Gánster, colaboracionista, criminal, prófugo y escritor.

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Fotografía de José Giovanni .

A lo largo de la historia hemos tenido casos en los que la propia vida  de algún escritor ha  superado con creces cualquier ficción literaria que ellos mismos, u otros, pudiesen haber  creado. Vidas muy alejadas al prototipo de autor recluido horas y horas en su lugar de creación, alejado de cualquier mal y centrado, únicamente, a la cultura y a las letras.

Lógicamente, aunque existan este tipo de seres entre los escritores que la humanidad ha dado, he de reconocer que tampoco es que sea lo habitual a pesar que esta imagen pueda estar extendida entre el ideario de nuestra sociedad.

De todas formas, creo que hay pocos escritores que hayan tenido una vida y una historia personal como la que tuvo el francés de origen corso José Giovanni.  Una vida radicalmente antagónica a lo que se pueda presuponer la  de un escritor que, durante gran parte de su existencia, se vio involucrado en asesinatos, colaboracionismo, extorsión y crimen en una Europa convulsa del final de la II Guerra Mundial.

José Giovani, primero de todo,  nació en París el 22 de junio de 1923 y sus padres, originarios de la isla de  Córcega, le bautizaron con el nombre de Joseph Damiani que era, por lo tanto, su verdadero nombre y apellido.

Cuando Francia fue ocupada por el III Reich de Hitler, el joven Giovanni que contaba con escasos 17 años, comenzó su andadura criminal que se prolongó durante los años de ocupación alemana y los años posteriores. Ingresó, por lo tanto, en una banda de gánsters que tomó como zona de control el barrio parisino de Pigalle.

Miembros de esta banda como Abel Damos fueron al mismo tiempo piezas dentro del engranaje de la Gestapo alemana en su ramificación en el país galo. De esta forma, la “carlinga” que así se conocía a esta vertiente de la Gestapo se benefició del grupo criminal al que pertenecía Giovanni junto con  otros, para extender su dominio entre la población ocupada. Debido a ello estos grupos  obtuvieron una «patente de corso» para seguir con una total  impunidad a la hora de realizar  sus fechorías.

 Todos los integrantes, de esta forma, se convirtieron en colaboracionistas de los alemanes e incluso, muchos, se encargaron de  la persecución de partisanos, judíos o personas contrarias al régimen. Durante estos años turbios y complicados Giovanni participó en chantajes de todo tipo y en el asesinato de un patrón de una empresa de licores llamado Haïm Cohen . De todas formas, el crimen más sonado consistió  en la extorsión y asesinato de los hermanos Jules y Roger Peugeot.

Por este doble asesinato producido en 1945 y durante la investigación de este en 1948 , fue detenido y condenado a muerte. A pesar de que su destino lo llevaba irremediablemente a la guillotina,  consiguió evadirse de tal funesto destino debido a que el presidente Vincent Auriol, en aplicación del artículo 17 de la Constitución Francesa, le conmutó la pena de muerte por la de veinte años de trabajos forzados.

Aun así , nuestro protagonista, durante sus años de preso, también formó parte de un asombroso intento de fuga de la cárcel de La Santé por mediación de un túnel que finalmente no le permitió escaparse del penal. Una vez fuera de la cárcel y debido a su condena a trabajos forzados, estuvo limpiando de minas que formaban parte del llamado muro atlántico de Hitler en  las playas de Normandía y las zonas cercanas a estas.

Fue durante esta época posterior a su condena, a la edad de 33 años, cuando  comenzó con su faceta de escritor escribiendo “Le Trou”, su primera novela basada, precisamente, en su intento de fuga con otros presos. Curiosamente fue su propio abogado quien consiguió que este libro  fuera finalmente editado.

A este libro primigenio siguieron: “Classe tous risques», “l’Excomunité” y “Le Deuxième Souffle»”. Todos  ellos,  junto a “Le Trou”, fueron también llevados a la gran pantalla. Debido a ello, todo sea dicho,  tuvo sus pinitos como guionista en el mundo del séptimo arte convirtiéndose así en un escritor polifacético .

Durante sus últimos años  de vida se dedicó a visitar a jóvenes presos por las cárceles de Francia para convencerlos y animarlos en la reinserción presentándose como ejemplo para demostrar que un futuro puede ser posible fuera de la delincuencia.

Giovanni seguramente fue víctima de su tiempo y de una época en la que la inestabilidad política y social junto a la guerra, llevó a muchos hombres a un extremo inexplicable ni permisible en nuestros días.

No sería justo por nuestra parte, por lo tanto,  ponernos a condenar a Giovanni por su pasado,  a pesar, lógicamente,  de que lo que hiciera sí que fuera condenable. Prefiero, por lo contrario, valorar que esa vida nada respetable pudo haber sido la causante de una obra literaria verdaderamente respetable.


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  1.   Mariola Díaz-Cano Arévalo dijo

    Hola, Álex.
    Muy buen artículo. He leído a Giovanni y me gustó mucho. Me quedo con tu última frase.
    Un saludo.

    1.    Alex Martinez dijo

      Hola Mariola, pues si a mi también me gustó mucho. La verdad que creo que tenemos los mismos gustos literarios jejej un abrazo.

      1.    Mariola Díaz-Cano Arévalo dijo

        Pues muy parecidos sí que son, je, je…

  2.   Alberto Fernández Díaz dijo

    Hola, Álex.
    Hacía cierto tiempo que no leía nada tuyo. Muy interesante artículo. No conocía la existencia de este personaje. Una vida de película o de novela, totalmente cierto. Incluso saliendo del campo literario, también hay personas cuyas vidas serían dignas del cine y de una obra escrita y que nadie o casi nadie conoce.
    No sabía que la Gestapo se aprovechó de las bandas criminales para controlar mejor a los franceses (y eso que me apasiona la II Guerra Mundial). Sospecho que poca gente lo sabe. Terrible y muy retorcido, pero muy provechoso para ambas partes. Qué asco de gente.
    Desde luego, no es nada habitual que alguien con un perfil como el de José Giovanni se reinserte (eso me parece). Y mucho menos habitual es que se dedique a escribir.
    A ver si consigo ver las películas basadas en sus libros (intuyo que deben de ser buenas) y leer alguno de éstos.
    Un saludo desde Oviedo.