Iván Krylov. Retrato por Karl Briulov (1839) — Galería Tetryakov. Moscú
A Iván Krylov lo descubrí por casualidad hace años, en mis lecturas de documentación para una novela que estaba escribiendo ambientada en la Unión Soviética a finales de la Segunda Guerra Mundial. Leí de todo entonces: prosa, poesía y cuentos, porque cualquier tipo de texto de autores rusos me llamaba la atención, o consideré que me podía servir para un determinado momento. A Krylov, además, le tomé prestado el apellido porque me gustó para uno de mis personajes. Nació en Moscú un día como hoy de 1768 y es considerado como el más grande y famoso fabulista ruso. Así que lo traigo por aquí para presentarlo para quien no lo conozca y para leer un par de sus fábulas.
Iván Andréievich Krylov
Iván Andréyevich Krylov fue hijo de un militar, que falleció cuando él tenía 10 años. Con su madre se trasladó a San Petersburgo, para pedir una pensión del gobierno. Krylov consiguió un trabajo en la Corte, pero lo dejó pronto para dedicarse íntegramente a su carrera literaria. Una comedia que había escrito a los 14 años fue su primera publicación, que también ganó un premio que invirtió en obras de autores franceses, tan de moda en aquellos tiempos. Así, en un principio, se dio a conocer como escritor satírico y social con obras como El correo de los espíritus, El espectador y El mercurio de San Petersburgo.
Al empezar el siglo XIX publicó una primera colección de 23 fábulas y obtuvo muchísimo éxito. Así que siguió publicando volúmenes (hasta 8) que le sirvieron para aumentar su popularidad y ser considerado hasta ahora el fabulista por excelencia de la literatura rusa. Por supuesto, las fuentes para sus fábulas beben de la inspiración de los clásicos como Esopo o La Fontaine, pero también con los rasgos del carácter ruso. Y comparten la intención didáctica y ejemplarizante propia del género, además de mostrar los vicios humanos y destacar en especial la incompetencia, la arrogancia y la estupidez en la sociedad de la época.
Su estilo se caracteriza por el uso que hace de la libertad de la lengua, que implica más realismo y lo acerca más al pueblo, de ahí su éxito. Por ejemplo, hacía pensar y hablar a los animales como rusos reales y no como criaturas abstractas. Esa digamos cercanía lo pusieron en el punto de mira de los críticos más cultos, que lo señalaban y despreciaban ese uso libre del lenguaje. Pero también hubo autores un poco más posteriores como Alexander Pushkin, máximo exponente del romanticismo, que lo consideró como un «auténtico poeta popular ruso». Krylov murió en San Peterburgo en 1844.
Dos fábulas
El mosquito y el pastor
El pastor dormía a la sombra, confiado en sus perros,
cuando una serpiente, al verlo, salió de los arbustos