Juan Francisco Ferrándiz. Entrevista con el autor de El juicio del agua

Fotografía: Juan Francisco Ferrándiz, perfil de Twitter.

Juan Francisco Ferrándiz es autor de novela histórica con títulos como Las horas oscuras, La llama de la sabiduría o La tierra maldita. En marzo de este año lanzaba la última, El juicio del agua. Le agradezco mucho el tiempo y amabilidad para concederme esta entrevista, donde habla de ella y de otros muchos temas más.

Juan Francisco Ferrándiz. Entrevista

  • ACTUALIDAD LITERATURA: Tu última novela se titula El juicio del agua. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde surgió la idea?

JUAN FRANCISCO FERRÁNDIZ: El juicio del agua cuenta la vida de un payés del siglo XII con el que conoceremos una parte inédita pero fundamental de nuestra historia. Entre aventuras y secretos nos aproximaremos a un descubrimiento asombroso: una nueva justicia para los débiles y el embrión de los Derechos Humanos. Es un hecho histórico poco conocido y que cambió el mundo.

Aunque estos hechos los había estudiado en la licenciatura de Derecho, fue leyendo un artículo sobre los Derechos Humanos cuando sentí su potencial. Así comenzó todo.  

  • AL: ¿Te puedes remontar a ese primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste? 

JFF: Mi primera novela la recuerdo bien, fue Sandokán, de Emilio Salgari. Era aún un niño y saqué el libro de la biblioteca municipal de mi pueblo, Cocentaina. La historia me enganchó (fue ese primer enamoramiento del lector), pero al llegar al tercer volumen resulta que estaba prestado. Iba casi a diario para ver si ya lo habían devuelto pero no. Un día, la bibliotecaria, al ver mi decepción, me propuso leer otro libro mientras esperaba. Luego me recomendó otro y otro… Desde entonces no he parado de leer aunque sigo esperando que devuelvan la tercera parte de Sandokán. 

  • AL: ¿Y ese escritor de cabecera? 

JFF: Esta pregunta me la hacen a menudo y me resulta difícil de contestar. En realidad no tengo un autor de cabecera, pues lo que me apasiona son las historias que podemos llegar a crear. Los límites de nuestra imaginación. 

Desde Tolkien a Reverte, Pardo Bazán, Vázquez Figueroa, Asimov, Dumas, Umberto Eco, Conrad, Ursula K. Le Guin… Como veis es una amalgama de épocas y estilos, pues así es como me gusta explorar el mundo literario, sin etiquetas, recorriendo diferentes géneros y autores. 

  • AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear? 

JFF: Sin duda a Guillermo de Baskerville de El nombre de la rosa. Representa como ninguno el arquetipo del mentor; el sabio que guía y orienta (no sólo a otros personajes, sino también al lector). Es el tipo de personaje que más me fascina por la capacidad de enriquecer la historia. 

  • AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer? 

JFF: Desde que hice un curso de mecanografía de pequeño me ha gustado mucho más teclear que redactar a mano, por eso escribo siempre con el ordenador. Quizás la única manía sea que al escribir novela me gusta que el texto en la pantalla sea similar al texto publicado, es decir, con sus sangrías, márgenes, guiones largos para los diálogos, el tipo de letra, los espacios, etc. 

  • AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo? 

JFF: Soy búho y si puedo prefiero escribir de noche. Tengo mi rincón en una buhardilla de casa y suelo mantener tanto el hábito como el lugar de trabajo. Pero por mi experiencia os diré que si hay inspiración se puede escribir en un garaje sombrío y sentado en una silla de plástico. En cambio, si no la hay o estás bloqueado, ya puedes estar en un fabuloso nido de águilas en las montañas suizas; no sale ni una letra. 

  • AL: ¿Hay otros géneros que te gusten? 

JFF: Como lo que me interesa son las historias, me gusta que éstas sucedan en periodos diferentes y de modos distintos (sea en un castillo medieval, en el Madrid actual o en el espacio). El motor de mi vida es la curiosidad y si el autor es capaz de despertarla en mí, el viaje, adonde sea, será placentero. 

Además, como cualquier escritor, hay que dividir el tiempo de lectura para documentarse, con ensayos, artículos, etc. A veces se convierte en una apasionante labor detectivesca. 

  • AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?

JFF: Acabo de terminar una novela de ciencia ficción, El hallazgo, de CarterDamon y he empezado con mucho ánimo El mercader de libros de Luis Zueco. Como ves, los cambios de género son vertiginosos. Además tengo entre manos un interesantísimo ensayo sobre arte medieval titulado Imágenes encantadas de Alejandro García Avilés, todo un descubrimiento para entender una de mis obsesiones: ejercitar la mente para poder percibir el mundo como lo haría un hombre medieval. 

En cuanto a las historias que bullen en mi cabeza, aún no se han despejado las brumas y no puedo adelantar nada de mi próxima novela. Ojalá os lo pueda contar pronto.

  • AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?

JFF: Sin duda estamos en pleno proceso de transformación y cambio de paradigma. Además del libro digital, han llegado otras formas de ocio que comparten el mismo nicho que la lectura, me refiero a las redes sociales y las plataformas de streaming. 

La reacción de las editoriales ha sido aumentar la oferta literaria y cada mes salen cientos de novedades, muchas de pequeña tirada para evitar pérdidas. Eso significa que más autores tienen la oportunidad de publicar, pero el recorrido del libro es muy corto, apenas unas semanas o pocos meses, y el resultado a menudo es escaso.

Por otro lado, la manera de acercarse al lector ya no es tanto el libro expuesto en las librerías sino la exposición del autor en las redes. Creo que el éxito se va concentrando en los autores que tienen mayor presencia mediática.

Todo esto no es mejor ni peor, es un cambio. La Historia está llena de cambios, a pequeña o gran escala, que suponen una crisis para unos y una oportunidad para otros. 

  • AL: ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo para historias futuras?

JFF: Sufrí como todos esa sensación de sentir que la realidad se escurría y se imponía otra. Recuerdo que al principio me decía «eso no ocurrirá» o «no llegaremos a eso», y luego ocurría. El confinamiento, las calles vacías, las cifras de fallecidos… Cuando lo piensas, es fuerte.

Interpreto lo ocurrido como un drama histórico vivido en primera persona, pero reconozco que se me ha quedado una sensación funesta. No sé si vamos a aprovechar este toque de atención del planeta para cambiar. Hoy en día está de moda juzgar el pasado con nuestra escala de valores actual y bastante dosis de soberbia. Yo me pregunto, ¿cómo nos juzgarán a nosotros en el futuro? 


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