Francisco García Pavón. Centenario con Plinio y las voces en Ruidera

Caricatura en la solapa del libro Voces en Ruidera. De Mingote y Cabañas.

Este año se cumple el centenario del nacimiento del escritor tomellosero Francisco García Pavón, y también los 30 años de su muerte. Soy manchega de pura cepa, viví mi primera infancia en Tomelloso y García Pavón por aquí es una institución.

Ya hablé un día de su creación más famosa, el jefe de la G. M. T. (Guardia Municipal de Tomelloso), el incomparable Manuel González, Plinio para el mundo conocido. Hoy conmemoro estas efemérides con la reseña de Voces en Ruidera, uno de sus libros más impactantes, interesantes y controvertidos que recomiendo descubrir.

Voces en Ruidera

El comisario Anselmo Perales, de la Brigada de Investigación Criminal de Madrid, contacta con su colega y amigo Manuel González alias Plinio para darle un encargo. Tiene que ir de incógnito a las lagunas de Ruidera para colaborar en un misterioso caso de ámbito nacional relacionado con un secuestro.

Así que allí va Plinio, algo desconcertado por la misión de mucho secretismo y de la que no puede hablar. La excusa que pone son unas vacaciones con su familia. También hay otra excusa: la de investigar unos horribles gritos que se escuchan a medianoche junto a las lagunas y que tienen revolucionados a todos los de alrededor.

Es la novela más cervantina de la saga. Está ambientada en escenarios que siguen admirando a cualquiera que pasa por esta tierra tan llana y seca. Sorprende, además y sobre todo, por una carga sexual muy explícita cuyo clímax se da en un final muy impactante que en su día escandalizó a la censura.

Y lo que no falta es la riqueza del lenguaje de García Pavón, maestro en reflejar, describir y narrar sobre la idiosincrasia manchega. Es memorable el episodio sobre la consulta (y lo que les pide) a Plinio y don Lotario de Ignacio, un recién casado con problemas para «cumplir» con su mujer. La llaneza, que no simpleza, el humor, la retranca y expresiones muy locales para los que somos del terruño. Solo por eso merece la pena su lectura para los propios y también para los ajenos a este universo tan particular.

Plinio y su familia

Es la novela donde más protagonismo tienen su mujer Gregoria y su hija Alfonsa, muy secundarias habitualmente en el resto de títulos. Ellas lo acompañan con buen ánimo, aunque saben que son pretexto para un nuevo caso. Pero también son pretexto para alguno de los mejores párrafos de la novela, como el de abajo.

Más personajes

No faltan los habituales como don Lotario, dispuesto en cualquier momento para las «pesquisiciones» de su amigo Plinio, un doctor Watson manchego y veterinario. También aparece por ahí el cabo Maleza, segundo de Plinio, y los siempre robaescenas Antonio el Faraón y Braulio el filósofo, uno de esos personajes cuyas intervenciones son irrepetibles. También está don Ricardo, el profesor de instituto. Y todos van también a Ruidera a ver cómo le va a Plinio.

Los personajes concretos de este libro son la prostituta Gala (determinante en la resolución del caso), don Circunciso y su perro Vida (que no son quienes parecen), los hermanos Riofrío o los García López (la madre y el hijo residentes por la zona que suelen pasear de vez en cuando).

Un fragmento

«Como las mujeres iban delante, le dio por fijarse en su hija. Marchaba apoyada en el brazo de la madre, diciéndole cosillas, riendo a veces y moviendo con ritmo sus piernas firmísimas. Qué raro es eso de tener un hijo. Que a causa de un refriegue de dos cuerpos durante un ratillo de la noche, le saliese a la madre entre las ingles un cuerpecillo recién hecho y calentuzo, saquillo de tantas potencias de los padres, abuelos, pentabuelos y centeabuelos, era cosa muy rara. Ahí la tenían, tan ajena y tan de uno; tan de sí y tan nuestra; pero también tan de otros».


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