovary, de Gustave Flaubert), Ana Ozores (La Regenta, de Leopoldo Alas «Clarín») o Anna Karenina, de León Tolstoi. Otros, Jane Eyre (de Charlotte Brontë) o a Jay Gatsby (El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald).
Como personaje real, me hubiera gustado conocer a Zelda, la esposa de Fitzgerald. Una mujer, sin duda, carismática y visionaria, dividida entre el éxito de su esposo y su propio mérito. Acabó sola, encerrada en un manicomio y tuvo una muerte trágica.
Otros personajes interesantes que me vienen a la mente son Hércules Poirot, de Agatha Christie, o Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle por su inteligencia y porque sus «manías» nos dejan ver como son. Escarlata O’Hara (Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell) o Josephine March (Mujercitas, de Louisa May Alcott), entre otros. Hay muchos personajes literarios atrayentes que me hubiera gustado conocer, no sé si crear. La construcción de un personaje es clave. Como escritora, he de decir que es un aspecto de la construcción de la novela al que le dedico mucho tiempo y cuido bastante la «ficha de personaje».
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
NR: Funciono mejor si hay silencio y me gusta escribir por las noches, pero escribo, y leo, sobre todo, los fines de semana. Si el ruido de fondo me molesta me aíslo con los earpods. Para crear algunas escenas me gusta escuchar música, así que van geniales.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
NR: Como digo, me gusta la noche, o al final de la tarde. Suelo escribir en mi despacho, aunque me encanta hacerlo con el portátil sentada en la cama o en el sofá. Sin embargo, como después la espalda me pasa factura, procuro no abusar de malas posiciones.
- AL: ¿Qué otros géneros te gustan?
NR: Me gusta la novela negra, el thriller, la novela de suspense y psicológica. De hecho, lo que más me gusta al escribir es mezclar estos géneros con la novela romántica.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
NR: El último libro que he leído ha sido La paciente silenciosa, de Alex Michaelides y después me ha costado que otra novela me enganchara (he abandonado tres para otro momento). Acabo de empezar La niña del sombrero azul, de Ana Lena Rivera, y me está gustando.
Sobre lo que escribo no puedo adelantar nada, pero estoy dando forma a mi próximo proyecto, configurando la escaleta y la ficha de personajes. Soy escritora de mapa.
Panorama editorial
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?
NR: Hace unos días hablaba con una librera, me decía que hay tantas novedades que duran expuestas solo dos o tres días tras su publicación. Esto te hace pensar. El exceso de publicaciones hace que un libro pierda la visibilidad muy pronto. Por otro lado, es casi lógico, no hay tanta estantería ni mesas donde mostrar las publicaciones. Los libros físicos ocupan espacio y los libreros acaban devolviendo los que no se venden, igual que las editoriales destruyen los excesos de estocaje. De alguna manera es la pescadilla que se muerde la cola: hay muchas publicaciones, no hay tanto estante para tanto libro nuevo y la novedad se hace invisible muy pronto porque llega algo nuevo.
Actualmente, si una editorial apuesta por ti, te publica el libro y se encarga de la distribución, pero tú debes hacer la promoción (este es el panorama actual, si no eres un superventas). Aquí las redes sociales y tu ingenio sobre marketing pueden ayudarte, más o menos.
El mundo editorial ha cambiado, pero creo que ha sido Internet la que lo ha cambiado todo. La editorial es un negocio (como toda empresa quiere ganar dinero), las librerías también. Y tú, como autor/a, quieres que tu libro tenga visibilidad y se venda, porque quieres que vuelvan a publicarte y eso depende de las ventas. Ya no solo sirve escribir el libro, ni siquiera que esté bien escrito, hay que saber moverse en las redes sociales y tener nociones de marketing.
El libro electrónico revolucionó el mundo editorial (y Amazon). Ahora los audiolibros están también de moda, pero esto no ha hecho que se publique menos en formato papel. Hay muchos autores que buscan su nicho y las modas nos traen unos géneros y relegan a otros, como si fuera por ciclos. Hay más oferta, hay más formatos para acceder a un libro y las editoriales buscan sus fórmulas para continuar en el mercado. La calidad es otra cosa, es subjetiva, hay libros buenos y malos, algo que no tiene nada que ver con las ventas, ni con el éxito editorial. Eso es un misterio.
Actualidad
- AL: ¿Qué tal llevas el momento actual que vivimos?
NR: Bien, aunque siempre se puede mejorar. La actualidad social que tenemos es la que es y poco puedo hacer yo para cambiarla. Aunque los políticos, esos señores y señoras que podrían hacer algo, tampoco parece que muevan grandes cosas. Si una escucha atentamente las noticias capta mucha palabra vacía; lo importante es lo que no se dice.
Desde mi ventana, que son mis libros, trato de empoderar a la mujer, decirle que su vida es suya y puede conseguir lo que se proponga. Trato de contar que si no nos gusta lo que tenemos que lo cambiemos, y dejemos de culpar al otro. Si algo no nos gusta y no hacemos nada para modificarlo la culpa es solo nuestra. Con la lectura se piensa, se aprende, se imagina y sobre todo se viaja a otros lugares para vivir otras vidas. Leer cambia a las personas porque las enriquece por dentro.
En mis libros me gusta hablar de la importancia de la familia, de los amigos y de saber quién eres. Me gusta mostrar conflictos psicológicos, en los que es fácil identificarse. Y todo, aderezado con una trama romántica y un misterio que resolver, porque eso siempre te invita a pensar.