J.K Rowling recupera el cliché femenino bajo el pseudónimo de Robert Galbraith

J.K. Rowling se aleja de las detectives del S.XXI bajo el pseudónimo de Robert Galbraith.

J.K. Rowling se aleja de las detectives del S.XXI bajo el pseudónimo de Robert Galbraith.

La aventura literaria de J.K. Rowling  en la novela negra, publicada con el pseudónimo Robert Galbraith, nos regala a Cormoran Strike: un detective tenaz, ex militar, ex boxedor, feo y fuerte a pesar de faltarle una pierna por debajo de la rodilla. Un tipo duro de los que en otra época llevarían sombrero y un cigarro permanentemente colgando de la comisura de los labios.

Rowling nos presenta a su lado, un paso por detrás, a la protagonista femenina, Robin, que comparte casos y oficina con Strike,  pero con rasgos de las féminas de los años cincuenta: Robin, decidida, persistente, frágil y necesitada de protección.

Cormoran  Strike sale con Ellin una guapa y triunfadora millonaria, Robin con Maxwell un chico que no respeta su trabajo y preferiría que se dedicara a una profesión más convencional y mejor remunerada. Robin es un personaje entrañable con rasgos admirables, inteligente y luchadora, pero necesita y admira a Strike de una forma tan intensa e incluso íntima, que aleja al personaje de la mujer que lucha por su sitio, en igualdad de condiciones, en la sociedad el siglo XXI.

Strike, por su lado,  está más cerca de Philippe Marlowe que de los modernos detectives, está lejos de un Brunetti familiar que admira a su mujer, Paola, con la que comparte gustos gastronómicos y literarios. A lo largo de la serie vamos conociendo a Cormoran Strike, su infancia descarnada con una madre adicta y un padrastro violento, narcisista y holgazán. Este paso encuadra al personaje de Strike, conocemos mucho más de él de lo que conocíamos de los primeros detectives que dieron vida a la novela negra, pero el resultado es similar, porque sus vivencias no dejan en él ninguna herida emocional, Strike no tiene miedo, es un hombre bueno, recio  y protector, al que a veces, sin querer, es fácil ponerle la cara de Humprey Bogart interpretando a Sam Spade o de Stacy Keach en la inolvidable serie televisiva Mike Hammer.

A Robin, que ha sufrido una violación cuando aún estaba en la Universidad y ha luchado por superarla, aunque no llegó a encontrar el valor para graduarse después del asalto sufrido, es difícil compararla con detectives como Kinsey Milhone, Petra Delicado o no digamos ya con personajes como Lisbeth Salader. Rowling construye una detective digna de la sociedad de los años cuarenta, mucho más cerca de la perfecta secretaria de Philippe Marlowe que de una detective con un pasado traumático, que se enfrenta a los criminales más sórdidos como Amaia Salazar.


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  1.   Magali dijo

    Qué tal Ana, te comento que yo he disfrutado mucho estos libros, hay en ellos algo que simplemente me atrapó. A pesar de que concuerdo en parte con tu análisis de personajes, para mí Robin ofrece mucho más de lo que crítica deja ver, al menos en la última entrega ha demostrado sus cualidades más especiales, ella no es detective, está empezando a involucrarse en ello, lo de ser detective era más bien un sueño infantil que está empezando a vivir, compararla con un detective en esta etapa de su personaje no me parece del todo justo, además, es notorio que su ciega devoción a Strike ya no lo es tanto y estoy completamente segura que más desafíos a los métodos de Strike vendrán de su parte. Lejos de catalogarla como una detective de la sociedad de los 40, considero que es una mujer del siglo XXI que, como muchas más, está en ese trance de olvidarse de ser la mujer perfecta para encontrarse a sí misma. Esperaría a juzgarla como detective por lo menos hasta el siguiente libro 😉

  2.   Ana Lena Rivera Muñiz dijo

    Hola Magali: A mi no me disgustan los libros de Robert Galbraith, aunque te soy sincera: No me enamoran, pero aquí me tienes, lectora recurrente, con El oficio del mal recién terminado. Me encanta la novela clásica con los tipos duros en el rol de detective; Philippe Marlowe o Sam Spade eran geniales y me gusta releerlos de año en año, igual que hace pocas semanas encontré perdido en mi estantería uno de los casos de Perry Mason y me hizó mucha ilusión perderme un par de horas de nuevo con él. A día de hoy el género negro ha evolucionado, como todos los géneros, y los personajes son más actuales, más parecidos a las personas reales de la sociedad que vivimos hoy. Igual que en las novelas de Agatha Christie se comunicaban por telegramas y hoy los detectives usan el whatsapp y el email. La mujer hoy juega un rol protagonista al mismo nivel que el hombre y muchos autores y autoras apuestan por ello. Las tres novelas de Rowling en el género negro me recuerdan a las clásicas mucho más que a las modernas, en todo, personajes femeninos y también masculinos y eso no es malo, es un estilo. Lo que me sorprende es esta elección de una autora con las vivencias personales de J.K. Rowling y creo que el hecho de publicar bajo pseudónimo masculino es significativo del estilo que elige para su serie negra. Eso sí, te hago caso, y aquí estaré, lista para leer la cuarta entrega. Veremos como evoluciona Robin porque quizás, como tu dices, madure como persona y como detective y nos esté esperando una sorpresa. Me alegraría mucho que fuera así. Y si no, no será de mi gusto, pero eso no la hará ni mejor ni peor como novela.
    Muchas gracias por leer el artículo, por opinar, por comentar, y por descubrirnos otro ángulo desde donde observar la historia.