Hace poco, ojeando entre las estanterías de mí biblioteca de cabecera, descubrí un libro que me sorprendió como hacía tiempo que un libro no me sorprendía. He de reconocer que me fijé en él debido a su adaptación cinematográfica dirigida por Tom Tykwer. Algo que no me suele suceder pero que, esta vez, me permitió conocer a la que bajo mi parecer es una de las novelas más sorprendentes del siglo XX.
«El perfume» es una de esas películas que cuando son vistas no dejan a nadie indiferente debido a una trama y una imagen impactante. Algo que, tras verla, retuve en mi mente durante mucho tiempo y que se despertó, como una fragancia olvidada, al sentir en la estantería la presencia el pequeño libro con el «enigmático» mismo título.
Lógicamente no me pude resistir en cogerlo no sin antes avergonzarme por mi ignorancia más absoluta al no haberme dado cuenta hasta ese momento de que el origen de la trama de esa película que tanto me había impactado era originaria de un libro que yo desconocía por completo.
Una vez leído, me di cuenta de una situación que me sucedió mientras disfrutaba de la novela que nunca me había pasado y que, sin duda, caracterizaba como genuina esta obra. El autor, Patrick Süskind, fue capaz cuando escribió esta historia en los años 80 de hacer algo al alcance de muy pocos escritores.
«El perfume», de esta forma, no es diferente por su trama sino por como se nos presenta esta y como se describen los hechos que en ella suceden. A diferencia de otros libros, en este caso, el lector conoce la historia mediante el sentido del olfato. La descripción del espacio se hace olfativamente y los personajes y ambientes se conocen por su olor y no por su fisonomía física.
Por lo tanto, mientras se va leyendo, uno va contextualizando por los diferentes olores descritos todo lo que va sucediendo. Trasladándose así, al siglo XVIII mediante un sentido nuevo y por medio a las sensaciones que de él emanan. El olor se convierte, de esta forma, en el eje fundamental de todo, básico para entender el devenir del argumento.
Un recurso literario magistral ideado por Süskind que nos lo presenta mediante el personaje principal de la novela, Jean-Baptiste Grenouille. Un asesino de mujeres con una capacidad sobrenatural para captar el olor. Una novela negra, histórica y de terror, única y diferente, que involucra al lector mediante una nube de olores reales de todo tipo.
Es realmente fascinante que este Best-seller publicado en 1985 fuera la primera novela escrita por el novelista alemán. Una extraordinaria forma, al alcance de muy pocos,de comenzar una carrera como escritor.
Con esto me despido no sin antes recordaros una cita escrita por Claudio Magris en la que afirma que: “Un auténtico crítico literario es un detective,y es posible que la fascinación de esta indiscutible actividad no consista en las interpretaciones sofisticadas, sino en el olfato de sabueso que conduce a un cajón, a una biblioteca, al secreto de la vida”
Seguramente, como afirma Magris, fue el olfato lo que me llevó a encontrar y descubrir a esta maravillosa novela entre un mar de libros y sensaciones.
LA PELICULA ERA DUSTIN HOFFMAN Y NO CUENTO MAS UNA GRAN PELICULA y el libro mejor aun es uno de los mis primeros libros de mi biblioteca si señor muy buena recomendacion