Navidad. 3 clásicos: el Grinch, la cerillera y el señor Scrooge

Navidad. Otra vez o, mejor dicho, cada año llega antes, que a este paso la empezaremos a finales de octubre. En fin, que vuelven sus cuentos, sus historias, sus espíritus más o menos entrañables, sus nostalgias, sus buenos propósitos y deseos de siempre. Así que, para qué evitar los tópicos si nunca pasa de moda. Estos son mis 3 personajes literarios clásicos de Navidad: del creado más recientemente, el Grinch del Doctor Seuss, pasando por la pequeña cerillera de Hans Christian Andersen y terminando con el más famoso, el señor Scrooge de Charles Dickens.

La mayoría de las historias y cuentos de Navidad contienen una reflexión, una denuncia social o un final aleccionador que también suele tocar las emociones. Y así es con estas tres historias protagonizadas por personajes que todos guardamos en esa memoria emocional.

El GrinchDoctor Seuss

Theodor Seuss Geisel fue un escritor y caricaturista norteamericano, famoso por sus libros infantiles escritos con su seudónimo, Dr. Seuss. Publicó más de 60 libros para niños, que se caracterizan por sus personajes protagonistas llenos de imaginación, y el uso de rimas pegadizas que facilitan también el aprendizaje en su lectura.

El Grinch es su creación más famosa y apareció por primera vez en 1957 en el libro ¡Cómo el Grinch robó la Navidad!, texto que también ilustró. Aquí en España, sin duda, es más conocido por la adaptación cinematográfica que protagonizó Jim Carrey en el año 2000.

Su carácter y aspecto de duende malvado, su corazón más pequeño que el resto de la gente, su odio por la Navidad… y su conversión final al no poder resistirse a ese espíritu navideño no son más que un trasunto de su precedente más famoso: el señor Scrooge.

La pequeña cerillera – Hans Christian Andersen

El maestro danés de los cuentos infantiles escribió uno de los mejores, más hermosos y también más tristes: La pequeña cerillera, también conocido como La vendedora de fósforos o simplemente La cerillera. También ha sido objeto de adaptaciones como cortometrajes de dibujos animados. Desde el último de Disney, que traslada la historia a Rusia, hasta una versión de cine mudo de 1902.

Publicado en 1848, Andersen apeló a la llamada de atención sobre ese espíritu navideño difuminado por fiestas y celebraciones, dispendios sin medida y olvido de los que menos tienen. Y no dejó lugar ni a la conversión de nadie ni al final feliz. Solo al poso de compasión y esperanza, en verdad lo último que se pierde, que se puede encontrar, pese a todo, en el corazón humano, aunque sea demasiado tarde como ocurre en este caso.

La historia de esta pequeña cerillera pobre y solitaria en esa Nochevieja tan fría, con el único calor de sus fósforos y sus visiones llenas de ilusión y esperanza, es tan conmovedora como demoledora en su intención. Y por eso sigue funcionando a lo largo de los años.

El señor Scrooge – Charles Dickens

Es imposible que quede alguien en el mundo que no conozca a Ebenezer Scrooge. O al Pequeño Tim o a su empleado Bob Cratchit, padre de Tim, o a su socio Jacob Marley. O a los tres fantasmas que lo visitan en Nochebuena, el de las Navidades Pasadas, Presentes y Futuras, sobre todo el de las Futuras. Y si queda alguien, es que no es de este mundo. Más aún cuando es una de las historias más adaptadas a todo tipo de formato, desde películas a musicales.

El cuento más famoso de Navidad y posiblemente la obra más conocida de Charles Dickens, el maestro de la novela victoriana con componente social y gran desarrollo del corazón humano. Y Ebenezer Scrooge fue su mayor logro.

Su historia de redención es universal porque toca lo más simple: el paso del tiempo, las acciones en la vida, la falta de ese corazón y su recuperación. A través de la nostalgia y el toque de atención sobre ese tiempo y la manera de vivirlo con los demás, justamente en Navidad, el momento del año que más se debería compartir con todos.


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