
La palabra Ā«brujaĀ» posee un poder especial, alimentado por su ambigüedad y riqueza de significados. Desde los relatos ancestrales hasta su presencia en camisetas o festivales modernos, la imagen de la bruja se reinventa constantemente. Tanto la fascinación como el temor que despierta este arquetipo recorren siglos de mitos, literatura y cine, sirviendo de vehĆculo para reflexionar acerca de la mujer, el poder y lo desconocido.
Hoy, la bruja no es solo una figura mitológica o de cuentos infantiles; se ha convertido en un icono cultural, capaz de inspirar desde pelĆculas y series de televisión hasta fiestas populares y estrategias de turismo. Esta presencia mĆŗltiple revela tanto la potencia simbólica del personaje como la versatilidad con la que puede ser reinterpretado por distintas generaciones y sociedades.
Las brujas que habitan el cine y la cultura popular

Entre los referentes mĆ”s reconocibles del universo de las brujas, la Bruja Mala del Oeste en Ā«El mago de OzĀ» sigue generando escalofrĆos desde hace mĆ”s de ochenta aƱos. Su imagen, con el clĆ”sico sombrero negro y la piel verde, estableció los estĆ”ndares visuales para todo aquel que busque encarnar una bruja Ā«de manualĀ». MĆ”s allĆ” de su risa inconfundible y los hechizos dirigidos contra Dorothy y sus amigos, la villana perdura porque materializa todos los estereotipos de la brujerĆa en el cine, inspirando a generaciones de creadores.
Otro caso paradigmÔtico surge de la mano de la Reina Malvada en «Blancanieves y los siete enanitos». Esta figura, tan bella en apariencia como peligrosa en el fondo, marca el punto de inflexión entre la mujer admirada y la hechicera temida. El icónico momento de su transformación delante del espejo, bebiendo pócimas y recitando fórmulas mÔgicas, ha dejado una huella profunda en la forma en que percibimos la dualidad entre belleza y peligro, juventud y decrepitud.
De hecho, ambas villanas han jugado un papel crucial en la consolidación del arquetipo de la bruja en la cultura anglosajona y mundial, no solo en pelĆculas sino tambiĆ©n en la moda, la literatura y el imaginario colectivo. Tienen en comĆŗn la capacidad de fascinar y aterrorizar a la vez, y representan una tensión latente entre el deseo de poder y los miedos mĆ”s profundos acerca de lo desconocido o incontrolable.
Brujas, turismo y el auge de las tradiciones inventadas
En los Ćŗltimos aƱos, la bruja tambiĆ©n se ha convertido en una poderosa herramienta para el turismo. Municipios y asociaciones de distintas regiones, especialmente en Italia y EspaƱa, han descubierto el atractivo comercial de las leyendas vinculadas con la brujerĆa y la magia. La creación de Ā«mercados mĆ”gicosĀ» y festivales temĆ”ticos durante equinoccios, Halloween o fiestas locales es cada vez mĆ”s habitual. Los exorcistas y estudiosos de la tradición han alertado sobre la proliferación de historias y Ā«rituales ancestralesĀ» inventados para atraer visitantes, seƱalando que en muchos casos no hay pruebas históricas de la existencia de brujas o prĆ”cticas mĆ”gicas en esos lugares.
El caso de Calcata, el llamado Ā«Pueblo de las BrujasĀ» en Italia, ilustra perfectamente esta tendencia. A pesar de carecer de documentación histórica sobre brujerĆa en la zona, el relato de energĆas misteriosas y ritos arcaicos ha servido para revitalizar la economĆa local mediante la atracción de turistas interesados en el misterio. Algo similar sucede en EspaƱa, donde varios pueblos se autodefinen como Ā«de brujasĀ» a falta de procesos judiciales o fuentes documentadas que lo certifiquen, apoyĆ”ndose en el magnetismo del paisaje y la atmósfera mĆ”gica para mantener viva la leyenda.
Esta prĆ”ctica, aunque rentable, ha generado debate sobre la legitimidad de fomentar mitos sin respaldo histórico. En muchos casos, la brujerĆa ācomo sĆmbolo culturalā se utiliza para reforzar la identidad local o dinamizar la economĆa, aunque ello implique reinventar el pasado o exagerar los relatos folclóricos.
La bruja en la música, la televisión y el imaginario latinoamericano
En la televisión latinoamericana, la Bruja del 71, interpretada por Angelines FernĆ”ndez en āEl Chavo del 8ā, es un ejemplo de cómo este arquetipo puede ser humanizado hasta convertirse en un personaje entraƱable. Las recientes reinterpretaciones en series biogrĆ”ficas y en la memoria colectiva demuestran que la bruja sigue siendo un sĆmbolo potente tanto para la ficción como para la vida real. FernĆ”ndez, cuyo personaje era observado con cariƱo y cierto misterio, inspiró a generaciones y ahora es recordada con admiración y nostalgia por sus compaƱeros y el pĆŗblico.
En el terreno artĆstico y musical contemporĆ”neo, el tĆ©rmino Ā«brujaĀ» tambiĆ©n encarna una mezcla de tradición y rebeldĆa. Tal es el caso del grupo musical Nito Serrano y Lapurasangre, que utiliza la palabra como sĆmbolo de autenticidad, libertad y fuerza colectiva a travĆ©s de una canción diseƱada para celebrar la diversidad y la resistencia cultural.
Brujas modernas: entre el ocultismo, lo mediƔtico y el esoterismo
Mencionando el Ć”mbito de lo mediĆ”tico y ocultista, figuras como Blanca Curi, la autodenominada Ā«bruja de los famososĀ», muestran otra faceta de este mito: su presencia en la vida cotidiana a travĆ©s de la televisión, la radio o las consultas privadas. Videntes y mentalistas han cobrado relevancia como consejeros de polĆticos, artistas y personas comunes, mezclando lo espiritual, lo esotĆ©rico y lo comercial. Aunque muchas de las predicciones resultan fallidas o ambiguas, su figura sigue ejerciendo un influjo innegable en la cultura popular argentina y mĆ”s allĆ”.
Esta dimensión moderna, en la que la bruja se vincula tanto al espectĆ”culo como a la bĆŗsqueda de respuestas personales, refleja la adaptación constante del mito a los nuevos escenarios sociales, mediĆ”ticos y tecnológicos. La espiritualidad alternativa y la figura del Ā«brujoĀ» o la Ā«brujaĀ» mediĆ”tica mantienen viva la fascinación y el debate sobre el poder, la credulidad y la autonomĆa individual.
De la magia ancestral y la persecución histórica a las brujas de cuento, las villanas del cine, las leyendas turĆsticas y las asesoras en televisión, la figura de la bruja persiste āy se transformaā como sĆmbolo, negocio y fuente de inspiración. Su capacidad de adaptarse a la moda, el marketing, la polĆtica y el folclore garantiza que seguirĆ” formando parte de la cultura colectiva, tanto en los relatos inventados como en los que atesoran una pizca de verdad.

