A nadie se le escapa que Gabriel García Márquez es uno de los más grandes escritores que la humanidad ha dado… sin embargo, y como él admitió en más de una ocasión, la ortografía no era su fuerte y cometía alguna que otra falta cuando redactaba sus exquisitas obras, dejando de la mano de sus editores y de sus correctores la misión de enmendar los gazapos que pudiera cometer.
De hecho el propio autor se manifestó en más de una ocasión a favor de hacer algunos cambios en la lengua para simplificar la ortografía de modo que ésta no fuera uno de los terrores de los hombres y de las mujeres desde que nacen hasta que mueren.
No obstante se lo tomaba con humor, y en su biografía “Vivir para contarlo” nos dejó una genial anécdota de un amigo suyo que está directamente relacionada con esto que os estamos contando y que es verdaderamente simpática.
Dice así:
Andrés Bello, un filólogo muy importante, se carteaba con un amigo que tenía unas faltas de ortografía desesperantes. Un día, después de pasar juntos la tarde, el amigo se despidió de él diciéndole: “Esta semana le escribiré sin falta”. Bello respondió: “¡No se tome ese trabajo! Escríbame como siempre”.
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Simplificar la ortografía sería como quitar colores a la pintura. Se perderían matices, texturas, riqueza.
Me parece que el Andrés Bello al que se refiere la anécdota es el filólogo venezolano (1781-1865) y no un amigo de García Márquez.
Se supone que es él, García Marquez, el amigo de Andrés Bello de quien habla.
Es un consuelo que García Márquez padezca de mala ortografía, según dicen.
He visto aveces respuestas menospresiando al autor por alguna falta de ortografía, sin mencionar siquiera la idea expresada.
Sería como decir que nosotros los ignorantes y desinformados no podemos tener ideas que valgan la pena, porque no sabemos expresarla en forma correcta.
A mi me pasa al escribir algunas anecdotas de mi vida!! Admiro a Gabrielito :3 para mi es el mejor escritor nacional
Las ortografía se estudia, pero el talento no.
Las ideas es lo que vale, pues yo tengo ese problema también ortográfico, y continuo a escribir sin importarme, porque mis ideas no tienen precio.
Los talentos artísticos, y la genialidad son considerados y valorada después de la muerte en la mayoría, en vida son considerados locos y se ignoran.
Es cierto que aquello que estimula nuestra creatividad es el dolor y rechazo de la gente, por lo menos en mi caso es así.
El amigo lo es de Andrés Bello y no de García Márquez, lean otra vez.
De hecho sí se refiere a él como amigo ya que dice: en su biografía “Vivir para contarlo” nos dejó una genial anécdota de un amigo suyo que está directamente relacionada con esto.