Los libros de Miguel de Unamuno

Libros de Miguel de Unamuno.

Libros de Miguel de Unamuno.

A lo largo de su vasta producción literaria, Miguel de Unamuno y Jugo (1864–1936) exploró una gran variedad de géneros, como la novela, ensayo, teatro y poesía. Su escritura estuvo estrechamente ligada a las tendencias filosóficas de la época y a su identidad vasca, siendo un integrante clave de la generación del 98. Con Niebla, su novela más importante, marcó un estilo que anticipó el uso de la meta-ficción a través de un personaje irreal.

Fiel a sus ideas políticas republicanas y socialistas, Unamuno fue destituido varias veces de sus cargos ejecutivos en la Universidad de Salamanca y desterrado (voluntariamente) a causa de sus críticas constantes al Rey Alfonso XIII y al dictador Primo de Rivera durante la década de 1920. De hecho, dos meses antes de la muerte del intelectual bilbaíno, Franco lo removió por decreto de su último ejercicio como rector en octubre de 1936.

Momentos más trascendentes en la vida de Miguel de Unamuno

Nacimiento y familia

Miguel de Unamuno y Jugo nació el 29 de septiembre de 1864 en Bilbao, España. Fue el tercero de seis hijos y el primer varón del matrimonio poco convencional (incestuoso) entre el comerciante Félix María de Unamuno y su sobrina diecisiete años menor, María Salomé Crispina Jugo Unamuno. Este contexto familiar controversial representó el embrión de las constantes contradicciones existenciales plasmadas en sus obras.

Muerte de su padre y la guerra

Cuando tenía seis años de edad, murió su padre. Al poco tiempo de culminar sus estudios primarios en el colegio de San Nicolás, el joven Miguel fue testigo del asedio de su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista en el año 1873, suceso reflejado más adelante en su primera novela, Paz en la guerra. A partir de 1875 cursó estudios de bachillerato en el Instituto de Bilbao, en donde destaca por sus excelentes calificaciones.

Estudios universitarios

Durante el otoño de 1880 se traslada a la capital española para estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid. Allí, se relaciona con miembros del movimiento krausista. Cuatro años después completa su tesis doctoral y regresa a Bilbao con la intención de irrumpir en la sociedad vasca a través de la escritura de artículos, ofreciendo conferencias y participar en foros políticos.

Unamuno, trabajo y amor

Hasta 1891 Unamuno sería “un opositor sin suerte”, año en el cual consiguió la cátedra de griego en la Universidad de Salamanca y se casó con su amor de la adolescencia, Concha Lizárraga, con quien tuvo nueve hijos: Fernando Esteban Saturnino (1872-1978), Pablo Gumersindo (1894-1955), Raimundo (1896-), Salomé (1897-1934), Felisa (1897-1980), José (1900-1974), María (1902-1983), Rafael (1905-1981) y Ramón (1910-1969).

La muerte de su hijo y el quiebre

En 1894 formaliza su ingreso al PSOE, aunque lo abandona tres años después de una profunda crisis espiritual desencadenada por la muerte de su tercer hijo, Raimundo, en 1896 a causa de una meningitis. Cuando Paz en la guerra se publicó en 1897, Unamuno estaba en un gran dilema religioso y existencial.

Ya por esa época reinaba una percepción muy perenne de incertidumbre originado por los cambios de fin de siglo, reflejados en la obra Reconstitución y europeización de España (1898) de Joaquín Costa. En medio de esa circunstancia, apareció el “grupo de los tres” (Azorín, Baroja y Unamuno) y la denominada generación del 98 con su planteamiento artístico-narrativo subjetivo sobre la decadencia del país y el regeneracionismo.

El cargo de rector y su despido por causas políticas

En el ámbito académico, Miguel de Unamuno continuó evolucionando hasta ser nombrado rector de la Universidad de Salamanca en el año 1900. Los siguientes quince años significaron su etapa más prolífica como escritor, tal como lo demuestran Amor y pedagogía (1902), Vida de Don Quijote y Sancho (1905), Por las tierras de España y Portugal (1911), Del sentimiento trágico de la vida (1912) y Niebla (1914), entre muchas otras.

