María Montesinos. Entrevista a la autora de Una decisión inevitable

Fotografía: María Montesinos. Web de la autora.

María Montesinos tiene nueva novela que se titula Una decisión inevitable. En esta entrevista nos habla de ella y de mucho más. Le agradezco muchísimo su tiempo y amabilidad para atenderme.

María Montesinos — Entrevista

  • ACTUALIDAD LITERATURA: Tu último libro se titula Una decisión inevitable. ¿Qué nos cuentas en él y de dónde surgió la idea?

MARÍA MONTESINOS: La idea de esta novela surgió hace muchos años, durante un viaje a las minas de Riotinto, en Huelva. Visité el museo de las minas donde se muestra cómo se explotaron los yacimientos y las condiciones en que se hizo; me monté en el viejo ferrocarril minero que discurre en paralelo al cauce del río Riotinto, rojo como la sangre, cuyo trayecto finalizaba en el puerto de Huelva, y paseé por los senderos de lo que había sido la antigua colonia británica donde residían los empleados de la Compañía Rio Tinto, propietaria de las minas entre 1873 y 1954. El Estado español, tan necesitado de capital en aquella época de finales del XIX, había vendido a la empresa británica el suelo y el subsuelo de las tierras donde se ubicaban las ricas minas de cobre de Huelva. 

Yo desconocía esa historia, y también el hecho de que hubiera existido allí una colonia británica construida a imagen y semejanza de la vida que tenían en Reino Unido —con las casitas o cottages, el club inglés, la pista de tenis—. Al igual que en otras colonias que tenían por el mundo, los ingleses vivían de espaldas a los habitantes del pueblo de las minas de Riotinto y de los otros pueblos de alrededor, encerrados en sí mismos y en sus rígidas costumbres victorianas, aislados de la gente de la zona —“nativos” a los que menospreciaban— por las tapias que rodeaban la colonia. 

A medida que paseaba por ese lugar, comencé a preguntarme cómo serían esas personas, cómo habrían sido sus vidas allí, cómo sería su relación con la gente de la comarca, y pensé que allí había una buena historia. Tenía todos los ingredientes: un paisaje desgarrado, un conflicto entre la poderosa compañía Rio Tinto y los mineros, un problema de contaminación ambiental provocado por los humos de las explotación minera que afectaba gravemente a los habitantes de los pueblos, y un choque entre dos culturas, dos formas de entender el mundo.

Sin embargo, en aquel momento, yo todavía no me dedicaba a la escritura, ni me sentía preparada para abordar una novela situada en una época, la de la Restauración monárquica, tan desconocida en aquel momento para mí. Fue varios años y unas cuantas novelas después cuando pensé que le había llegado su momento y podía contar esa historia que tenía en la cabeza. 

La novela se sitúa entre 1887 y 1888, una fecha fatídica en Riotinto, porque tuvo lugar la primera manifestación de la gente del lugar contra la contaminación de los humos sulfurosos, que fue reprimida a tiros por parte de un regimiento militar.

  • AL: ¿Puedes recordar alguna de tus primeras lecturas? ¿Y la primera historia que escribiste?

MM: Sí, claro. He sido muy lectora desde niña. Mis primeros recuerdos lectores son de aquellos fascículos de grandes novelas ilustradas de la editorial Bruguera: Ivanhoe, de Walter Scott; Miguel Strogoff, de Julio Verne; Príncipe y mendigo, de Dickens… Iba con mi padre al Rastro de Madrid y me los compraba.

Conservo un vívido recuerdo de mis meriendas a la vuelta del colegio, sentada a la mesa de la cocina con un bocadillo en la mano y leyendo el fascículo de viñetas abierto delante de mí. Luego fui muy lectora de todas las colecciones juveniles de entonces, Los Cinco, Los Hollister, etc, y de ahí pasé a cualquier título que atrajera mi atención en la biblioteca de Las Rozas, donde vivíamos. Lo leía todo, me encantaba. Cogía un autor y si me gustaba, devoraba todos sus libros: recuerdo a Pearl S. Buck, Agatha Christie, o a autoras de novela romántica de los años 50-60 que tenía mi abuela en su biblioteca como las hermanas Linares-Becerra (Luisa y Concha) o María Teresa Sesé

La primera historia que escribí fue a los quince años, una novela juvenil que presenté a un concurso literario de mi pueblo que, por supuesto, no gané. La conservo en casa y al releerla siento una mezcla de ternura y vergüenza.

