Miguel de Unamuno, un escritor para la historia

Miguel de Unamuno, un escritor para la historia.

Miguel de Unamuno, un escritor para la historia.

Hablar de España es hacer referencia inequívoca a la cuna de la buena literatura, y si hacemos referencia a sus creadores, Miguel de Unamuno resalta entre ellos por amplios méritos. Este escritor bilbaíno nacido en 1864 vino marcado con la estrella de las letras y la filosofía, muy profundo, en la sangre.

Unamuno comenzó su carrera literaria 31 años después de haber nacido, con su obra Paz en la guerra  (1895). La crítica le recibió con elogios por lo agudo de sus letras y lo tenaz de su discurso. Con  la misma fuerza con la que las letras corrían por sus venas, la vocación educación le desbordaba, siendo la enseñanza de la lengua y la historia su pasión.

Unamuno, entre la política, las polémicas y las letras

Miguel de Unamuno no fue ajeno al acontecer político de su país, su personalidad se lo impedía, al igual que sus convicciones. Fue por ello que militó durante tres años (1894-1897) en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

En el partido manifestó sus ideales y pensamientos, líneas bien marcadas que luego le costaron la destitución de su cargo de rector, ser puesto en prisión y su posterior destierro. Todo esto, en un principio, por manifestar su apoyo a los aliados en 1914 (esto le costó el cargo de rector). Luego, en 1920, el escritor se pronunció en una publicación contra el rey Alfonso XIII (esto hizo que lo apresaran).

Finalmente, en 1924 Unamuno fue desterrado por Primo de Rivera, el dictador. En un principio el mandato fue que se enviara al escritor a Islas Canarias, pero Unamuno se fue a Francia. Tal era la determinación y el potencial de las letras y el pensamiento del escritor que el régimen no soportó su presencia y procuró alejarlo.

Frase de Miguel de Unamuno.

Frase de Miguel de Unamuno.

Una obra prolífera aún en la adversidad

A pesar de todo lo acontecido, Unamuno no dejó de crear y producir. Su creatividad, tal y como la de Lope de Vega, era incansable. Destacan entre sus creaciones Niebla (1914), El espejo de la muerte (1913), Tulio Montalbán (1920), todas dignas de leer para aprender.

Tampoco le fueron ajenos los ensayos, brillando entre estos Vida de Don Quijote y Sancho (1905) y Por tierras de Portugal y España (1911). La poesía también le fue grata, y en este género sobresalen Teresa. Rimas de un poeta desconocido (1924) y Romancero del destierro (1928). También escribió teatro, siendo La esfinge (1898) y El otro (1932) dos de los textos más importantes.

Son, pues, las obras de Unamuno, su vida misma, el legado que permite afirmar que es un escritor para la historia.


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