David Gistau y Arturo Pérez-Reverte son dos nombres de reconocidos periodistas y escritores con una trayectoria más que amplia. Y Mikel Lejarza, el Lobo, es uno de los más fascinantes personajes, que superan la ficción, de los últimos cuarenta años de la historia de España. Los tres tienen nuevos libros bajo el brazo que ya están en la calle. Son esos tres.
Yo confieso – Mikel Lejarza y Fernando Rueda
Hace poco tiempo escuché una entrevista en la radio a Fernando Rueda, periodista que le ha echado una mano para escribir sus memorias a Mikel Lejarza, El Lobo. También habló él desde, por supuesto, un sitio indeterminado y con la losa de un silencio mantenido a la fuerza por la naturaleza de sus actividades.
La entrevista fue tan buena que me fui a por este Yo confieso y espero poder cogerlo en breve. Lo que cuenta: toda una vida desde que en 1974 empezó a trabajar en el servicio secreto para infiltrarse en ETA con el alias de El Lobo. Y hasta el presente, en que sigue trabajando para el CNI.
Habla de todo, sin medias tintas, con sinceridad y sin dejarse nada, ni lo peor. E incluso deja que también hable su mujer, Mamen, confidente, amiga y compañera en algunas de sus misiones. Ella aporta su visión personal sobre estos hechos y momentos vividos en una relación lógicamente complicada de una mujer que ha compartido 40 años largos con el agente más antiguo de nuestros servicios secretos.
Gente que se fue – David Gistau
A David Gistau lo sigo en prensa y radio, primero porque es de mi clase del 70, y segundo, porque me admira la fluidez de su discurso hablado, su pensamiento claro y tan bien hilvanado, sin resquicios y con ingenio del que yo tanto carezco cuando me expreso sin teclas. También lo seguía como columnista en El mundo y luego en ABC. Es de esos periodistas que pueden escribir y hablar desde donde sea que siempre los seguirás. Te enganchan ellos, no el medio.
Autor de Golpes bajos, Ruido de fondo o A que no hay huevos, entre otros, en este nuevo libro reúne relatos que recogen a diversos personajes que viven en diversos márgenes de la vida y del pasado. Son pequeñas crónicas que mezclan la luz con la oscuridad, el humor con la violencia, y sacan lo extraordinario de lo ordinario a sus personajes: supervivientes de una movida que nunca se paró, rockeros de distinto pelaje, periodistas insomnes, juguetes rotos del artisteo y más fauna urbana que anduvo por la Transición.
Una historia de España – Arturo Pérez-Reverte
Estaba claro. Los que hemos leído esta historia de España durante estos años «Patente de corso», la columna de Pérez-Reverte en el XL Semanal, lo sabíamos de sobra. Todos esos artículos terminarían en esta compilación que salió el pasado día 14 a la venta. Al final se han quedado en 91 capítulos más un epílogo.
Y será una nueva gozada releerlos. Por su tono tan ameno, ácido, amargo e irónico. Y subjetivo, claro, o más bien único que tiene el señor Pérez-Reverte de contarnos las cosas.
Esta historia de España va desde los orígenes hasta el final de la Transición y se nota que el autor se divirtió escribiéndola. Se metió también en esos recovecos que no gusta tanto ver o intentar comprender. O que directamente no se quieren comprender porque significan pensar y reflexionar. Y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo, sobre todo los más puntillosos y ortodoxos.
Pero es una lectura ideal para los que somos devotos del autor, sobre todo en su faceta articulista, de la Historia en general y de no ser mucho de paños calientes. Y es que con párrafos como este, lo suyo es leerla sí o sí:
Del capítulo XII: «Una de estas tribus fue la de los almohades, gente dura de narices, que proclamó la Yihad, la guerra santa -igual el término les suena-, invadió el sur de la vieja Ispaniya y le dio al rey Alfonso VIII de Castilla -otra vez se había dividido el reino entre hijos, para no perder la costumbre, separándose León y Castilla- una paliza de padre y muy señor mío en la batalla de Alarcos, donde al pobre Alfonso lo vistieron de primera comunión».