Jesús Sánchez Adalid tiene nueva novela, Las armas de la luz. El escritor extremeño de novela histórica tiene una trayectoria tan amplia que casi se pierde en el tiempo y los logros: La luz del oriente, El mozárabe, El cautivo, La sublime puerta, El caballero de Alcántara, Alcazaba… Ha sido un placer poder hacer esta entrevista con él. En ella nos habla de esta nueva obra y también cuenta un poco de todo sobre sus autores favoritos o el panorama editorial. Le agradezco mucho su tiempo y amabilidad dedicados.
JESÚS SÁNCHEZ ADALID — ENTREVISTA
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu nueva novela es Las armas de la luz. ¿Qué nos puedes contar de ella?
JESÚS SÁNCHEZ ADALID: Las armas de la luz es un viaje anímico hacia un periodo sumamente interesante de la historia, el final del siglo X y los inicios del siglo IX. Es una época tan fascinante como desconocida.
Todo comienza cuando, cerca del año 1000, Almanzor amenaza una y otra vez el norte de la península Hibérica. Unos misteriosos barcos arriban a la costa tarraconense y dejan un extraño presente en el pequeño puerto de Cubelles. La peripecia vital de dos muchachos nos llevará a través de los diversos territorios de Cataluña, cuando van a dar comienzo las trepidantes campañas militares que culminarán en Córdoba.
La idea surgió por el encuentro con un acontecimiento histórico impresionante, pero inexplicablemente desconocido. Encontré el dato casi por casualidad… Hay historias que pareciera que estaban esperando el momento presente para ser escritas.
Todo empezó durante la investigación de una novela anterior, cuando en las crónicas islámicas apareció un dato muy significativo que era totalmente desconocido para mí: los catalanes saquearon Córdoba en los inicios del siglo XI, cuando todavía el califato estaba en plena vigencia. Aquello ocurrió justo después de la muerte de Almanzor, y como una venganza bien planeada. Porque Almanzor antes, en el año 985, había saqueado y destruido a su vez Barcelona, llevándose a Córdoba toda su riqueza y millares de cautivos.
Los condes catalanes nunca olvidaron aquello, como tampoco el hecho de que los francos no hubiesen acudido para socorrerlos. A partir de entonces, decidieron independizarse de la monarquía franca de iniciar su propia andadura, a pesar de la gran amenaza que suponían los musulmanes. La ocasión de la venganza llegó cuando el califato se vio envuelto en una guerra civil. Los catalanes reunieron un gran ejército y descendieron hasta Córdoba, que todavía seguía siendo la ciudad más rica y esplendorosa de Occidente.
He buscado recrear con fidelidad la vida en los castillos y campamentos guerreros, las peculiares relaciones entre nobles y clérigos, la rica cultura monacal, las costumbres cotidianas, el amor, la guerra, el miedo y el valor… Siempre en los fascinantes escenarios de una tierra singularmente bella y agreste, pero también fértil y poblada de luminosas ciudades: Barcelona, Gerona, Seo de Urgell, Vic, Solsona, Besalú, Berga, Manresa, Tortosa, Lérida…; y de grandes monasterios que extienden su influencia: Santa María de Ripoll, San Cugat, San Juan de las Abadesas, San Pedro de Rodas, San Martín de Canigó… Con la esplendorosa Córdoba califal como telón de fondo.
En medio de todo esto, una mujer joven se debatirá para liberarse de las ataduras de su cerrado mundo familiar y social.
Otra figura crucial de Las armas de la luz es Oliba, hijo de los condes de Cerdanya y Besalú, que en el año 1002 renuncia a su herencia para hacerse monje. En medio de la confusión y la violencia, surge un hombre cuya cordura y sabiduría aportará luz, y descubrirá el verdadero tesoro, que es de naturaleza espiritual…
- AL: ¿Recuerdas el primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
JSA: El primer libro que recuerdo haber leído se titulaba Yo soy extremeño. Era un libro para niños que describía cosas de Extremadura y contaba historias de personajes extremeños del pasado.
