La 53.ª edición del Premio Anagrama de Ensayo ha distinguido a La fiesta del fin del mundo, de Natalia Castro Picón, por su capacidad para leer el presente desde una perspectiva cultural y política. El galardón, dotado con 10.000 euros, reconoce un texto que convierte lo apocalíptico en una forma de pensar el cambio social sin caer en el derrotismo.
La obra, seleccionada entre 170 originales procedentes de 16 países, llegará a librerías el 29 de octubre. Con un tono atento y nada estridente, el ensayo sostiene que el apocalipsis no es un asunto del mañana sino del tiempo que habitamos, y reivindica la imaginación como herramienta política para ensayar otros modos de vida.
El veredicto y la obra ganadora

El jurado destacó la valentía intelectual del libro y su ambición a la hora de tender puentes entre literatura, cine, música, artes escénicas y cultura visual para descifrar el clima de época. La pregunta que lo recorre —¿de qué hablamos cuando hablamos de fin del mundo?— funciona como hilo conductor de un paisaje cultural saturado de finales.
La autora propone dos derivas narrativas que compiten por el sentido: una apuesta clausurante, que imagina el colapso como cierre total, y otra transformadora, que lee la crisis como palanca de apertura a lo nuevo. En su enfoque, el apocalipsis no implica rendición sino posibilidad de recomienzo.
Entre los ejemplos que pueblan el libro aparecen pancartas de movilizaciones en Sol, episodios de la serie Apagón, novelas como Intemperie de Jesús Carrasco o la escritura de viajes de Sergio del Molino. El ensayo trenza referencias populares y canónicas para mostrar cómo el “tono del fin” se ha instalado en los discursos públicos.
Castro Picón entrelaza análisis cultural y vivencia personal para sostener que la imaginación colectiva está en disputa, y que ese conflicto simbólico incide en la acción política del aquí y ahora. No es un libro de profecías, sino un ensayo sobre cómo contamos lo que nos pasa.

Jurado, participantes y dotación

El fallo corrió a cargo de Jordi Gracia, Pau Luque, Daniel Rico, Remedios Zafra y las editoras Silvia Sesé e Isabel Obiols. De los 170 originales enviados desde 16 países, seis obras alcanzaron la ronda final antes de que el jurado se decantara por La fiesta del fin del mundo.
La dotación del premio asciende a 10.000 euros y el anuncio se realizó en Barcelona, en una presentación de la editorial Anagrama. La concesión confirma la apuesta de la casa por un ensayo que dialoga con el presente sin perder el rigor crítico.
Como referencia cercana, la pasada edición distinguió Sin relato. Atrofia de la capacidad narrativa y crisis de la subjetividad, de Lola López Mondéjar, señal de una línea editorial atenta a los cambios culturales de la última década.
Claves del ensayo: de la Gran Recesión a la pandemia

El libro recorre el periodo comprendido entre la crisis de 2008 y la pandemia de 2020, atendiendo a otras turbulencias que se intercalan: desgaste democrático, emergencia climática, disputa por el derecho a la ciudad, rebrotes de racismo y ofensivas contra los derechos de las mujeres. En ese marco, el imaginario apocalíptico lo empapa todo.
El ensayo analiza cómo los relatos del desastre transitan de los medios a las artes, de los eslóganes callejeros a las ficciones audiovisuales, y cómo ese paisaje simbólico condiciona la forma de interpretar la realidad. De ahí que La fiesta del fin del mundo ponga el acento en la potencia política de las formas culturales.
Lejos del catastrofismo, la autora observa una tensión entre la parálisis del miedo y el impulso de mudanza que brota en los momentos límite. El apocalipsis, sugiere, puede ser una gramática para imaginar otros comienzos y no un punto y final.
Hay zombis, monstruos marinos, tsunamis, nómadas urbanos y toda una iconografía del derrumbe que el libro lee con fines críticos, no como morbo. En sus páginas asoman también episodios recientes que obligaron a reescrituras, como un gran apagón o la DANA en Valencia.
En debates de actualidad, la autora ha señalado ejemplos en los que una imaginación colectiva renovada permite sostener la esperanza, como ocurrió con la atención puesta en una reciente flotilla rumbo a Gaza, siempre desde la prudencia analítica y sin simplificaciones.

La autora y el proceso de escritura
Natalia Castro Picón (Menorca, 1989) es profesora de cultura española moderna y contemporánea en la Universidad de Princeton. Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid y es doctora por la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY). Antes del ensayo, publicó los poemarios La intermitencia de los faros y La misma piedra.
El proyecto nació de una investigación larga y paciente —una década de trabajo entrelazando lectura, docencia y escritura— y desde su traslado a Estados Unidos tomó un carácter más reflexivo. Fragmentos autobiográficos, insertados con mesura, aportan cercanía y autoridad al análisis.
Publicación y arquitectura del libro

La edición estará disponible el 29 de octubre y presenta un subtítulo que sitúa la investigación en el periodo entre crisis en España (2008–2023). Los capítulos recorren episodios como Eurovegas, los imaginarios del capitalismo tardío, las guerras culturales del fin del mundo, las metáforas del virus y las mareas que anuncian cambios.
En varias ocasiones, la autora volvió sobre textos ya cerrados para dialogar con una realidad que se acelera a golpe de acontecimiento. Esa revisión constante cristaliza en un volumen que aspira a dar lenguaje a la desorientación y a abrir un campo de pruebas para la imaginación crítica.
Con esta concesión, el premio refuerza una línea que prefiere leer el apocalipsis como ensayo de futuros posibles antes que como última escena. La fiesta del título alude a esa energía que, incluso en medio del colapso, invita a pensar otras salidas colectivas.
