Mis 13 años de antes y de ahora. Los libros que leí y leo.

Mis libros a los 13 años.

Hoy cumplo 13 años. Los segundos 13 que me han prestado. Un mediodía de 2004 la vida y la muerte descubrieron mis cartas en la cuneta de una carretera. Tardaron apenas unos segundos. La muerte fue con póker de ases. La vida, con una escalera de color. Corazones. Así que sigo aquí. Leyendo, escribiendo, escuchando música, disfrutando de mi familia y amigos, y dando gracias un año más por esa suerte en el juego.

De modo que para celebrar mi decimotercer cumple bis, me hace mucha ilusión recuperar las lecturas de los primeros 13 y compararlas con las muchas más de los segundos. Esas son unas muestras. Quizás compartáis algunas. Ah, y gracias por vuestras felicitaciones.

Mis primeros 13 años

Los libros de mis primeros 13 años

Todos fueron regalos, sin duda. Y en el resto nótese mayoritaria representación de escritores teutones. Tengo especial cariño al de relatos cortos de fantasmas. Imposibles de mejorar siendo de clásicos norteamericanos y británicos tan geniales como esos. Incluía La leyenda del valle durmiente de Irving, El fantasma de Canterville de Wilde, El Rey Peste de Poe, La tercera persona de Henry James y Laura de Saki, el pseudónimo del escritor de origen escocés nacido en Birmania, Hector Hugh Munro.

Fantasía

Que fue la de aquellos nuevos lanzamientos de esos años, hoy clásicos de la literatura juvenil. ¿Qué se puede decir ya de Momo o La historia interminable del alemán Michael Ende? Sé que leí antes Momo, pero el impacto inmenso fue con La historia interminable, como imagino que pasaría con todos los niños que lo leímos con esa edad. La estructura, la división del texto en aquellas letras de color verde y rojo que separaban mundos y personajes… Y sobre todo la sensación de creer que, como Sebastian, tenías un libro mágico entre las manos.

Con el tiempo he tenido muchos más con lecturas que a veces me han hecho cerrarlos. Por la emoción, por el aburrimiento, también por el pasmo, por no creer lo que estaba leyendo. Pero ya no fueron ni han sido como aquella sensación tan real de estar viviendo entre dos mundos. De volar sobre Fújur con Atreyu, de vivir en la Torre de Marfil con la Emperatriz Infantil, de aterrorizarme y fascinarme tanto con Gmork y la Nada a punto en engullirme.

Donde quiera que esté, posiblemente allí en Fantasía, el señor Michael Ende vivirá para siempre en los millones de niños que aprendimos (y aprenden) a amar de verdad los libros gracias a esa lectura.

Realismo

Pese a la enorme emoción y devoción por La historia interminable, el género fantástico no siguió llamando mi atención. Me fui más hacia el realismo y la historia, aunque siempre con los temas principales del bien, el mal y el amor.

Klaudia forma un club, de la alemana Maria Fischer, es de los más curiosos por lo que luego han significado de reflejo en mi vida personal adulta (o supuestamente adulta). La historia de Klaudia, una adolescente que forma un club de seguidores de un cantante de éxito, significó mi primera identificación genuina con un personaje. Un espejo anticipado de lo que lo que luego ha llegado a ser. No diré más. Solo os dirigiré aquí y lo entenderéis si os dais una vuelta tranquilamente.

En cuanto a Cuando Hitler robó el Conejo Rosa, de la también alemana Judith Kerr, es otro clásico de la literatura juvenil. Con todo el aliciente didáctico de un periodo histórico tan importante en el que se ambienta la historia de la pequeña Anna y su familia, de origen judío. Su huida y avatares en Suiza, Francia y finalmente en Londres son un fresco tan interesante como también lleno de emociones.

Y por último, ese modesto doctor rural escocés, protagonista de Las aventuras de un maletín negro, también es una de mis primeras influencias literarias para lo que luego he creado yo. Una lectura muy ligera, de corte costumbrista, que también conformó mis posteriores gustos.

Mis segundos 13 años

Algunos libros de mis segundos 13 años

Imposible considerar que esos títulos sean los más representativos. Son mis segundos 13 años, no hay comparación. Leo a velocidad de vértigo, con gustos más que conformados. Con otros ojos, en definitiva. Sigo descubriendo, pero ya es distinto. Ya vas buscando las sensaciones más precisas. Tienes caballos ganadores o que sabes que te van a fallar poco.

De esos títulos sí que puedo admitir que son ganadores. ¿El más? Pues ya no lo digo, que me repito más que el ajo. Pero en realidad son todos. En su forma, por su contenido… Todos, excepto Música para feos, la hermosísima historia de amor firmada por Lorenzo Silva, pertenecen a series. Tres negras (El redentor, La plaza roja, Lennox), una romántica (Tatiana y Alexander) y una histórica (The twelve children of Paris).

El que más me apena que aún no haya llegado a los ojos en español es el de Tim Willocks. Un pedazo de escritor británico tanto histórico como negro, a cuya obra se le ha hecho poca justicia por estos lares patrios. Sí está publicado el primer libro, La Orden, un título imprescindible de novela histórica que recomiendo encarecidamente. Quien controle la lengua sajona que se haga con este segundo. Es difícil, pero merece muchísimo la pena.

Los demás, preferidos de preferidos. Con buena parte de los mejores personajes del género negro. Con un tal Harry Hole, ejem, el melancólico y tan ruso Arkady Renko o Lennox, el cínico detective del gris Glasgow de los 50, creado por Craig Russell. Y de Tatiana y Alexander basta con decir que para los más románticos no hay pareja igual.


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