Terminé agosto literariamente con estas dos lecturas de tonos distintos, rosa y negro: La villa de las telas, de la escritora alemana Anne Jacobs, título de gran éxito este año; y 7-7-2007, del italiano Antonio Manzini, la quinta entrega de la también exitosa serie del subjefe Rocco Schiavone. Estas son mis opiniones.
Anne Jacobs
Esta autora alemana ha publicado cerca de 20 novelas, entre históricas y sagas exóticas con gran éxito. Este título ha sido su confirmación como autora superventas y es el primero de una trilogía.
La villa de las telas
Estamos en Augsburgo en 1913. Marie Hofgartner llega como ayudante de cocina en la gran mansión de los Melzer, una acaudalada familia dedicada a la industria textil. Marie, criada en un orfanato, tendrá que hacer un gran esfuerzo para convivir con el resto del servicio. Pero es voluntariosa, aprende rápido y es tan directa como discreta de carácter. Sin embargo, tiene también un pasado desconocido que irá descubriendo conforme se va ganando la confianza de sus señores, sobre todo de la hija pequeña Kitty, más alocada y soñadora.
Los Melzer, con tres hijos muy distintos, están esperando el comienzo de la nueva temporada invernal de baile, ya que será el momento de presentar en sociedad a Kitty. Su hermana mayor, más retorcida, es la insidiosa de la familia. Y Paul, el mayor y heredero, al principio anda despreocupado con su vida de estudiante en Múnich. Pero cuando tiene que volver a casa y tomar más responsabilidades en la fábrica de su padre, conoce a Marie y el interés por ella va en previsible aumento.
Una serie de secretos y romances se irán destapando en las vidas de unos y otros, desde los miembros del servicio hasta los señores, mientras empiezan a soplar vientos de guerra en Europa y la puerta termina abierta a una segunda parte.
Lo que me ha parecido
Leo novela romántica de vez en cuando para aclarar un poco mi sangre negra habitual. Y este título lo tenía pendiente. La han comparado sobre todo con series de televisión como Downton Abbey, que desde luego es el referente más claro. Y sin duda es un gran homenaje, a lo alemán, a la exquisita serie de la BBC, creación del actor, escritor y guionista Julian Fellowes. Pero se queda en eso, en un dignísimo homenaje. Es decir, no hay nada nuevo.
Todos los personajes son reconocibles, con ecos también de clásicos como Jane Eyre, sobre todo en los orígenes de la protagonista, Marie. La ambientación está muy lograda y también el desarrollo de los hechos y personajes. También su lectura es fácil, sencilla, con el ritmo propio del género, fiel a los acontecimientos y a cómo evolucionan los protagonistas. Pero, como digo, no sorprenden y, por tanto, no emocionan como deberían.
La rebelde hija menor, la envidiosa hermana que naturalmente consigue la antipatía de los lectores, el hijo mayor tan responsable como decidido a seguir su corazón enamorado. Y luego está el servicio entre intrigante y leal a sus señores. Y los señores muy en su papel, con cierto toque oscuro para el patriarca y la habitual contención y preocupación de la madre por los convencionalismos y el qué dirán.
Así que, quizás por mi tendencia más negra, he echado de menos esa maldad más real que se puede encontrar también en el género. He querido creérmelo un poco más, sentir más emoción o tal vez con más intensidad. No obstante, es una lectura agradable e ideal para el ocio estival y los más amantes más clásicos de romántica. Además, al ser el primero de la serie mantiene el interés y amplía sus posibilidades.
Antonio Manzini
Nacido en Roma en 1964, Manzini es, además de escritor, actor y director de cine y teatro. Se formó en la Accademia Nazionale d’Arte Drammatica con Andrea Camilleri, el legendario escritor siciliano padre de Salvo Montalbano, que ya ha mencionado cariñosamente en sus andanzas a su malhumorado colega romano Rocco Schiavone. Ha publicado otras novelas y varios libros de relatos. Pero es sin duda su serie dedicada al subjefe Schiavone la que ha conquistado a crítica y lectores.
7-7-2007
Tenía mis recelos con este último título. Volver al pasado, a 10 años antes del momento actual en la problemática e intrigante situación en la que nos dejamos a Schiavone en Sol de mayo, no me hacía mucha gracia. Lo que quería era seguir en el presente a ver cómo se las arreglaba para salir del lío en el que estaba bien metido. Esos recelos desaparecieron enseguida.
Y es que precisamente para mostrar bien la situación a la que ha llegado ese subjefe de policía romano, exiliado a Aosta, borde, maleducado, brusco, canalla y de corazón roto que es Rocco Schiavone, Manzini decide contar su pasado. Esa información ahora es necesaria y así, en una conversación con sus superiores, Schiavone tiene que echar la vista y el corazón atrás.
Por fin conocemos a Marina después de saber de ella, o más bien de su fantasma con el que habla Rocco en primera persona en unos diálogos llenos tanto de amor como de pérdida, ternura y desesperación, durante los cuatro títulos anteriores. Por fin la vemos y la escuchamos, sabemos en qué trabajaba, cómo era y su historia de amor con alguien tan distinto como Rocco. Y leeremos, compartiendo el mismo momento de horror y dolor que Schiavone, el cómo y por qué de su trágica muerte.
Porque si algo consigue sobresalir en la composición de estos personajes es su emoción. De todos. Pese al levantisco carácter de Rocco y sus lados más oscuros y canallas. Esos lados los comparte con Brizio, Furio y Sebastiano, esos amigos más canallas todavía pero tan leales como dispuestos a todo y para ayudarse en todo. Los momentos y conversaciones entre ellos son de lo mejor. Lo que se destaca es la emoción con ese matiz tan humano, tan de costumbrismo aderezado con ese carácter italiano tan marcado.
También leemos sobre el trabajo de Rocco en Roma, sus compañeros y jefes. Y cómo su vida da un vuelco cuando Marina descubre sus más que serios trapicheos y se marcha de casa. Si volverá o no lo veremos a lo largo de la historia. Al final, regresamos al presente y nos quedamos con unas últimas páginas que a mí más me han emocionado en la serie.
La serie de Rocco Schiavone
- Pista negra
- La costilla de Adán
- Una primavera de perros
- Sol de mayo
- 7-7-2007
Y en televisión ya hablé en su día de la serie que hizo la RAI donde se le pueden poner rostros a todos.
Concluyendo…
Que se me ve venir de lejos que me quedo con el color más negro de estas dos lecturas, ¿no? Pero claro, como con todo, esto es asunto de gustos tan particulares como únicos de cada cual.
Muchas Gracias , me voy a poner con Manzini que le tengo ganas de hace tiempo y me has acabado de dar el empujón. Un saludo!!!
Gracias a ti, Susana. Y espero que te guste Manzini y ese Rocco Schiavone. Un saludo.