En 1914 el Ministerio de Instrucción pública lo removió de su cargo de rector por causas políticas, pues siempre fue un hombre preocupado por su entorno sociocultural. Entonces, en 1918 fue electo concejal del Ayuntamiento de Salamanca. Un año antes publicó Abel Sánchez. Una historia de pasión.

En 1920 fue elegido decano de la Facultad de Filosofía y Letras y en 1921 es designado como vicerrector. Sus constantes ataques al rey Alfonso XIII y al dictador Miguel Primo de Rivera producen una nueva destitución, así como un procesamiento y condena (que nunca llegó a ejecutarse) a 16 años de prisión por injurias al monarca.

Exilio voluntario

Desde 1924 hasta 1930 permaneció exiliado voluntariamente en Francia. Los últimos 5 años de su destierro los pasó en Hendaya (localidad que actualmente forma parte del País Vasco francés). Tras la caída de Primo de Rivera, Unamuno fue aclamado en su retorno y se unió a los reclamos que pidieron la abdicación de Alfonso XIII.

Retorno al cargo de rector

Luego de proclamarse la República durante 1931, Unamuno fue nombrado una vez más rector de la Universidad de Salamanca, presidente del Consejo de Instrucción Pública y diputado de las Cortes Constituyentes. Finalmente, fue reconocido como rector vitalicio después de jubilarse en 1934 y se creó una cátedra con su nombre.

Muerte de su esposa e hija

Sin embargo, la muerte de su esposa (unida a la de su hija Salomé acaecida en 1933) lo llevan a apartarse de la vida pública. En julio de 1936 revienta la Guerra Civil, pese a que se declaró republicano en primera instancia, pronto demostró su animadversión hacia el régimen y aupó a la rebelión militar. En esos momentos tensos, el viejo escritor no dejó que le manipularan, a pesar de ser destituido y restituido de su cargo.

Unamuno contra Millán Astray

El 12 de octubre de 1936, con motivo de la celebración de “la fiesta de la raza”, Miguel de Unamuno realizó su último acto heroico al encararse con el general Millán Astray por su “odio a la inteligencia”. Solo la interposición de Carmen Polo —la esposa de Franco— impidió que una multitud de fanáticos franquistas apalearan al venerable intelectual. Pero antes de irse del lugar, Unamuno profirió una respuesta que forma parte del ideario histórico español:

“Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España”.

Miguel de Unamuno.

Miguel de Unamuno.

Fallecimiento

Miguel de Unamuno vivió sus últimos días bajo arresto domiciliario, en su casa. Allí murió de forma repentina el 31 de diciembre de 1936.

LIbros de Miguel de Unamuno

Pensamientos y líneas filosóficas de su obra

Unamuno y la religión

Las contradicciones entre la religión, la ciencia y la fuerza del instinto natural son temas constantes en su obra. Al respecto, el escritor vasco expresó:

“Mi empeño ha sido, es y será que los que me lean piensen y mediten en las cosas fundamentales, y no ha sido nunca el de darles pensamientos hechos. Yo he buscado siempre agitar, y, a lo sumo sugerir más que instruir”.

En este sentido, Andrés Escobar V. describió en su análisis literario (2013) que Miguel de Unamuno “muestra cómo en la literatura y en la filosofía se conjugan la vida y la muerte de todos los que intervienen en ella (autor, personajes y lector), como la paradoja misma del vivir haciendo un recorrido crítico-reflexivo fundamentado en tres conceptos que son la literatura, la filosofía y la vida”.

Dicha característica quedó patente en Paz en la guerra (1897), cuyo título ya provoca —sin preámbulos— una contradicción en el interlocutor. El filósofo vasco escribió en uno de sus párrafos:

“En la monotonía de su vida gozaba Pedro Antonio de la novedad de cada minuto, del deleite de hacer todos los días las mismas cosas y de la plenitud de su limitación.

Perdíase en la sombra, pasaba inadvertido, disfrutando, dentro de su pelleja como el pez en el agua, la íntima intensidad de una vida de trabajo, oscura y silenciosa, en la realidad de sí mismo, y no en la apariencia de los demás. Fluía su existencia como corriente de río manso, con rumor no oído y de que no se daría cuenta hasta que se interrumpiera”.

