Jack London. Aniversario de su nacimiento con algunas de sus frases

1. Jack London, con 9 años y su perro Rollo; 2. En su juventud; 3. En 1914.

Celebramos un año más el nacimiento de Jack London, uno de los escritores más aclamados de la novela de aventuras. London veía la luz el 12 de enero de 1876 en San Francisco. Su vida fue tan apasionante como cualquiera de sus historias y con personajes parecidos. Títulos como La llamada de la selva (con nueva versión cociéndose en el cine y con el nombre de Harrison Ford asociado), Colmillo blanco o El lobo de mar son referentes universales del género. Lo celebro con algunas de las frases más recordadas suyas y de sus obras.

La llamada de la selva

  • El fantasmal silencio del invierno había dado paso al intenso murmullo primaveral del despertar de la vida.
  • Tenía la fidelidad y la devoción nacidas al amparo del fuego y del techo, pero había conservado la ferocidad y la astucia.
  • Era el hombre que le había salvado la vida, lo que no era poco, pero además, era el amo ideal. Otros hombres se ocupaban de sus perros por sentido del deber y por conveniencia; pero éste lo hacía como si fueran sus propios hijos, porque le salía del alma.
  • El amor, un genuino amor apasionado, lo invadió por vez primera.
  • Estaban vivos a medias, o quizá menos. No eran más que bolsas de huesos en las que todavía alentaba un débil soplo vital.
  • Y cuando en las noches quietas y frías dirigía el hocico hacia alguna estrella y aullaba como un lobo, eran sus antepasados, muertos y ya convertidos en polvo, los que dirigían el hocico a las estrellas y aullaban a través de los siglos. Y las cadencias de Buck eran las cadencias de ellos, las cadencias con que expresaban su pena y el significado que para ellos tenían el silencio, el frío y la oscuridad.
  • Su astucia era la del lobo, una astucia salvaje; su inteligencia, la inteligencia del pastor escocés y el san bernardo; y esta conjunción, añadida a la experiencia adquirida en la más feroz de las escuelas, lo convertían en una criatura tan formidable como las que habitaban la selva.

El lobo de mar

  • ¿La vida? ¡Bah! No tiene ningún valor. Dentro de lo barato, es de lo más barato.
  • Mi intimidad con Wolf Larsen va en aumento, si es que pueden llamarse así las relaciones que existen entre patrón y marinero, y mejor aún entre rey y bufón. Para él no soy más que un juguete. Mi ocupación es entretenerle, y mientras le entretengo, todo va bien, pero en cuanto empieza a aburrirse o tiene uno de esos ratos de humor negro, quedo en seguida relegado desde la mesa de la cabina a la cocina, y al mismo tiempo puedo llamarme dichoso si escapo con vida y el cuerpo intacto.
  • -Creo que la vida es como una espuma, un fermento -respondió prontamente-; una cosa que tiene movimiento y que puede moverse durante un minuto, una hora, un año o cien años, pero que al fin cesará de moverse. El grande se come al pequeño, para poder continuar moviéndose; el fuerte al débil, para conservar la fuerza. El afortunado se come la mayor parte, y se mueve más tiempo, eso es todo. ¿Qué te parecen estas cosas?

Colmillo Blanco

  • Colmillo Blanco pudo, por fin, expresar el gran amor que sentía hacia Scott. Adelantó de repente la cabeza y la metió forcejeando bajo el sobaco de su amo. Y allí, aprisionada voluntariamente, oculta a la vista, con la sola excepción de las orejas, muda ya, sin gruñidos, continuó forcejeando suavemente, dando ligeras hocicadas y colocándose mejor.
  • Para enfrentarse al constante peligro de ser herido e incluso destruido, sus facultades depredadoras y defensivas se desarrollaron. Se volvió más ágil que los otros perros, rápido de patas, astuto, mortal, más liviano, más delgado, con músculos y nervios de hierro, más resistente, más cruel, más feroz y más inteligente. Tuvo que ser todo eso, de lo contrario no hubiese resistido ni sobrevivido al hostil ambiente en donde se halló.

Frases

  • Escribo sin más propósito que para añadir algo mío a la belleza.
  • ¡Preferiría ser cenizas que polvo! Preferiría que mi chispa se queme en una brillante hoguera a que sea extinguida por seca desintegración. Preferiría ser un espléndido meteoro, cada átomo en mi en magnífico resplandor, que un soñoliento y permanente planeta.
  • No vivo de lo que el mundo piensa de mí, sino de lo que yo pienso de mí mismo.
  • Hay un éxtasis que señala la cúspide de la vida, más allá de la cual la vida no puede elevarse. Pero la paradoja de la vida es tal que ese éxtasis se presenta cuando uno está vivo, y se presenta como un olvido total de que se está vivo.
  • No se puede esperar a la inspiración, hay que ir a buscarla.
  • El hombre se distingue de los demás animales por ser el único que maltrata a su hembra
  • La función del ser humano es vivir, no existir. No voy a gastar mis días tratando de prolongarlos, voy a aprovechar mi tiempo.

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