El haiku es un género poético originario de Japón. Se trata de un poema breve inspirado en la emoción de un momento concreto, en el asombro y la conexión de cada ser con la naturaleza. A continuación, desarrollamos sus características y vemos algunos ejemplos de la obra de autores clásicos japoneses, y también de otros países, que lo han cultivado.
Viene a ser también una tradición que permite exponer el alma para favorecer su recuperación en caso de sufrimiento y también sacar o reforzar tanto el coraje, la resistencia y el valor. En ese sentido se suele usar también como herramienta terapéutica por su efecto catártico y liberador.
Características del haiku
- Su rasgo más distintivo es que se escriben en 5-7-5 moras (sílabas) respectivamente. Con estructura de tres versos sin rima, aunque esta métrica puede ser flexible.
- También, según marca la tradición, todo haiku debe incluir un kigo, que es una palabra o expresión que indica la época del año a la que se refiere el texto. Por ejemplo, si aparece la palabra nevada, nos remite al invierno. O si tenemos, por su parte, nos vamos a la primavera.
- Los haikus describen o muestran escenas de la naturaleza o de la vida cotidiana. Hay animales, plantas, paisajes o fenómenos meteorológicos. Y respecto a la vida cotidiana, podemos ver cuadros de los pueblos, las ciudades o los caminos. Pero también es posible encontrar algunos con el amor como temática.
- Un haiku pretende transmitir o evocar la impresión que ha causado la contemplación de algo. En él el haijin (autor o poeta) transmite la emoción que ha sentido al ver algo y es ahí donde el haiku deja de ser un texto solo descriptivo para convertirse en poesía.
- El estilo de los haikus suele ser natural y sencillo y deben evitarse más recursos estilísticos.
Filosofía zen
Es habitual que se asocie a menudo la escritura del haiku con el mundo zen, ya que esta filosofía los usó para su difusión, pero hay que matizar que se trata de una poesía mucho más antigua.
Autores
También los primeros poetas acompañaban sus haikus con una ilustración, que no estaba perfilada del todo y que se llamaba haiga. Esta tradición la inició el más célebre y reconocido autor de este tipo de poesía, que fue Matsuo Bashö en el siglo XVII, el más famoso del período Edo japonés.
Otros autores contemporáneos del anterior fueron Ihara Saikaku y Ueshima Onitsura. En el siguiente siglo destacaron Yosa Buson o Kobayashi Issa, que ya entró en el XIX, donde también se encuadra Masaoka Shiki, entre otros.
Este género poético también ha cautivado a muchos escritores occidentales que los han escrito en sus respectivos idiomas.
Haikus conocidos
Matsuo Bashö
Este camino
nadie lo recorre ya
salvo el crepúsculo.
Mañana fría.
Voces de peregrinos
que se despiden.
Yosa Buson
Los días lentos
se apilan, evocando
un viejo antaño.
Bajo la lluvia de verano
el sendero
desapareció.
Profunda melancolía.
El peine de mi esposa difunta
he pisado en la alcoba.
Kobayashi Issa
De no estar tú,
demasiado enorme
sería el bosque.
La mariposa revolotea
como si desesperara
en este mundo
Ven conmigo,
juguemos juntos,
gorrión sin padres.
Natsume Soseki
Sobre la montaña florida
Sueltan los caballos
En el cielo otoñal
Luna al este.
Durmiendo estarás
a estas horas.
Kijo Murakami
Mañana de otoño
me miro en el espejo
y veo a mi padre.
Watanabe Hakusen
Anoche cubrí
mis hijos dormidos
y el ruido del mar.
Akiko Yanakiwara
El bote se aleja
y forma un camino blanco
mi dolor y su huella.
Más rápido que granizo
y más liviano que pluma
un pensamiento cruzó mi mente.
Ogiwara Seisensui
Cuando canta la cigarra,
cuando canta,
canta en coro
y el sol muere.
Yamagushi Sodo
Esta primavera en mi cabaña
Absolutamente nada
Absolutamente todo
Taneda Santoka
Mi cuenco de mendigar
acepta hojas caídas
Masaoka Shiki
Corté una rama
y clareó mejor
por la ventana.
Primavera en el hogar.
No hay nada
y sin embargo hay de todo.
Florece el cerezo;
sin esposa, triste
en la posada.
Nagai Kafuu
Aroma de lirio.
Puerta donde espero a alguien;
noche de luna velada.
Takarai Kikaku
Lluvias de mayo
y de pronto, la luna
entre los pinos.
Chiyo-Ni
Habiendo observado la luna
parto de esta vida
con una bendición.
El agua se cristaliza.
Las luciérnagas se apagan
Nada existe
Kato Gyodai
Apagado el altar del Buda
el cuarto pertenece
a las muñecas
Las hojas que caen sobre otras hojas
Se unen
La lluvia arrasa sobre otra lluvia
Una noche de primavera.
Pareciera que a nadie pertenece
esa carreta abandonada.
Autores no japoneses
Jorge Luis Borges
¿Es un imperio
esa luz que se apaga
o una luciérnaga?
Octavio Paz
Hecho de aire
entre pinos y rocas
brota el poema.
Mario Benedetti
Tiembla el rocío
y las hojas moradas
y un colibrí.