  • AL: ¿Un escritor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas. 

MM: Realmente, no soy mucho de escritores “de cabecera” inamovibles. Mis favoritos han ido cambiando según las etapas de mi vida y mi evolución lectora, imagino. Hubo una época en la que me encantaban Sigrid Undset, Milán Kundera, Javier Marías, Soledad Puértolas, José Saramago… Siempre ha estado muy presente Carmen Martín Gaite, de la que creo que he leído todo, incluso sus diarios (soy adicta a los diarios de escritores). En estos momentos, mis referencias son muy cambiantes. Me gustan mucho Edith Wharton, Elizabeth Strout, Siri Husvedt, tanto su narrativa como sus ensayos, Almudena Grandes y Sara Mesa, por ejemplo.  

  • AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear? 

MM: ¡Ah! Voy a hacer un poquito de trampa: el Henry James que retrata Colm Coibin en The master. Me sedujo totalmente, a pesar de que mis lecturas de Henry James son muy pocas. Me hubiera encantado conocerlo.

  • AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer? 

MM: No, no tengo grandes manías, ni para escribir ni para leer. Tal vez, a la hora de escribir, necesito silencio y soledad, pero he comprobado que puedo escribir también sin esas dos condiciones. 

  • AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo? 

MM: Tengo un escritorio en un rincón de mi casa que ha ido expandiéndose alrededor con mis papeles, libros y cuadernos hasta colonizar buena parte de la habitación. Me suelo sentar a escribir después de comer durante toda la tarde, cada día. Me siento más espabilada, más activa. 

  • AL: ¿Hay otros géneros que te gusten?

MM: Sí, me gusta mucho la novela policíaca y los diarios de escritores, como he dicho antes.

  • ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?

MM: Ahora mismo estoy leyendo Cinco inviernos, de Olga Merino, que cuenta sus años de corresponsal en la Unión Soviética en los años 90. Me está gustando mucho, tanto por su estilo de escritura como por el hecho de conocer un poco del carácter de un país que es tan desconocido e incomprensible para mí. 

Y respecto a la escritura, ahora mismo estoy dándole vueltas a un par de historias, pero no estoy escribiendo nada aún.

  • AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial y qué te decidió a ti para intentar publicar?

MM: Supongo que el panorama editorial siempre es complicado, por unas razones u otras. Ahora se publica muchísimo, las novedades no aguantan ni dos semanas en los expositores de las librerías, y para los autores, que pasamos tanto tiempo para crear una historia, a veces es bastante descorazonador. 

Yo comencé autopublicando mis novelas en 2015 porque no conocía a nadie en el sector editorial y mis referencias de amigas que sí publicaban con editorial no eran demasiado positivas. Se quejaban de manuscritos retenidos mucho tiempo, de falta de respuesta, de un trato en ocasiones, poco respetuoso. 

Tuve la suerte de que mi primera novela autopublicada en Amazon funcionó muy bien a nivel de ventas y de críticas, y no me planteé enviar nada a editoriales hasta que me contactaron ellos interesándose por la última novela que había autopublicado en ese momento, una novela de amor histórica ambientada en la España de finales del XIX, en Comillas (Cantabria), y que luego saldría publicada con el título de Un destino propio, el primero de la trilogía, al que seguirían Una pasión escrita y Una decisión inevitable, este último. 

Ahora que publico con una editorial como es Ediciones B de Penguin Random House, debo decir que mi experiencia con ellos ha sido magnífica, impecable. Me siento una privilegiada por eso.

  • AL: ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo para historias futuras?

MM: Está siendo difícil porque estoy dentro de ese grupo inmenso de personas a las que nos ha ganado un poco el desánimo, la melancolía, a veces incluso la ansiedad. Seguramente quedará algo dentro de mí para el futuro, pero ahora mismo, lo único que pretendo en mi escritura es alejarme lo más posible de la realidad que me rodea. 


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