La primera historia la escribí con 10 años. Era un cuento sobre un pianista.
- AL: ¿Cuál fue el primer libro que te impactó y por qué?
JSA: Me impactó mucho Miguel Strogoff de Julio Verne. Me emocionó, me mantuvo en tensión, me hizo viajar… Nunca he podido olvidar esa historia.
- AL: ¿Quién es tu escritor favorito? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
JSA: Esta es una pregunta nada fácil de contestar en mi caso. Pero lo intento… Miguel Delibes, como autor contemporáneo español. Pío Baroja, Benito Pérez Galdós, Luis Landero… Extranjeros: Victor Hugo, Fiodor Dostoievski, León Tolstói, Antón Chéjov, Vladimir Nabokov (soy de autores rusos…). Pero también Thomas Mann, Virginia Woolf, Orhan Pamuk, Nagib Mafoud, Najib Mahfoud… ¡Son tantos!
- AL: ¿Qué personaje de un libro te hubiera gustado conocer y crear?
JSA: El vizconde demediado de Italo Calvino.
- AL: ¿Alguna manía a la hora de escribir o leer?
JSA: Escribo con bolígrafo de tinta negra en folio blanco. Después se pasa a ordenador…
Leo junto a una ventana de mi casa de Alange. Frente a un paisaje bastante hermoso.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
JSA: La caída de la tarde junto a esa ventana.
- AL: ¿Otros géneros que te gusten además del histórico?
JSA: No suelo leer novelas históricas, puesto que dedico mucho tiempo a leer historia, tratados, crónicas, ensayos… Por lo demás, leo un poco de todo: filosofía, libros de viajes, clásicos, biografías e incluso libros de cocina y gastronomía.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
JSA: Leo un libro de Eugenio Zolli, titulado Antes del alba. Y estoy escribiendo el guion para un documental de tema histórico.
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial para tantos autores como hay o quieren publicar?
JSA: Me parece que hay muchas oportunidades. El soporte digital es una buena ocasión para empezar. Nunca hay que desanimarse. Una buena noticia es que, a pesar de la pandemia, ha crecido el mercado editorial y se lee bastante más que hace un año.
- ¿Te está siendo difícil el momento de crisis que estamos viviendo o podrás quedarte con algo positivo?
JSA: Es un momento terrible. Pero, en mi caso, he podido reflexionar y trabajar con mayor quietud y concentración.
Los tiempos que estamos viviendo son, en efecto tristes, desoladores… Estamos ante una situación nueva e inesperada. Todos nosotros, crecidos en una cultura que cada vez más trataba de desterrar el dolor y la muerte, nos enfrentamos de repente a la fragilidad y al desamparo. Las preguntas nos llegan de manera directa y violenta a través del peligro inminente y del miedo que nos agita. Es el miedo a enfermar, a ser secuestrado en una unidad de cuidados intensivos… Es, finalmente, el miedo a morir. La pandemia nos ha devuelto a la muerte, al acontecimiento más terrible e insalvable para muchos.
Me he encontrado con situaciones muy dolorosas. Pero también esta época rara, como toda circunstancia adversa, tiene sus enseñanzas y sus momentos de consuelo y de luz. No hay aquí espacio suficiente para contar los casos con la necesaria descripción. Baste decir que estoy descubriendo cosas apasionantes del ser humano, ¡esa maravilla que somos!, mezcla misteriosa de sombras y luces… Hay gente que acude a mí, con frecuencia maravillada, por haberse descubierto interiormente, por el encuentro con muchas virtudes humanas que se mantenían latentes y que ahora afloran… Amistades recuperadas, familias desunidas que se reencuentran, llamadas inesperadas, perdones, reconciliaciones, actos heroicos, desinterés, amor sincero… Estoy seguro de que en adelante ¡nada será igual!