Lugares de España que aparecen en la literatura

Lugares literarios de España

Nuestra literatura no solo se nutre de grandes historias, sino también de muchos lugares que ensalzaron un determinado pueblo, ciudad o enclave español inmortalizado por las letras. Desde La Mancha del Quijote hasta aquel perdido pueblo en el que Juan Ramón Jiménez caminaba junto a un burro, vamos a viajar por estos siguientes lugares de España que aparecen en la literatura.

Pamplona: Fiesta, de Ernest Hemingway

Pamplona Ernest Hemingway

Fotografía: Graeme Churchard

En los años 20, el panorama internacional seguía viendo a España como un país pobre y derrotista en comparación a otras naciones del viejo continente. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial no solo traería a Ernest Hemingway a Europa, sino que lo convertiría en uno de los grandes descubridores de su geografía. Para ejemplo, una ciudad de Pamplona en cuyos Sanfermines el autor de El viejo y el mar se sumergió para dar vida a su primera novela, Fiesta, publicada en 1926. Tras su lanzamiento, la obra no solo se convirtió en un éxito sino que exportó al mundo la imagen de una España festiva y optimista.

Moguer: Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez

Moguer Platero y yo

Tras la muerte de su padre, Juan Ramón Jiménez regresó a su pueblo natal de Huelva, Moguer, para asistir a una familia arruinada. Una situación que se vio acrecentada por la imagen de un lugar de nacimiento deteriorado, tan lejos del hogar en el que el autor vivió de niño. Fue así cómo Jiménez comenzó a evocar todos aquellos recuerdos a través de un vehículo literario como era el burrillo Platero, animal al que descubrió los matices de aquel pequeño pueblo andaluz: las mariposas blancas que revoloteaban en la noche, la celebración del Corpus, la presencia de los gitanos en una plaza llena de alegría y farándula.

¿Te gustaría leer Platero y yo?

Campo de Criptana: Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes

Campo de Criptana Don Quijote

En 2005, con motivo de la conmemoración del cuarto centenario de Don Quijote de la Mancha, fue declarada en España la primera ruta basada en la obra de Miguel Cervantes, convirtiéndose en todo un éxito. Más de 2500 kilómetros repartidos en 148 municipios en los que el visitante podía partir de Toledo para terminar en Sigüenza pasando por el icónico El Toboso o  la imagen más «quijotesca»: los diez molinos de Campo de Criptana que a día de hoy se ha convertido en símbolo de una comunidad manchega donde antaño existieron gigantes embestidos por el hidalgo más famoso de las letras.

Carabanchel Alto: Manolito Gafotas, de Elvira Lindo

Carabanchel Alto Manolito Gafotas

Puede que los madrileños lo supieran, pero posiblemente muchos españoles ubicaran el barrio de Carabanchel Alto tras leer Manolito Gafotas. Carabanchel, el cual engloba a más de 240 mil habitantes, se convirtió en el mejor escaparate de esa España de clase trabajadora vista a través de un niño rechoncho que vivía con sus padres, su abuelo Nicolás y su hermano, El Imbécil. El escenario más desenfadado de una Madrid literaria que va desde la Chocolatería San Ginés en la que Valle-Inclán ambientase Luces de bohemia o un Barrio de las Letras convertido en epicentro literario de la capital y lugar usual para autores como Góngora, Cervante o Quevedo.

Valle del Baztán: El guardián invisible, de Dolores Redondo

Elizondo El guardián invisible

Convertida en uno de los grandes éxitos de la literatura española de los últimos años, la Trilogía del Baztán de Dolores Redondo (formada por El guardián invisible, El legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta) ahondaba en los misterios de un valle navarro donde se suceden diversos asesinatos investigados por la inspectora Amaia Salazar, quien para resolver el caso debe regresar a su pueblo natal, Elizondo, del que siempre quiso huir. Presente en los tres títulos de la saga, el Valle del Baztán aumentó su popularidad tras la publicación de los libros, atrayendo a fieles de la obra en busca de los cementerios, bosques y ríos que cimentaron tan intensa trama.

La Albufera: Cañas y barro, de Vicente Blasco Ibáñez

Albufera Cañas y barro

A principios del siglo XX, el naturalismo encontró en Blasco Ibáñez uno de sus mejores representantes, especialmente gracias a obras como Cañas y barro, la más famosa del autor valenciano. Una novela en la que el escenario contaba como un personaje más gracias a su importancia en la trama de la familia de los Paloma, un clan de agricultores pobres que vivían en el pueblo de El Palmar, ubicado en mitad del lago de agua dulce más grande de España, a 10 kilómetros al sur de Valencia. A lo largo de las páginas, especialmente en su primer tramo, la Albufera es presentada al lector como un microcosmos marginal, donde las marismas, los arrozales y playas secretas configuran un laberinto sobre el que se sostiene una de las mejores novelas españolas del siglo XX.

El huerto de Calisto y Melibea: La Celestina, de Fernando de Rojas

Salamanca La Celestina

La Salamanca de finales del siglo XV se convirtió en escenario de una de las grandes obras de nuestra literatura: La Celestina, también conocida como la Tragicomedia de Calisto y Melibea, los dos protagonistas unidos por una prostituta y cuya gran parte de su historia de amor tuvo lugar en un huerto escogido por el autor, Fernando de Rojas. Un pulmón urbano que fue reinaugurado en 1981 bajo el nombre de Huerto de Calisto y Melibea, situado junto a la muralla que franquea el río Tormes, nombre que nos recuerda unos primeros pasajes del Lazarillo de Tormes ambientados en la capital salmantina antes de saltar a Toledo, principal ciudad donde transcurría la historia.

Iglesia de Santa María del Mar: La catedral del mar, de Ildefonso Falcones

Catedral de Santa María del Mar

Publicada en 2006 y convertida en novela multiventas a los pocos meses, La catedral del mar narraba la construcción de la Iglesia de Santa María del Mar en el humilde barrio de pescadores de La Ribera donde vivía Arnau, joven a través del que conocimos los secretos de la Barcelona medieval. Actualmente, este edificio cuya construcción se inició en 1329 se ha convertido en uno de los grandes iconos literarios de una Ciudad Condal adorada por autores como Carlos Ruiz Zafón, Carmen Laforet o Juan Marsé.


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