Unamuno según Luis Jiménez Moreno

Según Luis Jiménez Moreno de la Universidad Complutense de Madrid, “Unamuno propone una filosofía vital y trágica sobre el conocimiento del hombre concreto en la imposibilidad de comprender racionalmente al hombre por el trágico combate de la vida con la razón, porque verdad es la que hace vivir, buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad”.

En consecuencia, la vida, la muerte y la razón dominan las ideas en un combate infausto y perpetuo que expresan el propio dilema espiritual del autor. Asimismo, la identidad y la trascendencia demuestran tener un lugar importante en las letras de Unamuno. Estos aspectos son muy evidentes en su obra maestra Niebla (1914), en donde no acepta el deseo de “querer ser otro es querer dejar de ser uno el que es”.

Unamuno según Katrine Helene Andersen

De acuerdo con Katrine Helene Andersen de la Universidad Mariae Curie-Skłodowska de Polonia (2011), “…desde las primeras publicaciones, Unamuno parece hacerse las preguntas buscando la respuesta en la afirmación de un posible contrarioEn torno al casticismo (1895) integra ensayos que expone algunos de los problemas fundamentales que después van a perseguir al pensador.”

En este ensayo Unamuno advierte que se inclina hacia el método de “…afirmación alternativa de contradictorios; es preferible hacer resaltar la fuerza de los extremos en el alma del lector para que el medio tome en ella vida, que es resultante de la lucha”. El autor denomina a esta disyuntiva permanente “el ritmo de la vida”.

De igual forma, la contraposición de conceptos es abordada desde una perspectiva muy densa en Del sentimiento trágico de la vida (1912). Allí, Unamuno afirma “el hombre, dicen, es un animal racional. No sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o sentimental”. No obstante, el escritor deja clara la no implicación directa entre un ser racional y la capacidad de filosofar, siendo más una virtud relacionada con el querer.

Es un libro filosófico con ideas antagónicas que conviven en el texto de forma natural, tal y como lo demuestra el siguiente pasaje: “la fe en la inmortalidad es irracional. Y, sin embargo, fe, vida y razón se necesitan mutuamente. Ese anhelo vital no es propiamente problema, no puede tomar estado lógico, no puede formularse en proposiciones racionalmente discutibles, pero se nos plantea, como se nos plantea el hambre”.

Unamuno, Amor y Pedagogía

Por otra parte, Unamuno demostró en la novela Amor y Pedagogía (1902) la confianza que le confiere la ciencia al momento de poner a práctica sus teorías mediante la “pedagogía sociológica”. Si bien el comportamiento de los hombres y las mujeres puede ser delimitado mediante el “matrimonio deductivo”, el amor está presente como ese elemento impredecible que desemboca en el triunfo de la fuerza del instinto frente a los preceptos científicos.

Frase de Miguel de Unamuno.

Frase de Miguel de Unamuno.

Unamuno, Abel Sánchez. Una historia de pasión

Una de sus escritos en donde explora rasgos socioculturales españoles es Abel Sánchez. Una historia de pasión (1917). Se trata de una novela cuyo argumento gira en torno al “cainismo” (la envidia), capaz de solapar hasta las virtudes más nobles de los protagonistas hasta desembocar en la impotencia más peligrosa y fatal.

Poemarios y libros de viajes

En cuanto a la poesía, Unamuno la percibió como un arte capaz de reflejar sus inquietudes espirituales. Él desarrolló los mismos tópicos comunes en sus ensayos: la ansiedad y el dolor que provoca la ausencia de Dios, el paso del tiempo y la certeza de la muerte. Dicha tendencia se demuestra en poemarios como Rosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923) y Cancionero del destierro (1928), entre otros.

Finalmente, una faceta no tan conocida de Miguel de Unamuno fueron sus libros de viajes. Y es raro, pues publicó más de media docena de textos (dos de ellos, post mortem). Entre esos, destacan: Apuntes de un viaje por Francia, Italia y Suiza (1889, impreso en 2017), Paisajes (1902), Por tierras de Portugal y España (1911) y Madrid, Castilla (publicado en 2001).


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